Por Meghan Holohan - TODAY
Poco después de cumplir 34 años, Morgan Bellock decidió congelar sus óvulos. No estaba segura de si tendría hijos en el futuro cercano y pensó que sería importante guardarlos. Durante el proceso, los médicos descubrieron algo sorprendente: tenía cáncer de ovario.
"Fue un gran shock para mí", relató Bellock, quien ahora tiene 40 años y vive en Chicago. "No sabía que había un quiste ovárico gigantesco justo en uno de mis ovarios".
En el momento en que Bellock decidió congelar sus óvulos, en 2017, estaba en una relación con alguien que consiguió un trabajo al otro lado del país, y supo que si quería formar una familia, no iba a ser pronto.
"Me dije: ‘Si este es mi compañero de vida, vamos a tener que posponer las cosas, significativamente’. Pensé que era mejor congelar los óvulos", relató.
Algunos de sus amigos se mostraron cautelosos ante la decisión de "preservar su fertilidad".
"Recuerdo que hubo mucho escepticismo", dijo. "Tenía una premonición y, finalmente, estoy contenta de que lo hice. Pienso que todos los que cuestionaron mi decisión se sintieron muy mal".
Un cáncer detectado por accidente
Como parte del proceso de congelación de óvulos, Bellock tuvo que someterse a una ecografía. Durante la exploración, el médico observó que tenía una masa en el ovario. Al principio, los médicos creyeron que se trataba de un simple quiste ovárico, que son bastante frecuentes y suelen estar asociados al ciclo menstrual y normalmente son inofensivos. Un artículo del Cleveland Clinic Journal of Medicine calcula que hasta el 20% de las mujeres padece ese mal.
[Expertos advierten sobre los riesgos del insomnio para la salud cardiaca]
Las pruebas, sin embargo, revelaron que el quiste de Bellock era complejo, en otras palabras, que estaba lleno de sangre y material sólido. A los doctores les preocupaba que si Bellock empezaba a tomar medicina para estimular sus ovarios con el objetivo de congelar los óvulos, ello podría provocar que el quiste creciera o se rompiera, por lo que recomendaron una cirugía.
"La historia se tornó loca y extraña", afirmó. "Cuando me operaron, extirparon el quiste. Pero luego también analizaron algo que se escondía detrás: el tumor canceroso que ninguna de las exploraciones había descubierto".
"No tuve ningún síntoma"
Mientras los doctores se preocupaban por el quiste, no tenían idea sobre lo que estaba tapando: "un tipo de cáncer muy agresivo", comentó Bellock. Por suerte, los especialistas lo encontraron a tiempo. Era un teratoma en etapa 1, un tipo de tumor "con frecuencia conformado por varios tipos de tejido, como cabello, músculos y huesos", de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer.
"Fue una buena noticia que lo encontráramos tan temprano y pudiéramos tratarlo", dijo.
Los médicos le dijeron que si el cáncer no hubiera sido detectado accidentalmente, Bellock podría haber pasado años sin experimentar ningún síntoma. Para entonces, el cáncer habría avanzado.
"Hay una posibilidad muy real de que yo no estuviera aquí hoy, lo cual es tremendo sólo de pensarlo", afirmó. "No tuve ningún síntoma".
Los doctores acordaron que su ovario tenía que ser removido para tratar el cáncer. Después de la cirugía, necesitaba recuperarse antes de intentar congelar los óvulos. No fue hasta 2018 que los doctores le dijeron que podía empezar el proceso nuevamente. En ese momento, ya se había separado de su novio, por lo que lo hizo sola.
"Sólo tenía un ovario, por lo que pueden imaginar que mi deseo era mayor", señaló Bellock. "Fue mucho más descorazonador, en términos de lo que podían ser los resultados".
Se sometió a varios ciclos de cultivo de óvulos hasta llegar a 10.
"Paré después de un par de ciclos porque había tenido tantas cirugías y había tomado tantas medicinas que mi cuerpo estaba acabado", dijo. "El estado mental en el que me encontraba era muy diferente al que tenía cuando pensé hacerlo [por primera vez]".
Un cáncer silencioso
"El cáncer de ovario es el segundo más común desde el punto de vista ginecológico", afirmó a TODAY.com el Dr. Zaid Al-Wahab, oncólogo ginecológico en el hospital Corewell, en Royal Oak (Michigan), quien no trató a Bellock. "Es la causa más común de muerte entre los tipos de cáncer ginecológicos".
Ello es debido a que, en el 80% de los casos, la mayoría de los cáncer de ovario no son hallados hasta que están en etapa 3 o 4, indicó. Bellock, como la mayoría de las personas con cáncer de ovario en las primeras etapas, no tenía síntomas.
"Incluso cuando está en etapa 3 o 4, los síntomas son muy vagos", afirmó Al-Wahab.
Los síntomas del cáncer de ovario son:
- Inflamación abdominal.
- Cambio en los ciclos intestinales.
- Dolor de espalda.
Mucha gente piensa que el cáncer de ovario aparece en mujeres mayores, pero no siempre es así. "Puede ocurrir en mujeres mucho más jóvenes, por lo que es necesaria una mayor concientización", declaró Al-Wahab.
La vida como sobreviviente
Durante el primer año después de ser diagnosticada, Bellock tuvo que hacerse un ultrasonido cada tres meses porque en ese período es donde existe una mayor probabilidad de que el mal regrese.
Gradualmente, el número de ultrasonidos que necesitó se fue reduciendo. Han pasado cinco años, por lo que se considera que está en remisión y no necesita chequeos adicionales.
"Sientes que nunca vas a conseguir [la remisión]", confesó. "Me cuesta mucho ser una sobreviviente [...] Hay otras muchas mujeres que lo han pasado mucho peor".
Bellock se ha vinculado con The Breasties, un grupo de personas jóvenes que han tenido cáncer de seno y ginecológico. Eso la ha ayudado a lidiar con su diagnóstico y sobrevivir al cáncer.
"Es una organización nacional de mujeres jóvenes que son muy abiertas y honestas con las batallas y los triunfos en todo este mundo de locura", comentó. "Ha sido una bendición encontrar una comunidad y personas que realmente entienden todos los sentimientos que acompañan al cáncer".
Bellock conoció a alguien y en 2021 se casaron. Han comenzado la fertilización in vitro para tener una familia, pero ha sido "un reto". Bellock confesó que no se arrepiente de haber congelado sus óvulos.
"Sabía que tenía que congelar mis óvulos y, al final, eso me llevó por este camino, por el que estoy muy agradecida", dijo. "Es una forma realmente inusual de llegar a este diagnóstico".
Alentó además a otras a hablar si notan algo raro en sus cuerpos.
"Confíen en su instinto y cuídense", dijo.