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Un triángulo amoroso y un complot fallido de asesinato que terminó de la peor manera para unos adolescentes

Tomó un enorme cuchillo de cocina y lo escondió en su sudadera mientras esperaba instrucciones. Pero el plan no era el mejor
Close-up of a young man's hand with a knife, a big blade. Arrogance and violence among young people. Shallow depth of focus.
Close-up of a young man's hand with a knife, a big blade. Arrogance and violence among young people. Shallow depth of focus.Getty Images/iStockphoto / Getty Images/iStockphoto

Semanas antes de que un intento de asesinato saliera de la peor manera, Fe Hadley estaba sentada junto a un grupo de compañeros de clase que discutía sobre la llegada de un nuevo estudiante que no encajaba en su entorno social.

En medio de la conversación, alguien bromeó sobre la posible muerte Ryan Vaughn. Pero Hadley, una jovencita del condado Benton, en Washington, quien había mantenido una relación sentimental con él que aún no olvidaba, se apropió de la idea y preparó un plan para su ejecución.

Con la ayuda de Jeremiah Cunningham, otro joven con el que había salido, la adolescente creó el terreno para asestarle un golpe mortal.

En el 2017, persuadió a Cunningham para que la encontrara en la parte trasera del supermercado Red Apple, al otro lado de la secundaria a la que todos asistían. Cuando ambos estuvieran en el lugar, el joven golpearía a Vaughn por la parte posterior de sus piernas y luego ella lo apuñalaría en el cofre en lugar de en el pecho porque habría demasiada sangre.

Otro joven, Gabriel Pfliger, haría guardia para que no pudiera escapar y ayudaría a localizar las cámaras de la tienda. No está claro cómo se involucró en el complot, según reportó The Washington Post.

Antes del ataque, Hudley había chateado con Vaughn convenciéndolo de llegar al lugar en donde podría hacer lo que quisiera. Ese día, el 15 de noviembre de 2017, Cunningham metió en su chaqueta un enorme cuchillo de cocina.

Hadley se había jactado con sus amigos sobre el complot y había dicho que estaba saliendo con un hombre mayor llamado Lea que le ofrecía matar a Vaughn como regalo de cumpleaños, informó el diario Try-City Herald.

Pero nada salió como lo había planeado: Pfliger no se presentó a la hora acordada, algunos estudiantes llegaron al lugar y dijeron que había una persona ‘disfrazada’ escondida en el estacionamiento.

Se referían a Cunningham, quien se había cubierto la cara con una máscara roja que en realidad era pañuelo reutilizado. Dos estudiantes alertaron a varios adultos de la situación, quienes al ver cómo se asomaba por las ventanas que daban a la tienda decidieron perseguirlo en su camioneta y gritarle hasta que huyó.

Cuando Hudley y Vaughn, quienes estaban en la tienda, se dirigían hacia el parqueo, se encontraron con casi una multitud que gritaba y el adolescente vio a un enmascarado que, escondido entre los arbustos, lo estaba llamando. Él no hizo caso.

Todos regresaron a la escuela, incluyendo a Cunningham, quien no se quitó la máscara y quedó grabado en las cámaras de seguridad del instituto.

Para este entonces la historia de un hombre encapuchado que se escondía en el parqueo de la tienda había llegado a oídos del director de la escuela y a otros funcionarios, quienes revisaron las grabaciones solo para descubrir al joven hablando con sus cómplices y sacando el cuchillo.

Cunningham, ahora de 18 años, se declaró en abril culpable de asesinato y fue sentenciado a 10 años en la cárcel y Pfliger, el único procesado como menor, se declaró culpable de asalto en segundo grado con un arma mortal y recibió una sentencia de 30 días con un año de supervisión y servicio comunitario obligatorio.

Hadley, por su parte, será sentenciada en noviembre después de haber sido hallada culpable de conspiración para intentar un asesinato.