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‘Argentina, 1985’ reseña la condena histórica contra dictadores. El fiscal explica por qué ese juicio aún es importante

Luis Moreno Ocampo habla con Noticias Telemundo sobre el Juicio a las Juntas, que ahora es una película nominada al Oscar, y de por qué la experiencia de conseguir justicia hace casi 40 años sigue reverberando en el mundo.

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace casi 40 años, un año antes de ganar el Mundial de 1986, Argentina metió un gol de justicia global.

Se convirtió en el primer país en el que un Gobierno civil enjuició a la dictadura (1976-1983) que le había precedido, y a sus dirigentes que perpetraron crímenes contra la humanidad, en los tribunales de su propio país.

Lo hizo con un equipo en su mayoría joven y a contrarreloj: los fiscales tenían apenas unos meses para revisar las decenas de miles de casos de abusos, decidir los cientos a presentar, y sentar así evidencia que comprobara que los crímenes —las detenciones arbitrarias, las torturas y desapariciones— fueron ordenados desde arriba y se realizaron de manera coordinada.

Al final varios de los líderes militares de las juntas, notablemente los cabecillas Jorge Rafael Videla y Emilio Massera, fueron sentenciados.

Aquel proceso de hace 38 años está haciendo eco de nuevo, gracias a que fue adaptado al cine con la película Argentina, 1985. Está nominada al Oscar de mejor filme internacional, y ya ha ganado un Golden Globe y el Premio Goya a mejor película iberoamericana.

[La lucha de] Argentina de 1985 es la [misma que aquella de la] democracia en el mundo en el 2023"

Luis moreno ocampo abogado y profesor

"Me resulta fascinante la capacidad del cine", dice a Noticias Telemundo el abogado y profesor Luis Moreno Ocampo, quien fue el fiscal adjunto en ese Juicio a las Juntas de abril a diciembre de 1985.

"La película está llegando a los jóvenes que nacieron después del juicio. Mis hijos más chicos no tenían idea y ahora lo discuten por la película", afirma.

La adaptación, disponible globalmente en Amazon Prime, ha ayudado también a que aquel hito histórico suramericano cruce fronteras. Y ha conseguido respaldo de grandes celebridades.

Leo Messi recomendó verla en su Instagram a finales de febrero, festejando que con ella se pudiera ganar el triplete después de los Oscar para La historia oficial y El secreto de sus ojos. Moreno Ocampo asegura que justo después de esa publicación de Messi al menos 2 millones de personas más vieron el filme. El actor Pedro Pascal —cuya familia se exilió de Chile tras el golpe de 1973— también ha promovido el filme organizando proyecciones este mes.

"La Argentina de 1985 es como la democracia en el mundo en el 2023. Eso me parece. Habla del poder y la ley y la justicia, debates vigentes en este año, y por eso llega a todo el mundo”, comenta Moreno Ocampo.

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"Muestra que sí es posible: que se puede hacer justicia, que gente con mucho poder puede ser puesta frente a los jueces […] Que lo que hace falta es la decisión" de llevarlos ante un tribunal, añade.

Una fotografía de archivo en blanco y negro muestra el Juicio a las Juntas en Argentina. Del lado izquierdo se ve sentados a los líderes militares, incluido Jorge Rafael Videla con lentes de marco grueso. En diagonal al banquillo de los acusados están el fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, de barba y traje, frente al micrófono y el fiscal Julio César Strassera. Es septiembre de 1985.
Luis Moreno Ocampo durante el Juicio a las Juntas el 13 de septiembre de 1985STR / AFP via Getty Images
Una escena de la película "Argentina, 1985" con Ricardo Darín y Peter Lanzani. Darín, interpretando al fiscal Julio Strassera, señala con su dedo hacia el banquillo de acusados fuera de la toma. A su lado está Lanzani, interpretando al fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo
Una escena de la película "Argentina, 1985" con Ricardo Darín (interpretando a Julio Strassera) y Peter Lanzani (interpretando a Luis Moreno Ocampo)La Unión de los Ríos/Kenya Films/Infinity Hill/Amazon Prime Studios

Más allá del cine

Hay mucho todavía que se puede aprender del juicio de 1985, sobre todo en Latinoamérica, según Moreno Ocampo.

"El Juicio a las Juntas fue una especie de avanzada de cambiar cómo se hace justicia en América Latina, sí… pero eso no alcanza ahora para hacer investigación de, por ejemplo, el crimen organizado", comenta. "Eso tenemos que enfrentarlo a nivel regional y creo que todavía no tenemos una herramienta poderosa", agrega.

