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Trump fomenta las divisiones demócratas y aprovecha las primarias para buscar votos

El presidente está apostando por una estrategia electoral enfocada en crear divisiones entre los demócratas y sembrar dudas sobre si el exvicepresidente, Joe Biden, puede ganar en las urnas, por ejemplo.
Donald Trump, en un evento de campaña en Manchester, New Hampshire
El presidente, Donald Trump, en un evento de campaña en Manchester, New Hampshire el 10 de febrero de 2020.AP / Evan Vucci

Por María Peña

WASHINGTON.— Tras sobrevivir un juicio político que podría haber sepultado sus aspiraciones políticas, el presidente Donald Trump intenta sumar votos para su reelección con una estrategia de “tierra arrasada”, dirigida a ampliar su base y a profundizar las divisiones entre sus rivales demócratas.

Aunque su absolución en el Senado la semana pasada no fue bipartidista, Trump la utiliza ahora como arma electoral en cada mitin político y ante una base que le aplaude todo.

A través de su retórica y sus políticas, Trump prácticamente ha impuesto su marca en el Partido Republicano, premiando lealtades y castigando la disensión en filas republicanas.

Es lo que ha hecho, por ejemplo, contra el senador republicano por Utah, Mitt Romney, quien fue el único en votar a favor de la destitución de Trump, o con el reciente despido de miembros de su Administración que dieron testimonio en su contra.

Una de las metas de Trump, según ha explicado, es apoyar a candidatos republicanos que puedan ayudarle a consolidar el poder, al recuperar el control de la Cámara de Representantes y mantener el del Senado en los comicios generales del próximo 3 de noviembre.

Los demócratas, a su juicio, son líderes “malvados” y “corruptos”, capaces de mentir y filtrar información para enlodar su legado, y es un mensaje que repite casi a diario desde su cuenta en Twitter.

Desde hace meses, su campaña de reelección ha hecho lo posible por crear divisiones entre los demócratas y sembrar dudas sobre si el exvicepresidente, Joe Biden, septuagenario como Trump, puede ganar en las urnas.

Los ataques de Trump, sumados a los propios errores de la campaña de Biden, parecen surtir efecto: Biden quedó en cuarto lugar en las asambleas populares de Iowa la semana pasada, y ha registrado pobres resultados en la jornada electoral de este martes en New Hampshire.

Tanto así, que Biden canceló una fiesta de celebración en ese estado y se dirigirá esta misma noche a Carolina del Sur, un estado clave en la contienda.

Una lucha sin cuartel

Es que la campaña de “tierra arrasada” de Trump contra la oposición ha incluido meses de ataques por Twitter, propagación de noticias falsas o verdades a medias, y anuncios que alertan sobre la amenaza “socialista”, todo con la idea de fomentar caos en el proceso de primarias demócratas.

Trump y sus aliados confían en que su mejor escenario sería continuar alentando las pugnas hasta la convención demócrata en julio próximo en Milwaukee, Wisconsin.

Por ello, no sorprende que Trump ha realizado mítines políticos en Iowa y a New Hampshire en víspera de sus respectivas elecciones, para además movilizar a sus votantes en contra de la “amenaza” demócrata.

El objetivo, por ahora, es continuar debilitando a Biden, según fuentes allegadas a la campaña de Trump.

Trump y sus aliados también buscan sembrar discordia respecto a la campaña del senador independiente por Vermont, Bernie Sanders.

El mandatario, por ejemplo, ha repetido en numerosas ocasiones que el Comité Nacional Demócrata (DNC, por su sigla en inglés), quiere arrebatar nuevamente la nominación presidencial a Sanders, como presuntamente lo hizo en 2016 a favor de Hillary Clinton.

“Creo que están tratando de quitársela de nuevo a Bernie; creo que Bernie quedó en segundo lugar. ¿Pueden creerlo? Te lo están haciendo de nuevo, Bernie”, dijo Trump durante un mitin en Manchester (New Hampshire) el lunes.

Sanders, por su parte, ha dicho que apoyará a quien obtenga la nominación porque el objetivo, ante todo, debe ser derrotar a Trump.

Aún así, nadie olvida las rencillas de activistas del movimiento 'O Bernie o nadie' en 2016 ('Bernie or bust'), muchos de los cuales se quedaron en casa o votaron por Trump, para castigar a Clinton.

Sanders sería, según observadores, el contrincante idóneo y más fácil de vencer debido a sus posturas “izquierdistas”, aunque también conllevaría riesgos debido a la enorme popularidad del senador entre jóvenes y minorías.

