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Biden planea reclasificar la peligrosidad de la marihuana en una decisión histórica que aliviaría las restricciones en todo el país

El cannabis está clasificado ahora en el nivel máximo de peligrosidad junto a la heroína o el LSD. La DEA planea ahora cambiarla a la misma categoría el Tylenol o los esteroides.

Por Julie Tsirkin y Monica Alba - NBC News

El Gobierno del demócrata Joe Biden tomará la decisión histórica de relajar las restricciones federales al cannabis: planea anunciar pronto una regla provisional que reclasifique la peligrosidad de esta droga por primera vez desde que se aprobó la Ley de Sustancias Controladas hace más de 50 años, según informaron cuatro fuentes con conocimiento de la decisión a la cadena de noticias NBC News.

Se espera así que la Agencia Antidroga (DEA, en inglés) apruebe un dictamen del Departamento de Salud para que la marihuana pase del nivel 1, el más estricto, al 3, un cambio histórico que reconocería por primera vez los posibles beneficios médicos de esta sustancia y podría tener profundas repercusiones en todo el país.

La propuesta de la DEA, que aún debe ser revisada por la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca, reconocería el uso médico del cannabis y admitiría que tiene menos potencial de adicción que otras drogas peligrosas.

A cannabis plant in La Ceja, Antioquia, Colombia on July 18, 2023.
Una planta de marihuana, el 18 de julio de 2023. Juancho Torres / Anadolu Agency via Getty Images

Qué significa la reclasificación

Desde 1971, la marihuana ha estado en la misma categoría que la heroína, las metanfetaminas y el LSD, entre otras drogas. Cada sustancia clasificada en la Lista I se define como una droga sin uso médico aceptado y con un alto potencial de abuso. Las sustancias de la Lista III, en cambio, donde entraría el cannabis tras el cambio, incluyen el Tylenol con codeína, los esteroides y la testosterona.

Con la reclasificación del cannabis, la droga pasaría a ser estudiada e investigada para identificar beneficios médicos concretos, lo que abriría la puerta a que las farmacéuticas se involucraran en la venta y distribución de marihuana medicinal en estados donde es legal.

Para la industria del cannabis, valorada en 34,000 millones de dólares, la medida también eliminaría importantes cargas fiscales para las empresas en los estados en los que la droga es legal, sobre todo al suprimir el artículo 280E del Código de Impuestos Internos, que actualmente prohíbe a las compañías legales de cannabis deducir lo que de otro modo serían gastos comerciales ordinarios.

La decisión del Departamento de Justicia también podría ayudar a reducir el mercado negro, que ha prosperado pese a la legalización en estados como Nueva York y California, y ha socavado los mercados legales, que están ferozmente regulados y muy gravados.

Años de preparación para esta decisión

Biden ordenó en octubre de 2022 al Departamento de Salud que revisara la clasificación de la marihuana. Los científicos federales llegaron a la conclusión de que había pruebas creíbles de que el cannabis proporcionaba beneficios médicos y que planteaba menos riesgos para la salud que otras sustancias controladas.

Biden hizo historia en el pasado discurso del Estado de la Nación al referirse por primera vez a la marihuana desde el estrado del Congreso y hacer notar este proceso de revisión federal. “Nadie debería ser encarcelado por consumir o poseer marihuana”, dijo.

Cuando Biden era vicepresidente en el Gobierno del expresidente Barack Obama, la Casa Blanca se oponía a cualquier legalización de la marihuana porque, decía, “plantearía riesgos significativos para la salud y la seguridad de todos los estadounidenses”.

Jim Cole, que fue fiscal general adjunto con Obama, fue el autor en 2013 del memorando Cole, que allanó el camino para el mercado moderno de la marihuana. El documento redujo la intervención federal en los estados que legalizaron la marihuana, siempre y cuando implementaran “sistemas regulatorios y de aplicación fuertes y efectivos para controlar el cultivo, la distribución, la venta y la posesión de marihuana”.

