El régimen de Nicolás Maduro se declaró ganador este lunes con un amplio margen en las elecciones locales y regionales del domingo en Venezuela, unos comicios marcados por la alta abstención.
Se impuso en 20 de las 23 gobernaciones que estaban en juego y se perfila como vencedor en la carrera por la alcaldía de Caracas, según datos del Consejo Nacional Electoral con el 90% escrutado.
La oposición, por su lado, dirigirá los estados de Cojedes, el insular Nueva Esparta y Zulia, una importante región petrolera.
Estos comicios suponen el regreso de la oposición a las urnas tras promover la abstención desde 2017 como señal de protesta por la falta de libertad política y democracia real en Venezuela.
Eran vistas así como la oportunidad para demostrar que cuenta con apoyo social. “Es momento de unificar la lucha por recuperar nuestra democracia e impulsar un acuerdo de salvación nacional que solucione la crisis”, defendió el líder opositor Juan Guaidó en Twitter horas antes de que se abrieran las sedes electorales.
Sin embargo, la oposición llegó a la cita electoral dañada por las fracturas internas, tras los intentos fallidos de los últimos años de desalojar del poder a los herederos del expresidente Hugo Chávez.
La división de opiniones para lograr este objetivo, desde hacer uso de la fuerza hasta impulsar el cambio a través de las urnas, también provocó profundas grietas en el seno de los partidos opositores.
Al final, sólo acudió a las urnas el 42% de los votantes inscritos, es decir algo más de 8.1 millones de personas de los 21 millones en el censo, pese a que las encuestas revelan que la mayoría de venezolanos quiere un cambio de rumbo político.
Las presiones internacionales tampoco han logrado desestabilizar el régimen de Maduro, ni diezmar el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Venezuela afrontaba estos comicios en una delicada situación económica por las decisiones tomadas por Maduro, agravadas por las sanciones impuestas por parte de la comunidad internacional y la coyuntura financiera derivada de la pandemia del COVID-19.
La rampante hiperinflación y la devaluación del bolívar han puesto contra las cuerdas a millones de familias, sin que Maduro haya dado con políticas que lograran frenar la sangría económica y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Con información de The Associated Press y El País