Sanders “haría mucho más fácil, más fácil que con los demás, exigirle cuentas a los demócratas por todas estas ideas socialistas locas”, dijo Chris Wilson, principal ejecutivo de WPA Intelligence a la cadena NBC.

Así, los republicanos podrían acusar a Sanders de ser un “socialista impenitente que pasó su luna de miel en la antigua Unión Soviética”, agregó Wilson, quien manejo las operaciones digitales de la campaña presidencial del senador Ted Cruz en 2016.

El mandatario también ha puesto la mira en el exalcalde y magnate neoyorquino, Michael Bloomberg, quien ha invertido millones de dólares de cara a los comicios del “Supermartes” en 14 estados, el próximo 3 de marzo, y ha lanzado mordaces anuncios de ataque contra el mandatario.

Los retos demócratas

Según expertos consultados por Noticias Telemundo, Trump bien podría ganar la reelección, a menos que la oposición demócrata logre perfeccionar un mensaje esperanzador para persuadir a los indecisos y movilizar a su base.

Para Roderick Hart, autor y profesor de política de la Universidad de Texas en Austin, los precandidatos demócratas en liza tienen además el reto de la “autenticidad”, una virtud que catapultó a Trump a la Casa Blanca en 2016 pero que también la tiene Sanders, quien no ha abandonado su llamado a una “revolución política”.

“Aunque Biden también es auténtico, me parece que su problema es la percepción de que lleva muchos años como parte del establecimiento político… y no ha podido escapar de esa etiqueta. En cambio, Bernie es extremadamente auténtico, y creo que la autenticidad será parte importante de la ecuación en los comicios”, observó Hart.

Pero, en la caza de votos, Trump ahora hace esfuerzos por acercarse a la comunidad afroamericana, y a los votantes en los suburbios, más allá de los votantes en zonas rurales que le dieron la victoria en 2016.

“Creo que lo que veremos es una campaña política muy dura, y desde luego los demócratas responderán” a los ataques de Trump, dijo Hart, aunque matizó que “hay muchas probabilidades de que Trump gane la reelección”.

Trump “ganó en 2016 porque movilizó a la gente mediante el enfado, pero no sé si eso le va a funcionar de nuevo, si podrá generar enfado contra China y los inmigrantes en la frontera; creo que la gente se cansó” de la ira, enfatizó.

“Para apelar a los centristas, los demócratas tendrían que acentuar que Trump ha creado tanta discordia en la nación y que es hora de regresar a tiempos más racionales, razonables y esperanzadores en el sistema de gobierno”, aconsejó.

Por su parte, el senador demócrata por Oregón, Ron Wyden, afirmó que parte de la estrategia de su partido será regresar “a los asuntos básicos, a los asuntos que importan al electorado, como el cuidado de salud”.

Wyden considera que el cuidado de salud resuena con la base demócrata, especialmente cuando la Administración Trump ha acudido a las cortes para eliminar Obamacare, pese a su promesa de mantener la cobertura de condiciones médicas pre-existentes.

Se trata de “un asunto muy personal” y los votantes se oponen a recortes en los programas de Medicare y Medicaid, como ha propuesto Trump en el presupuesto para el año fiscal 2021, afirmó Wyden.

La sombra del impeachment

Aunque el impeachment probablemente no jugará un papel predominante en los comicios de noviembre, Trump y los republicanos siguen apostando por su estrategia de hurgar en la presunta implicación de Biden, y el hijo de éste, Hunter, en actos de corrupción en Ucrania.

El domingo pasado, el legislador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham dijo que el Departamento de Justicia está evaluando información que el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, recabó en su reciente gira por Ucrania contra los Biden.

El juicio político se derivó de la presunta campaña de presión de Trump para que Ucrania anunciara una investigación contra los Biden, y así facilitar su reelección.

El Senado, bajo control republicano, no permitió los testigos adicionales que exigían los demócratas, y selló de antemano la absolución de Trump de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso.

Mientras tanto, la retórica de Trump, combinada con una economía que marcha sobre ruedas, le da ahora una tasa de aprobación del 49%, frente a un 50% de desaprobación, según el sondeo más reciente de la empresa encuestadora Gallup.

Esa subida se debe a que su aprobación también ha aumentado entre republicanos e independientes, explicó Gallup.

Pese al impeachment, Trump goza del nivel más alto de aprobación que ha registrado desde que asumió el poder en enero de 2017, cuando obtuvo un 45%.

A manera de comparación, su antecesor, Barack Obama, obtuvo un 46% de aprobación en el tercer año de su mandato.

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