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Charles Spencer, hermano de la princesa Diana, habla de los "devastadores" abusos que sufrió en un internado

Golpes con un anillo de piedras, tacos de cricket y púas metálicas, además de abuso sexual: esto es lo que relata Spencer en su primera entrevista desde la publicación de su nuevo libro ‘A Very Private School’: “Éramos presas de los peores instintos de gente muy mala”.

Por Cynthia McFadden - NBC News

Charles Spencer, el hermano menor de la fallecida princesa Diana, tenía apenas 8 años cuando lo enviaron a un internado de varones en la campiña inglesa. 

Maidwell Hall acogía a la clase alta inglesa, pero Spencer asegura que lo que él sufrió por parte del personal — golpes en la cabeza con un anillo de piedras, golpizas con tacos de cricket con púas metálicas y abuso sexual por parte de una cuidadora— lo ha perseguido durante casi 50 años.

“Éramos como prisioneros”, dijo Spencer en su primera entrevista desde la publicación de su nuevo libro A Very Private School. “Éramos presas de los peores instintos de gente muy mala”.

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Spencer asistió a esa escuela hasta los 13 años y más tarde se convirtió en historiador, presentador de podcasts y autor de superventas. 

Dice que se sintió obligado a escribir el libro cuando varios antiguos alumnos le confiaron sus traumas y recuerdos oscuros.

“Sus historias son devastadoras y nunca se las habían relatado a nadie”, dijo Spencer, que entrevistó a unas dos docenas de excompañeros que asistieron con él a la escuela, a mediados de la década de 1970. 

Charles Spencer y su hermana Diana.
Charles Spencer y su hermana Diana.Cortesía Charles Spencer

“En cuanto me puse a escribirlo y entrevisté a más y más personas, me di cuenta de que se trataba de un escándalo grave”, señaló.

Un portavoz de Maidwell Hall respondió que el colegio está tomando en serio las acusaciones de Spencer y se puso en contacto con LADO, la autoridad local encargada de proteger a los niños en el Reino Unido.

“Seguiremos sus orientaciones sobre lo que haremos a partir de este momento”, dijo el portavoz. “Animamos a cualquiera que tenga experiencias similares a que se ponga en contacto con LADO o la policía”.

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Spencer, ahijado de la reina Isabel II y tío del futuro rey –el príncipe William–, nació en un hogar privilegiado, pero tuvo una infancia complicada. 

Cuando tenía dos años su madre se divorció de su padre y abandonó su hogar. Su padre era cariñoso pero reservado y parecía deprimido, dijo Spencer. Su hermana Diana se convirtió en su protectora. En su primer día en el colegio local, la pequeña Diana insistió en salir de su clase para verlo.

“Cuatro años después de eso”, contó Spencer, “tenía 8 años cuando me enviaron solo a un lugar brutal, despidiéndome de Diana, con quien crecí, y de mi niñera, que era mi madre sustituta, (estaba) de pie junto a mi baúl escolar, el gran baúl con todas mis cosas”.

Spencer llegó a la escuela en 1972.

Maidwell Hall se ubica en un extenso y pintoresco terreno en Northamptonshire, a unas dos horas de Londres. Al centro de la propiedad hay una casa señorial del Siglo XVII. Los casi 75 alumnos de la escuela vivían rodeados de muros de piedra.

Spencer pronto aprendió que dentro de esos muros reinaba la violencia y la crueldad. Los niños eran constantemente golpeados con bastones por las fallas más mínimas. Otros con gruesos postes de ventanas, según Spencer.

En las duchas que compartían, no era raro ver a los estudiantes con la piel abierta y, en las nalgas, ronchas con sangre por los golpes. 

Spencer culpa a John Alexander Hector Porch, director de la escuela, por la cultura de crueldad. Porch, que ya falleció, estuvo al mando de Maidwell durante todo el tiempo que el hermano de la princesa Diana asistió.

“El director fue, en mi opinión, un pedófilo y un sádico”, afirmó Spencer. “Y llenó la escuela con personal que seguiría lo que él hacía o que callarían”.

Porch obligaba a los niños a bajarse los pantalones y la ropa interior y recostarse en su regazo para ser azotados. En el proceso, a veces les tocaba los genitales, según Spencer. 

Muchos de los niños elegidos para los castigos tenían los mismos rasgos físicos, dijo Spencer: “Le gustaban los niños atléticos y rubios”.

Charles Spencer.
Charles Spencer. Cortesía Charles Spencer

Spencer contó que él no fue azotado por Porch, pero que sí fue objeto de otras formas de brutalidad por parte del director cuya “arma usual” era una zapatilla, e incluso eso era doloroso. “Pero no era el dolor cortante del bastón”, agregó.

El abuso no se discutía en la escuela y también permanecía oculto de los padres, en parte, cree Spencer, por los mensajes que el director y otros taladraban en los niños: "No muestren emociones y no hablen de lo que pasa en Maidwell". 

Porch inspiraba terror, pero no era el único adulto al que Spencer y los otros niños temían.

Un día, Spencer estaba solo dentro de un vestuario cambiándose de ropa para jugar críquet cuando entró un profesor varón. “Me agarró y me tiró sobre sus rodillas”, contó Spencer.

El hombre entonces agarró la zapatilla de críquet con púas de Spencer y “me golpeó y me golpeó, rompiéndome los glúteos y después se fue”, relató. “Encontró una víctima fácil para agredir”.

Sin embargo, el trauma más duradero de Spencer se lo causó una de las figuras menos intimidantes del personal: una joven encargada de cuidar a los niños. Spencer tenía 11 años cuando lo trasladaron a un dormitorio alejado que estaba a su mando. 