Aunque dice que avista un posible camino: que a los jóvenes de hoy se les dé la oportunidad de innovar tal como pudieron hacerlo quienes estaban el equipo de la fiscalía argentina en 1985. "Que se abran puertas, que en las escuelas se abran la cabeza a pensar en nuevas ideas y ver cómo ayudamos a los jóvenes a mejorar el mundo", dice.

Por lo pronto, opina que los gobiernos, las instituciones y las personas pueden elegir entre ser como la dictadura argentina en 1976 —detener sin más a quienes perciban como enemigos, no darles el debido proceso ni escuchar su lado de la historia— o actuar como quienes buscaron justicia en la Argentina de 1985.

En los años 80 a los militares "los respetamos con sus derechos al condenarlos como criminales, cuando ellos a sus víctimas y supuestos enemigos no les dieron ningún derecho a juicio", dice.

Dice que eso es algo que todavía se ve en otras partes del mundo, con casos como los juicios a policías de EE.UU. acusados de abusar de la fuerza contra George Floyd en Minneapolis o Breonna Taylor en Kentucky. Es importante que los oficiales sean juzgados como lo prevé la ley, sobre todo cuando la quebrantaron al no darles a los demás su debido proceso. Aunque Moreno Ocampo dice que incluso Estados Unidos no cumple lo mismo para con quienes considera sus enemigos internacionales o a veces con personas migrantes.

Luchando por preservar la memoria

Moreno Ocampo no solo tiene un historial como fiscal en casos clave de la transición democrática de Argentina. En 2003 se convirtió en el primer fiscal de la recién establecida Corte Penal Internacional.

Ahí trabajó en casos contra el sudanés Omar Al-Bashir por el genocidio en Darfur, el libio Muammar Gaddafi por delitos de lesa humanidad y el guerrillero ugandés Joseph Kony (cuyo caso atrajo mucha atención también en parte por un filme viral, Kony 2012).

Esas experiencias le enseñaron que en ocasiones un juicio también debe ganarse en la opinión pública. El caso de Kony, por ejemplo, requería que se cumpliera una orden internacional de arresto, para lo cual la atención mundial se volvía relevante.

En cuanto al caso de las juntas, hacia 1985 todavía no era suficientemente bien sabido por ciertos sectores de Argentina cuán graves y sistemáticos habían sido los abusos de la dictadura en nombre de pelear contra supuestas guerrillas ni qué tan común era que las víctimas no tuvieran nada que ver siquiera con las guerrillas.

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Moreno Ocampo supo de primera mano la importancia de la batalla legal fuera del tribunal. En su familia había muchos militares, que veían con malos ojos su participación en la fiscalía, y su madre iba a la misma iglesia que Videla.

Y, tal como se ve en la película nominada al Oscar, ella sirvió en parte como barómetro de cómo se podía hacer cambiar de parecer a la gente que primero no creía que debiera haber un juicio.

Los juicios igual hay que ganarlos varias veces: primero frente a los jueces y luego en una batalla permanente por cimentarlos en la memoria"

“Mi madre me llamó por teléfono y me dijo: ‘Yo todavía lo quiero a Videla, pero vos tenés razón: tiene que ir preso’”, recuerda Moreno Ocampo.

Fue después del testimonio de Adriana Calvo de Laborde, física y docente que fue detenida cuando tenía seis meses de embarazo y trasladada de centro clandestino a centro clandestino hasta que dio a luz en una patrulla policial.

La experiencia con su madre y con otros como ella le enseñó a Moreno Ocampo el poder de que no se deje de conversar sobre de dónde venimos, para poder trabajar hacia dónde vamos.

Cita a Julio César Strassera, el fiscal jefe con quien trabajó en 1985 y quien dijo en sus alegatos finales que había una responsabilidad "de fundar una paz basada no en el olvido, sino en la memoria". Y también menciona al académico colega de la Universidad del Sur de California, el autor Viet Thanh Nguyen, quien ha dicho que las guerras se libran primero en el campo de batalla y después en recordar cómo fue, exactamente, esa lucha.

"Pues los juicios igual hay que ganarlos varias veces: primero frente a los jueces y luego en una batalla permanente por cimentarlos en la memoria", dice el jurista.

Es especialmente importante esa batalla, dice, cuando sigue habiendo guerras en varios continentes.

"Tenemos que lograr terminar con las guerras y fomentar la justicia. La justicia no va a transformar todo en un orden perfecto siempre… pero justo por eso la pelea por la justicia es valiosa y no tiene fin", sentencia.