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Cole, que ahora es miembro de la Mesa Redonda Nacional del Cannabis, le dijo a la cadena de noticias NBC News en una entrevista esta semana que la reclasificación de la marihuana “abriría la posibilidad de probarla realmente y ponerla en un laboratorio sin todas las medidas restrictivas” de una droga de la Lista I.

Kevin Sabet, presidente de Smart Approaches to Marijuana y exasesor de la Administración Obama, indicó que la decisión de reclasificar la marihuana era “el resultado de un proceso politizado”, argumentando que “será devastador para los niños de Estados Unidos, que serán bombardeados con atractiva publicidad y promoción de productos de marihuana aptos para ellos”.

“El único ganador aquí es la industria de la marihuana, que recibirá una nueva exención fiscal y ampliará así sus márgenes de beneficio”, afirmó Sabet, “reclasificar la marihuana envía el mensaje de que es ahora menos adictiva y peligrosa que nunca. En realidad, la marihuana actual, muy potente, es más adictiva y está vinculada con la psicosis y otras enfermedades mentales, la pérdida del coeficiente intelectual y otros problemas”.

Algunos retos pendientes

Con el cambio de normativa propuesto por la DEA se abre un periodo de revisión pública que podría dar lugar a una impugnación, y quizá incluso a un cambio, de la decisión de reclasificación propuesta. Mientras tanto, la droga y el sector se beneficiarán inmediatamente del anuncio.

Pero, una vez concluido el periodo de alegatos públicos y que sea revisada por la Oficina de Gestión y Presupuesto, el Congreso podría revocar la norma en virtud de la Ley de Revisión del Congreso, que otorga al poder legislativo la facultad de opinar sobre las normas emitidas por las agencias federales.

Los demócratas controlan el Senado con una mayoría de 51 escaños y, para que una CRA tenga éxito es necesario que dos tercios de la Cámara y el Senado la apoyen, por lo que es poco probable. Aunque el cannabis sigue siendo un tema divisivo en el Capitolio, cada vez hay más apoyo bipartidista a las reformas de la marihuana, impulsadas en gran medida por el electorado.

Casi seis de cada diez estadounidenses opinan que la marihuana debería ser legal con fines médicos y recreativos, según una encuesta de Pew Research realizada el mes pasado. El cannabis es legal en 24 estados para uso recreativo.

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El Congreso estudia varios proyectos de ley

El Congreso está estudiando sus propias medidas que facilitarían la prosperidad de los negocios legales de marihuana, lo que permitiría que más tiendas pequeñas y minoristas inundaran el mercado.

La Ley Bancaria SAFER, por ejemplo, concedería a los negocios legales de marihuana acceso a los servicios bancarios y financieros tradicionales. Podría ser aprobada por ambas Cámaras este año.

Los legisladores también están considerando la Ley HOPE, otro proyecto de ley bipartidista que proporcionaría a los estados y a los gobiernos locales recursos para borrar los antecedentes penales por delitos menores y no violentos relacionados con el cannabis.

También hay un esfuerzo exclusivo de los demócratas para eliminar el cannabis por completo de la Ley de Sustancias Controladas, facultando a los estados para crear sus propias leyes y dar prioridad a la justicia restaurativa y económica para los afectados por la guerra contra las drogas.

Pero hay fatiga entre los legisladores que recuerdan la última vez que el Congreso legisló en torno a la droga.

El Senado, liderado por los republicanos, legalizó la producción de cáñamo en la Ley Agrícola de 2018, una decisión que llevó a que los cannabinoides sintéticos y exóticos se vendieran sin receta, a menudo sin regulación, particularmente en estados donde la marihuana no es legal.

Esto es un área gris que se ha ganado el rechazo de ambos bancadas, más recientemente con el aumento de Delta-8: un producto de THC sintético que utiliza productos químicos -algunos de ellos dañinos- para convertir el CBD derivado del cáñamo en Delta-8 tetrahidrocannabinol.