Es difícil decir adiós, pero a las 12 y un minuto del próximo 20 de enero Joe Biden será el nuevo presidente de Estados Unidos, quiera o no el presidente saliente, Donald Trump.
La tradición de conceder en público la derrota en unas elecciones se remonta al siglo XIX. Se considera caballeroso y saludable para la democracia, pero no todo el mundo está equipado para tolerar la frustración.
La negativa a asumir la realidad está costando miles de dólares que salen de los bolsillos de sus simpatizantes y sirven para pagar a abogados que tienen pocas o nulas opciones de cambiar el resultado de la elección en un tribunal.
Su entorno cercano cree que habrá batalla hasta diciembre. Llegará entonces el momento de preparar lo que venga después de la Casa Blanca.
Pero hasta entonces, ¿por qué este empecinamiento? ¿Qué pasa si llega el 20 de enero y el presidente no ha cedido?
En el episodio de esta semana, Julio Vaqueiro, Marina Franco y Jorge Carrasco repasan los litigios y analizan las razones por las que el presidente se niega a abandonar el edificio presidencial.