Por Josh Boak — The Associated Press
Lori Shelton no se puede imaginar llegar a tener el dinero para comprar una casa, y esa es una de las principales razones por las que tantos votantes se sienten deprimidos por la economía antes de las elecciones presidenciales de este año.
Shelton, de 67 años, conduce un Uber para ayudar a pagar el alquiler en Aurora, Colorado. Un anticipo de su sueldo cubrió el depósito de seguridad de su apartamento. Pero también recortó su próximo cheque de pago, dejando su cuenta bancaria peligrosamente baja cuando vencía el alquiler, un ciclo que parece nunca terminar.
“Siempre estoy un paso atrás”, dijo Shelton, con la voz entrecortada. “Es una pesadilla, es una maldita pesadilla en este momento”.
Estados Unidos está atravesando una crisis de asequibilidad de la vivienda que lleva décadas gestándose. La raíz de este problema es que el país no logró construir suficientes viviendas para su creciente población. La escasez golpea el corazón del sueño americano de ser propietario de una vivienda, debilitando las afirmaciones del presidente Joe Biden de que la economía estadounidense es fuerte, y subrayando hasta qué punto el expresidente republicano Donald Trump, ya virtual candidato republicano para 2024, ha pasado por alto esta escasez.
La falta de vivienda ha provocado que un número récord de inquilinos dedique una cantidad excesiva de ingresos a la vivienda, según un análisis de la Universidad de Harvard. No hay suficientes casas en venta o en construcción, lo que mantiene los precios elevados. Las tasas hipotecarias promedio se han más que duplicado y han empeorado aún más la asequibilidad.
De hecho, la Oficina del Censo informó que la propiedad de vivienda cayó ligeramente a finales del año pasado en una economía por lo demás sólida. Si no fuera por los costos de las casas, la inflación (el mayor problema económico de Biden) estaría en un saludable y estable 1,8%. En cambio, ronda el 3,2%.
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Los funcionarios de la administración confían en que la inflación de las viviendas se enfriará pronto, pero el daño a lo largo de varios años es evidente para defensores y economistas.
"He trabajado en vivienda durante 30 años; el desafío de la asequibilidad es el peor que he visto en mi carrera”, dijo Shaun Donovan, exsecretario de Vivienda y Desarrollo Urbano durante los años de Obama y que ahora dirige la organización sin fines de lucro Enterprise Community Partners.
Donovan señaló que se trata de un desafío cada vez más bipartidista que podría unir a los partidos políticos. El problema del alto costo de las casas alguna vez fue dominio de áreas demócratas como la ciudad de Nueva York y San Francisco. Ahora se ha trasladado a estados republicanos a medida que lugares como Boise, Idaho, se enfrentan a precios más altos.
“Es una cuestión de primer nivel en casi todas partes”, afirmó. “Y eso está cambiando la política nacional a su alrededor de una manera que creo que es bastante diferente a lo que jamás he visto”.
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Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, dijo que el resultado de las elecciones de noviembre podría depender en última instancia de la trayectoria de las tasas hipotecarias a 30 años.
Actualmente, las tasas promedian alrededor del 6,74%. Si cayeran más cerca del 6%, las probabilidades de una victoria de Biden aumentarían. Pero si las tasas se acercan al 8% podrían permitir que Trump prevalezca, dijo Zandi.
“Dada la actual crisis de asequibilidad de la vivienda, las tasas más altas harán que ser propietario de una casa esté completamente fuera del alcance de casi todos los posibles compradores por primera vez”, dijo. “Dado que ser propietario de una vivienda es una parte clave del sueño americano, si parece inalcanzable, esto afectará profundamente el sentido de la economía de los votantes”.
Biden, un demócrata, reconoció el dolor que muchos sienten en su discurso sobre el Estado de la Unión a principios de este mes y en su propuesta de presupuesto publicada el pasado lunes.
El presidente quiere financiar la construcción y preservación de 2 millones de casas: una suma significativa, pero no suficiente para resolver la escasez. También propuso un crédito fiscal de hasta 10,000 dólares para los compradores. En los últimos tres años, ha aumentado la asistencia para el alquiler a 100,000 hogares.
“La conclusión es que tenemos que construir, construir, construir”, dijo Biden el lunes en un discurso ante la Liga Nacional de Ciudades. “Así es como reducimos los costos de la vivienda para siempre”.
El rápido aumento de los precios de las viviendas también fue un problema enconado durante el gobierno de Trump, quien alcanzó por primera vez el estatus de celebridad como desarrollador inmobiliario. Mientras era presidente, Trump pidió limitar la construcción en los suburbios. Durante las elecciones de 2020 afirmó a los votantes que las políticas de Biden para estimular la construcción y la asequibilidad “destruirían su vecindario”.
