IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Sanders alcanza a Biden como favorito en una importante encuesta tras enfrentarse a Warren y Clinton

A juzgar por los resultados de varias encuestas, las últimas controversias de Sanders con miembros de su partido le han venido como anillo al dedo a su campaña por la presidencia.

Han sido semanas complicadas para el senador por Vermont y aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders, quien se ha visto envuelto en controversias con personajes prominentes de su propio partido, aunque al parecer la atención nacional que ha recibido le ha venido como anillo al dedo a su campaña, a juzgar por los últimos resultados de varias encuestas.

Por primera vez la cadena CNN y la casa encuestadora SSRS han registrado al candidato de 78 años, que se describe a sí mismo como un socialista democrático, en el primer lugar con el 27% de las preferencias.

Su competidor más cercano en la carrera por la nominación demócrata, y quien ha aparecido en la mayoría de las encuestas en la delantera, fue el ex vicepresidente Joe Biden, de 77 años, con 24% de las preferencias.

Aunque la diferencia de 3% está dentro del margen de error de la encuesta (de +/-3.4%), lo que se considera un empate técnico entre Sanders y Biden, la tendencia favorece al senador de Vermont, quien ha repuntado durante el último mes.

La aprobación de Sanders osciló entre el 13% y el 19% en 2019. Pero en las últimas semanas de 2019 y las primeras de 2020 su popularidad ha sobrepasado la barrera del 20%, echando por tierra la teoría de que ya había alcanzado su máximo potencial.

No todas las encuestas registran a Sanders con cifras tan altas de aprobación, y en la mayoría de los sondeos Biden sigue a la cabeza, pero otras dos importantes encuestas (Monmouth y Morning Consult) publicadas este miércoles confirman el buen momento de Sanders y lo ubican en segundo lugar, por encima de la barrera del 20%.

Atrás parece quedar la aspirante y senadora por Massachussets Elizabeth Warren, relegada a un tercer lugar con un promedio de aprobación del 15%, frente al 21.6% de Sanders y el 28.1% de Biden, según varias encuestas promediadas por la web informativa Real Clear Politics.

Las controversias

Warren y Sanders se acusaron mutuamente de llamarse mentirosos cuando concluyó el último debate demócrata.

La controversia entre los candidatos del ala más progresista del Partido Demócrata inició cuando un asesor de Warren dijo que Sanders había dicho durante una reunión privada en 2018 que una mujer no podía ser presidente. Warren, que estaba en la reunión, luego dijo que esto era cierto. Pero Sanders lo ha negado una y otra vez.

Los dos aspirantes se retiraron del estrado del debate en Des Moines, Iowa, el pasado 14 de enero sin estrecharse la mano y con una virtual alianza aparentemente rota.

La excandidata demócrata a la presidencia en 2016, Hillary Clinton, dijo en una entrevista con The Hollywood Reporter publicada este martes que a nadie le gustaba Sanders, que nadie quería trabajar con él y que no había logrado nada como congresista. Cuando se le preguntó si lo apoyaría en caso de que ganara la nominación, dijo que no lo diría todavía.

Después de recibir críticas en las redes sociales, Clinton rectificó el mismo martes y aclaró en Twitter que su “prioridad número uno” era “retirar a Trump y, como siempre lo he hecho, haré todo lo posible para apoyar a nuestro nominado”.

Sus comentarios iniciales abrieron las cicatrices de la brutal primaria de 2016 entre Sanders y Clinton justo cuando los demócratas están a punto de comenzar a votar sobre su próximo candidato.

Los leales a Sanders creían que el establishment demócrata había manipulado las elecciones primarias a favor de Clinton, quien ganó la nominación pero terminó perdiendo las elecciones generales ante Donald Trump.

Clinton escribió en su libro de memorias What Happened después de su derrota en 2016 que sintió que algunas de las críticas de Sanders hacia ella habían impulsado a Trump a la victoria, y lamentó que Sanders no respaldara su campaña lo suficientemente rápido después de perder la nominación. En la entrevista de The Hollywood Reporter, ella acusó a Sanders de fomentar una cultura tóxica en su campaña.

"Todavía estamos en una temporada primaria muy vigorosa. Sin embargo, diré que no es solo él, es la cultura que lo rodea. Es su equipo de liderazgo", había dicho Clinton. Luego, refiriéndose a un grupo de agresivos seguidores de Sanders en las redes, continuó: "Son sus partidarios prominentes. Son sus Bernie Bros en línea y sus implacables ataques contra muchos de sus competidores, especialmente las mujeres".

Clinton agregó en la entrevista: "Realmente espero que la gente esté prestando atención a eso porque debería ser preocupante que haya permitido esta cultura, no solo permitido, parece estar realmente apoyándola mucho".

Sanders, como otros senadores que se postulan para presidente, estuvo en Washington el martes para participar en el juicio de destitución del presidente Donald Trump. Se negó a comentar sobre los comentarios críticos de Clinton, diciendo sólo: "Juntos, vamos a avanzar y vencer al presidente más peligroso en la historia de Estados Unidos".

Incluso antes del tuit nocturno de Clinton, sus asesores habían tratado de minimizar las consecuencias de sus comentarios. Nick Merrill, portavoz de Clinton, tuiteó que "todos tenemos que esforzarnos por el candidato, sea quien sea, y @HillaryClinton, como siempre, no será una excepción".

Sus diferencias con Clinton y Warren han opacado una serie de enfrentamientos entre Sanders y otro rival de cara a las elecciones de 2020, Biden, por un artículo de opinión escrito por uno de los partidarios del senador que sugiere que el ex vicepresidente era corrupto.

“No creo que Joe sea corrupto de ninguna manera. Y lamento que haya aparecido ese artículo de opinión", dijo Sanders a la cadena CBS.

El artículo de opinión, publicado en el periódico The Guardian por el profesor de derecho de la Universidad de Fordham, Zephyr Teachout, afirma que Biden "ha perfeccionado el arte de tomar grandes contribuciones, y luego representar a sus donantes corporativos a costa de los estadounidenses de clase media y trabajadora".