Después de un viaje de 30 horas en auto para rodear buena parte de Ucrania y llegar a la ciudad de Lviv, en el oeste del país, el conductor que había llevado hasta allí a una estudiante originaria de Sierra Leona y otros siete acompañantes les dijo que el resto del camino a la frontera para ponerse a salvo de la invasión rusa tendrían que hacerlo sin él.
Riga, cuya odisea para cruzar la frontera fue contada por su hermano Bijan Hosseini, quien trabaja como productor en CNN, caminó 10 horas por la carretera bajo temperaturas congelantes para llegar hasta la ansiada frontera polaca.
En el camino, incluso se decidió a tirar sus pertenencias para aligerar el viaje.
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"Estoy tan cansada, he tratado de pedir ayuda pero nadie está ayudando y la policía tampoco nos está atendiendo y solo quiero tirar mi maleta porque he visto que la gente está tirando sus cosas, y no sé qué hacer", le dijo entre lágrimas Riga a Hosseini, según se escucha en un mensaje de audio que compartió el productor.
Pero al llegar a la demarcación internacional, las autoridades ucranianas separaron a las personas blancas de las negras, como Riga y sus acompañantes.
"Solo estaban dejando cruzar la frontera a los ucranianos. Miles de personas fueron obligadas a dormir al descampado en medio del frío. Hicieron fogatas para mantenerse calientes", tuiteó Hossini.
Exhausta por el largo viaje y la falta de sueño y comida, Rugi se desmalló y una ambulancia la llevó a una clínica cuatro millas al este de la frontera, donde al fin pudo descansar un poco.
Al salir del hospital, Rugi y el grupo regresaron a la ciudad de Lviv, donde decidieron tomar un camión que los llevara de nuevo a la frontera con Polonia para volver a probar suerte. Les tomó 24 horas llegar hasta allí de nuevo.
Al llegar al mismo punto fronterizo donde se había desmayado dos días antes, un agente le pidió “a todos los negros” que se bajaran, relata Hosseini. “My hermana y sus amigos, valientemente se rehusaron”, afirmó.
Tras pasar sentados otras cinco horas en la frontera, la estudiante y sus acompañantes finalmente lograron cruzar hacia Polonia, unas 108 horas después.
No es un caso aislado
Mientras la invasión rusa de Ucrania está provocando lo que ha sido considerado por las Naciones Unidas potencialmente como la peor crisis de refugiados de Europa de este siglo, estudiantes y trabajadores extranjeros han denunciado racismo y hostigamiento de las autoridades ucranianas en la frontera.
Más de 600,000 civiles han evacuado el país mientras las fuerzas rusas chocan de lleno contra la férrea resistencia ucraniana. Sin embargo, en las fronteras con Polonia y Rumania, decenas de personas no blancas han denunciado tratos desiguales.
Alexander Somto Orah, un estudiante en Ucrania originario de Nigeria, denunció en días recientes que a las personas originarias de África no los habían dejado cruzar la frontera.
“Ahora estamos en la frontera de Ucrania con Polonia. Su policía y Ejército no han dejado cruzar a los africanos, solo han permitido la salida de Ucranianos. Algunos han dormido aquí dos noches en este tiempo helado, mientras que muchos otros han regresado a Lviv”, tuiteó Somto el sábado.
En videos que compartió el estudiante en Twitter se observa a las fuerzas de seguridad ucranianas discutiendo con un grupo de extranjeros. En un momento, los agentes apuntan sus armas contra la multitud, que graba con sus teléfonos celulares el altercado mientras grita: “Somos estudiantes, déjenos cruzar”.
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Finalmente, Somto cuenta que el grupo logró irrumpir en Polonia, tras burlar el cerco de seguridad de los oficiales ucranianos, quienes todavía los persiguieron durante un tiempo. “Forzamos nuestra entrada y se rindieron”, afirmó el joven nigeriano.
Trabajadores y estudiantes de India y varios países de Medio Oriente también han denunciado el acoso de las autoridades ucranianas en las fronteras de Polonia y Rumania.
La Organización de los Estados Africanos condenó este fin de semana el trato discriminatorio que estaban recibiendo sus connacionales en medio de la guerra en Ucrania.