Durante los años 2018 a 2020 de la presidencia de Trump, la escasez de viviendas en el país aumentó un 52% hasta alcanzar un déficit de 3,8 millones de unidades, según la firma hipotecaria Freddie Mac.
The Associated Press se puso en contacto con la campaña de Trump para conocer sus planes políticos, pero no obtuvo respuesta. El America First Policy Institute, un grupo de expertos que promueve la visión de Trump, dijo que la clave es recortar el endeudamiento gubernamental para reducir las tasas hipotecarias. El expresidente se ha comprometido a reducir los déficits, pero un análisis realizado por el Comité para un Presupuesto Federal Responsable muestra que sus políticas en el cargo probablemente habrían añadido más de 8 billones de dólares a la deuda nacional.
“La mejor manera de mejorar el acceso de los jóvenes a la propiedad de vivienda es volver a bajar las tasas de interés, no proporcionar subsidios que hagan que la falta de asequibilidad de la vivienda empeore”, dijo Mike Faulkender, economista jefe del instituto.
Las tasas más bajas podrían favorecer a los votantes, pero la mayoría de los economistas dicen que, en el mejor de los casos, ofrecerían un alivio financiero temporal. Los precios de compra probablemente se ajustarían al alza en respuesta a una mayor demanda derivada de la caída de las tarifas.
La construcción, la solución más duradera, tardaría años en lograrse y requeriría nuevas reglas por parte de los estados y ciudades. La administración está tratando de incentivar cambios de zonificación, pero las principales opciones están fuera del control de la Casa Blanca.
“Incluso cuando los ingresos aumentan, la economía va bien y la inflación baja, la gente no puede comprar casas”, dijo Daryl Fairweather, economista jefe de la correduría Redfin. “Ese es el mayor problema para Biden porque no puede resolverlo”.
La regla general es que las personas no deben pagar más del 30% de sus ingresos en alquiler o hipoteca. Según Redfin, un hogar típico que quisiera comprar una casa tendría que dedicar el 41% de sus ingresos a los pagos de la hipoteca.
Esto conlleva riesgos económicos de gran alcance. Los altos costos de la vivienda pueden llevar a la gente a recortar otro tipo de gastos. Los defensores de un mercado asequible dijeron que esto permite a los propietarios descuidar sus propiedades ya que siempre hay un inquilino listo para alquilar.
Los desalojos pueden empeorar los resultados de salud y educación de los niños y generar un costo aún mayor para la sociedad, dijo Zach Neumann, un abogado de Denver que proporciona más de 30 millones de dólares anualmente en asistencia para el alquiler a través del Proyecto de Defensa Económica Comunitaria, una organización sin fines de lucro.
Los costos acumulativos de desalojar a los inquilinos más pobres son de “entre 20,000 y 30,000 dólares al año si se incluyen las noches en refugios y las visitas a las salas de emergencia”, dijo Neumann. “Es realmente abrumador si se piensa en las cifras totales y en que estas personas están luchando por tener un techo sobre sus cabezas”, dijo.
Si bien existe un acuerdo bipartidista sobre la necesidad de más viviendas, todavía no ha habido un plan significativo que haya sido aprobado por la Cámara y el Senado. Biden ha propuesto ayudas para la vivienda a lo largo de su administración, pero nunca se materializaron.
“Si el Congreso hubiera aprobado algunas de las inversiones que el presidente ha solicitado desde el comienzo de su administración, si lo hubieran hecho hace tres años, como él defendía, tendríamos unidades asequibles que estarían en funcionamiento ahora mismo”, dijo Daniel Hornung, subdirector del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca.
Pero Mark Calabria, quien fue director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda durante la administración Trump, dijo que muchas de las herramientas federales para aumentar la cantidad de casas, como el Crédito Fiscal para Viviendas de Bajos Ingresos, podrían impulsar aún más la demanda sin agregar suficiente construcción.
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“Me preocuparía que hayamos hecho una serie de cosas que aumentaron la demanda cuando el problema es la oferta”, dijo Calabria, ahora asesor del libertario Instituto Cato.
Pero para inquilinos como Lori Shelton en Colorado, el debate sobre cómo aumentar la oferta de viviendas es un escaso consuelo cuando ahora debe alquiler. Anteriormente ha lidiado con amenazas de desalojo y cargos por pagos atrasados. Ella recibe algo de dinero para el alquiler de su hijo, pero en ocasiones también ha dependido de su iglesia para cubrir los $2,399 al mes.
“No creo que la mayoría de nosotros tengamos esa cuenta de ahorros”, dijo. “Si gastas tanto en el alquiler, en la compra, en el automóvil y en las facturas, no tienes mucho como respaldo”.