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¿Cuál es el horario más saludable para ingerir nuestras comidas, según los científicos?

Nuevas investigaciones sugieren que hay una ventana de tiempo ideal en el día para comer ciertos alimentos y mantener a raya el exceso de peso, así como reducir los niveles de azúcar y colesterol en sangre.

Por Aria Bendix - NBC News

Nueva investigaciones sugieren que puede haber una ventana de tiempo ideal para comer durante el día.

Ingerir alimentos temprano puede ser beneficioso para perder peso, y mantener las comidas dentro de un periodo de 10 horas ayuda a mejorar los niveles de azúcar y colesterol en sangre, según dos estudios publicados el martes en la revista científica Cell Metabolism.

La primera investigación descubrió que comer en un horario más tardío hizo que las personas tuvieran más hambre durante un periodo de 24 horas que cuando consumieron las mismas comidas a primera hora del día.

Comer más tarde también hizo que los participantes en el estudio quemaran calorías a un ritmo más lento, y su tejido adiposo pareció almacenar más calorías con un horario de comidas más tarde que con uno más temprano. En general, el estudio sugiere que comer más tarde puede aumentar el riesgo de obesidad de una persona.

El segundo estudio, realizado entre un grupo de bomberos, descubrió que el consumo de comidas dentro de una ventana de 10 horas redujo las partículas de "colesterol malo", lo que sugiere una posible reducción de los factores de riesgo de enfermedades cardíacas.

Esa ventana de alimentación también mejoró la presión arterial y los niveles de azúcar en la sangre entre los bomberos con condiciones de salud subyacentes como la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto.

Nueva investigaciones sugieren que puede haber una ventana de tiempo ideal para comer durante el día.
Nueva investigaciones sugieren que puede haber una ventana de tiempo ideal para comer durante el día.Getty Images

Los dos estudios se suman a las pruebas existentes de que puede haber horario óptimos para empezar y dejar de comer, de acuerdo a Courtney Peterson, profesora asociada de ciencias de la nutrición en la Universidad de Alabama en Birmingham, que no participó en ninguno de los dos estudios.

"Tenemos una especie de reloj biológico interno que hace que hagamos mejor las diferentes cosas en diferentes momentos del día. Parece que el mejor momento para el metabolismo de la mayoría de las personas es a mitad o final de la mañana", agregó Peterson.

Investigaciones anteriores han descubierto que los ritmos circadianos (el reloj interno del cuerpo que ayuda a regular el sueño y la vigilia) pueden influir en el apetito, el metabolismo y los niveles de azúcar en sangre de las personas.

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Satchidananda Panda, coautor del estudio de los bomberos y profesor del Instituto Salk, agregó que una ventana de 10 horas parece ser un factor a considerar porque las severas restricciones que caracterizan a muchas dietas de ayuno intermitente es difícil de mantener.

“Cuando pensamos en seis u ocho horas, se podría ver un beneficio, pero la gente podría no mantenerlo durante mucho tiempo”, agregó Panda.

Comer tarde podría “inclinar la balanza” hacia el aumento de peso

En el primero de los dos nuevos estudios participaron 16 personas con sobrepeso u obesidad. Probaron dos regímenes alimenticios diferentes durante un día cada uno.

En primer lugar, algunos de los participantes empezaron a comer una hora después de su hora normal de despertar, mientras que el resto esperó a empezar a comer hasta unas cinco horas después de despertarse. Luego, los dos grupos cambiaron de horario en una fecha posterior.

Según Frank Scheer, autor principal del estudio, las comidas que consumieron fueron idénticas y la cantidad de calorías y nutrientes fueron constantes en ambos horarios.

Los investigadores midieron los niveles hormonales de los participantes y descubrieron que comer tarde disminuía los niveles de leptina (una hormona que ayuda a sentirse lleno) en un 16% de media. Comer tarde también duplicó las probabilidades de que las personas sintieran hambre. Llas personas informaron de su nivel de apetito en 18 ocasiones a lo largo del día.

Además, los investigadores descubrieron que los que comieron tarde tuvieron un mayor deseo de comer alimentos con almidón y salados, así como carne, lácteos y verduras. Según Scheer, esto podría deberse a que las personas desean alimentos más energéticos cuando tienen más hambre.

El estudio también descubrió cambios consistentes en el tejido graso asociados con el régimen de comer tarde, lo que sugiere una mayor probabilidad de desarrollar nuevas células de grasa y una menor posibilidad de quemar grasa.

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Finalmente, los resultados mostraron que los que comieron tarde quemaron unas 60 calorías menos al día que los que comieron antes, aunque Peterson puntualizó que eso era “equivalente a comer media manzana más al día, así que no es un cambio tan grande”.

Aunque un estudio publicado el mes pasado en la misma revista descubrió que la gente no quemaba más calorías al comer un desayuno abundante y una cena ligera, Peterson afirmó que los dos estudios midieron un conjunto diferente de resultados.

“El cuerpo procesa las calorías de forma diferente cuando se come a última hora del día. Esto inclina la balanza a favor del aumento de peso y de grasa”, dijo Peterson, y añadió que “de este estudio podemos obtener recomendaciones bastante claras de que la gente no debería saltarse el desayuno".

Scheer agregó que se necesitan más investigación antes de sentirse cómodo haciendo cualquier recomendación.

Una ventana de 10 horas podría reducir los factores de riesgo

En el segundo estudio, 137 bomberos de San Diego en California siguieron una dieta mediterránea rica en frutas, verduras, pescado y aceite de oliva durante 12 semanas. Setenta bomberos comieron dentro de una ventana de 10 horas, mientras que el resto comió generalmente durante más de 13 horas.

Los bomberos registraron sus comidas en una aplicación y llevaron dispositivos portátiles para ayudar a los investigadores a controlar sus niveles de azúcar en sangre. La mayoría de los participantes del grupo de 10 horas comieron entre las 8 o 9 de la mañana y las 6 o 7 de la tarde (aunque ocasionalmente se salieron de esa ventana, extendiéndose a un periodo de 11 o 12 horas).

Entre los bomberos sanos, la restricción horaria mostró “efectos favorables que deberían traducirse en una menor acumulación de placa en las arterias y menos enfermedades cardiovasculares”, informó Peterson. Los bomberos de ese grupo también reportaron una mejor calidad de vida.

Entre los bomberos con factores de riesgo preexistentes de enfermedad cardíaca, la alimentación restringida en el tiempo redujo la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre.

“Ha habido muchos indicios de que la alimentación restringida en el tiempo mejora el control del azúcar en la sangre y la presión arterial, pero este es el primer estudio que realmente lo prueba a gran escala en personas que trabajan por turnos”, aseguró Peterson.

Panda agregó que investigaciones anteriores en animales han demostrado que durante los períodos de ayuno, “los órganos descansan un poco de la digestión de los alimentos para que puedan desviar su energía hacia la reparación de las células”.

Un periodo de ayuno también parece permitir la descomposición de las toxinas acumuladas, agregó Panda. Y Peterson añadió que durante los ayunos, el cuerpo puede deshacerse del sodio, lo que a su vez reduce la presión arterial.

Aseguró que no le sorprendería que, en los próximos cinco a diez años, se hicieran recomendaciones nacionales sobre las ventanas de alimentación o los horarios de las comidas en Estados Unidos.