IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Muere Benedicto XVI a los 95 años: siempre será recordado por renunciar al papado

Joseph Ratzinger fue el primer papa en renunciar al pontificado en 600 años. Sus visiones conservadoras le otorgaron el apodo de 'Rottweiler de Dios' y estuvo envuelto en varias polémicas hasta 2013, cuando anunció su retiro. Su funeral será el 5 de enero en la Basílica de San Pedro.

Benedicto XVI falleció este sábado a los 95 años. El papa emérito vivió sus últimos años recluido en el monasterio Mater Ecclesiae, dentro de los Jardines del Vaticano, cumpliendo su palabra de no hacer sombra a su sucesor, Francisco. Su pontificado estuvo marcado por poner fin al silencio de la Iglesia sobre los abusos sexuales de sacerdotes a menores. Este giro, tras décadas de encubrimiento, hizo tambalear los cimientos de la institución. Pero fue la filtración de documentos personales por parte de su mayordomo, el llamado caso Vatileaks, lo que terminó propiciando su renuncia, un hecho insólito que no había ocurrido en los últimos 600 años.

En sus últimas semanas como cardenal, Joseph Ratzinger -nacido en Alemania el 16 de abril de 1927- había avisado de que las cosas debían cambiar. “Cuánta suciedad hay en la Iglesia y también entre aquellos que se deben entregar a la causa del sacerdocio y pertenecer completamente a ella. Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia”, manifestó durante el Viacrucis de Semana Santa en marzo de 2005.

Aquellas palabras retumbaron en las cabezas de muchos prelados que, un mes más tarde, el 19 de abril, lo eligieron en la primera votación del cónclave como sucesor de Juan Pablo II, de quien fue mano derecha durante más de 20 años. 

[El papa Francisco pide rezar por Benedicto XVI: “Está muy enfermo”]

Muchos esperaban que su ascenso al Trono de San Pedro fuera la oportunidad para poner orden a una entidad afectada por los escándalos sexuales y la desafección de los fieles. Teólogo de formación, representaba la línea más dogmática de la Iglesia y había ejercido desde 1981 como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, heredera de la antigua Inquisición. 

Benedicto XVI fue firme en 2006 en forzar la renuncia del sacerdote mexicano Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, quien fue protegido de Juan Pablo II y era investigado por pederastia. Dos años después, se reunió por primera vez con víctimas de abusos en Estados Unidos, donde varias diócesis acumulaban miles de acusaciones. Pidió perdón y dijo sentirse “profundamente avergonzado”, dos gestos que ninguno de sus antecesores había hecho. 

Pero las denuncias de pederastia siguieron aflorando de todas partes: México, Colombia, Chile, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Argentina, España, Alemania, Francia, Polonia… Las investigaciones en Irlanda destaparon que la cúpula eclesiástica del país conocía los agravios desde hacía décadas y provocó la dimisión en 2010 de tres obispos, entre ellos John Magee, quien fue secretario de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. El mismo año también dimitió el obispo de Brujas (Bélgica), Roger Vangheluwe, tras confesar que de joven había abusado sexualmente de su sobrino.

[Investigan a la mayor iglesia protestante del país por ocultar abusos sexuales. “Aleluya. Ya era hora”, dijo una víctima]

El caso del padre Lawrence Murphy aludió directamente a Benedicto XVI. Una investigación del diario The New York Times reveló en 2010 que el arzobispo de Milwaukee le había informado en 1996, cuando era prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, de los abusos cometidos por el sacerdote a 200 niños sordos entre 1950 y 1974. Ratzinger nunca respondió. Y aunque tiempo después arrancó un juicio canónico que podría haber culminado en su expulsión de la Iglesia, fue suspendido después de que Murphy pidiera al papa morir en paz.

La proliferación de casos llevó al pontífice a organizar en 2012 en Roma un simposio histórico sobre pederastia, en el que representantes de 110 conferencias episcopales y líderes de al menos 30 órdenes escucharon el testimonio de Marie Collins, una irlandesa que relató cómo fue abusada por un sacerdote cuando tenía 13 años. 

Benedicto XVI sumó ese año un nuevo y trascendente problema a su papado, el escándalo Vatileaks, en el que medios italianos publicaron documentos secretos que pusieron al descubierto desde cartas personales suyas a un complot para matarlo. Las pesquisas para encontrar al culpable condujeron hasta su mayordomo, Paolo Gabriele, una tragedia personal porque formaba parte de su círculo de máxima confianza.


El papa electo Benedicto XVI, conocido como el cardenal alemán Joseph Ratzinger, saluda a miles de peregrinos desde el balcón de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 19 de abril de 2005.
El papa electo Benedicto XVI, conocido como el cardenal alemán Joseph Ratzinger, saluda a miles de peregrinos desde el balcón de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 19 de abril de 2005.Kai Pfaffenbach / REUTERS

El descubrimiento dejó muy tocado al Papa, a quien el diario oficial del Vaticano L’Osservatore Romano terminó describiendo como “un pastor rodeado de lobos”. Pero la investigación que encargó a tres cardenales a raíz de las filtraciones culminó en un demoledor informe de 300 páginas que reveló la existencia de tres ejes de influencia dentro de la Iglesia: un lobby que organizaba citas homosexuales para miembros de la Iglesia en los alrededores de Roma; un grupo dedicado a impulsar y destruir carreras en el Vaticano; y un lobby financiero que lograba influir en las decisiones eclesiásticas.

[La Iglesia suspende al polémico sacerdote mexicano conocido como ‘Padre Pistolas’]

Vencido y agotado por las intrigas vaticanas, el Papa tomó la decisión de renunciar tras leer las conclusiones del reporte en diciembre de 2012, según el diario italiano La Reppublica. El anuncio oficial llegó por sorpresa el 11 de febrero de 2013, durante una ceremonia de canonización. “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el Ministerio”, anunció. 

El papa emérito pasó sus últimos años dedicado a la oración, aunque los escándalos sexuales en la Iglesia no dejaron de perseguirlo. Un informe publicado en enero de 2022 le acusó de encubrir cuatro casos cuando era arzobispo de Munich. Negó su involucración y pidió de nuevo perdón.

En una carta redactada como respuesta a la acusación, proclamó cómo afrontaba su destino. “Pronto me enfrentaré al Juez definitivo de mi vida. Aunque mirando hacia atrás en mi larga vida puedo tener muchos motivos de temor y miedo, tengo un estado de ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no solo es el juez justo, sino también el amigo y hermano que ya ha sufrido él mismo mis carencias y es, por tanto, como juez, al mismo tiempo mi abogado”.