“Empezó con ella haciendo las rondas cuando las luces estaban apagadas en el dormitorio y dándole a cualquier niño que estuviera despierto galletas, uvas, algo así”, recordó Spencer. 

Al tiempo comenzó a acercarse a la cama de Spencer cuando otros estaba dormidos, pero no era para darle bocadillos. Lo besaba. Apasionadamente.

“Beso francés largo”, contó. “Si tuviera 17, 18 (años), hubiera sido algo distinto, pero tenía 11, y fue muy confuso”.

Al mirarlo en retrospectiva, "claro que fue terrible", afirmó.


Charles Spencer with his sister Diana and nanny Mary Clarke to see him off as he headed to Maidwell Hall; Charles Spencer in his Maidwell Sunday Best suit.
Charles Spencer with his sister Diana and nanny Mary Clarke to see him off as he headed to Maidwell Hall; Charles Spencer in his Maidwell Sunday Best suit.Courtesy Charles Spencer

Pero en ese momento, “me avergüenza decir que fue emocionante, especialmente en un desierto emocional como lo era ese lugar”, dijo Spencer.

A diferencia de algunos de los niños, la mujer no tuvo relaciones sexuales con Spencer. Pero él dijo que ella tocó sus partes privadas y lo obligó a tocar las de ella.

Ella también era una “maestra de la manipulación”, escribió en el libro. “Con un resoplido repentino o un giro deliberado de la espalda, rechazaba públicamente a uno de los niños a los que estaba abusando sexualmente”.

Cuando la mujer anunció que dejaría la escuela, dijo Spencer, quedó destrozado.

“Recuerdo que me corté”, dijo. “Pensé, si me lastimaba lo suficiente, entonces Dios la dejaría quedarse”.

Pero su partida no fue el final de la experiencia para él.

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Unos meses después, durante unas vacaciones, Spencer, que entonces tenía 12 años, estaba en Italia con su madre y su padrastro. Estaban cerca de su hotel cuando señalaron a una prostituta que estaba afuera.

Más tarde se escapó del hotel y localizó a la trabajadora sexual, pagando sus servicios con “dinero de bolsillo”.

“Perdí mi virginidad con una prostituta”, dijo. “Lo veo como la culminación de lo que ella” [la mujer de Maidwell] “me había hecho”.

No se lo contó a nadie hasta que tuvo 42 años y vio a un terapeuta. Salió a la luz después de que el terapeuta le pidió que susurrara algo que nunca le había contado a nadie. “Dije: ‘Una mujer abusó sexualmente de mí cuando era niño’”.

No le contó a su esposa sobre el abuso sexual hasta que comenzó a escribir el libro.

Las historias que Spencer escuchó de sus compañeros de clase fueron brutales. Uno de ellos le dijo que todavía tiene cicatrices en las nalgas de la última vez que lo golpearon en 1977.

Charles Spencer at Althorp in March 2024.
Charles Spencer at Althorp in March 2024.Jake Whitman for TODAY

Spencer dijo que a menudo regresaba a casa después de esas entrevistas sintiéndose tan agotado emocionalmente que apenas podía moverse. Le llevó cinco años completar las entrevistas y escribir el libro.

“Lo que fue tan abrumador fue conocer gente que creía conocer, que vivieron esta vida muy intensa conmigo cuando éramos niños”, dijo Spencer. “Me contaron lo mal que sufrieron abuso sexual, físico o emocional, y fue devastador”.

Habló con NBC News en su amplia propiedad en Althorp, que pertenece a la familia desde 1508. La propiedad abarca más de 10,000 acres de granja y zonas verdes, parte de las cuales ha dedicado a un templo con un jardín rodeado de agua que es el lugar del descanso final de Diana.

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“Hace poco le conté esto a un amigo”, dijo Spencer, refiriéndose al abuso que sufrió en Maidwell. “Y [el amigo] dijo: ‘No puedo creer que no estuvieras protegido’, como si venir de este entorno increíblemente privilegiado fuera de alguna manera protección contra los pedófilos”.

El portavoz de Maidwell Hall describió las experiencias que Spencer y otros exalumnos tuvieron en la escuela como “aleccionadoras”.

“Lamentamos que esa haya sido su experiencia”, dijo el portavoz. “Es difícil leer sobre prácticas que, lamentablemente, a veces se consideraban normales y aceptables en ese momento”.

Spencer reconoció que recibió una excelente educación en Maidwell Hall y, como muchos otros estudiantes, asistió a otras dos escuelas de élite, Eton y Oxford.

Hizo hincapié en que no se opone a los internados para niños mayores, pero sí cree que no debería ser legal enviar a niños de tan solo 8 años a ellos.

Maidwell Hall “se construyó sobre una mentira común en las instituciones de este tipo: sobre la noción disparatada de que los niños estaban mejor bajo su techo, aprendiendo a ser miembros dóciles e influyentes de la sociedad, en lugar de vivir como deberíamos haberlo hecho”, como lo pretendía la naturaleza, con nuestras familias”, escribió en el libro.

Escribió el libro no por simpatía, dijo, sino para ayudar a todos aquellos que han sufrido cuando eran niños en entornos abusivos.

Spencer dedica A very private School a Buzz, el apodo que le puso su familia antes de irse a Maidwell, porque tenía la “feliz efervescencia de una abeja”.

“Ese era el chico al que le apagaron una parte de él durante esos cinco años en la escuela”, dijo Spencer. “Así que quería volver a conectarme con el pequeño feliz y despreocupado que era antes de que me enviaran a este lugar”.