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El mundo supera las 5 millones de muertes por COVID-19 en menos de dos años

La enfermedad no solo ha devastado a los países más pobres: también ha puesto de rodillas a las naciones con los sistemas de salud más avanzados.

Por Carla K. Johnson - The Associated Press

La cifra mundial de muertes por COVID-19 superó los 5 millones este lunes, menos de dos años después de una crisis que no solo ha devastado a los países pobres, sino que también ha sobajado a los más ricos, donde hay sistemas de atención médica de primer nivel.

En conjunto, Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña y Brasil, países de ingresos altos o medianos altos, representan una octava parte de la población mundial, pero casi la mitad de todas las muertes registradas. Tan solo en Estados Unidos se han registrado más de 745,000 vidas perdidas, más que en cualquier otra nación.

“Este es un momento decisivo en nuestras vidas”, dijo el Dr. Albert Ko, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública de Yale. “¿Qué debemos hacer para protegernos y evitar llegar a otras 5 millones?”, agregó.


Familiares de Luis Enrique Rodríguez, quien falleció por COVID-19, visitan el cementerio en la reserva natural de El Pajonal, Colombia
Familiares de Luis Enrique Rodríguez, quien falleció por COVID-19, visitan el cementerio en la reserva natural de El Pajonal, Colombia, donde se encuentra enterrado; el 25 de octubre de 2021Ivan Valencia / AP

La cifra global de muertes, basada tanto en los conteos de la Universidad Johns Hopkins y como de nuestra cadena hermana NBC News, se aproxima a las poblaciones combinadas de Los Ángeles y San Francisco. También es cercana a la cantidad de personas que fallecidas en guerras internacionales desde 1950, según estimaciones del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo. A nivel mundial, el COVID-19 ya es la tercera causa principal de muerte, después de las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares.

Sin embargo, ese recuento subestima casi con certeza la cantidad real de muertes, pues muchos fallecieron en sus casas sin atención médica y han escaseado las pruebas de COVID-19 para confirmar si los pacientes difuntos estaban contagiados, sobre todo en países más pobres como India.

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“Lo verdaderamente singular de esta pandemia es que golpeó con más fuerza a los países más ricos”, afirmó el Dr. Wafaa El-Sadr, director de ICAP, un centro de salud global de la Universidad de Columbia. “Esa es la ironía de COVID-19”, enfatizó.

Lo verdaderamente singular de esta pandemia es que golpeó con más fuerza a los países más ricos”

Dr. Wafaa El-Sadr director de ICAP

Las naciones más desarrolladas, con una mayor esperanza de vida, tienen una mayor proporción de adultos mayores, sobrevivientes de cáncer y residentes de hogares de ancianos, todos los cuales son especialmente vulnerables al COVID-19, anotó El-Sadr. Los países más pobres tienden a tener una mayor proporción de niños, adolescentes y adultos jóvenes, que tienen menos probabilidades de enfermarse gravemente por el coronavirus.

India, a pesar del aterrador pico de contagios por la variante delta a principios de mayo, actualmente ha registrado una tasa de mortalidad diaria mucho más baja que la de Rusia, Estados Unidos o Gran Bretaña, que son más ricos, aunque hay cierta incertidumbre en torno a las cifras.

La aparente relación inversa entre riqueza y salud es una paradoja sobre la que los expertos en enfermedades estarán reflexionando durante años. Pero el patrón que se observa a gran escala, cuando se comparan las naciones, es diferente cuando se examina más de cerca. Dentro de cada país rico, cuando se mapean las muertes y las infecciones, los vecindarios más pobres son los más afectados.

En Estados Unidos, por ejemplo, el COVID-19 ha afectado más a las personas negras e hispanas, que tienen más probabilidades que las personas blancas de vivir en la pobreza y tener menos acceso a la atención médica.

“Cuando sacamos nuestros microscopios, vemos que dentro de los países, los más vulnerables son los que más han sufrido”, dijo Ko.

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La riqueza también ha desempeñado un papel importante en la campaña mundial de vacunación, con los países ricos acusados ​​de acaparar los suministros necesarios. Estados Unidos y otras naciones ya están administrando inyecciones de refuerzo cuando hay millones en África que no han recibido una sola dosis, aunque los países desarrollados también están enviando cientos de millones de dosis al resto del mundo.

África sigue siendo la región menos vacunada, con solo el 5% de la población de 1,300 millones de personas totalmente cubierta.

“Este hito devastador nos recuerda que le estamos fallando a gran parte del mundo”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en una declaración escrita. “Esto es una vergüenza mundial”.La pandemia ha unido al mundo en duelo y ha llevado a los supervivientes al límite.

Reena Kesarwani sostiene una foto de su esposo, Anand Babu Kesarwani, quien murió de COVID-19 en su ferretería en India
Reena Kesarwani sostiene una foto de su esposo, Anand Babu Kesarwani, quien murió de COVID-19 en su ferretería en India, el 25 de noviembre de 2021.Rajesh Kumar Singh / AP

“¿Quién más está ahí ahora? La responsabilidad es mía. El COVID-19 ha cambiado mi vida”, dijo Reena Kesarwani, de 32 años, madre de dos niños, que se quedó a cargo de la administración de la modesta ferretería de su difunto esposo en un pueblo de India.

Su esposo, Anand Babu Kesarwani, murió a los 38 años durante el aplastante aumento de casos de coronavirus en India a principios de este año que avasalló a uno de los sistemas de salud pública peor financiados en el mundo, matando a decenas de miles de personas cuando los hospitales se quedaron sin oxígeno y sin medicamentos.

En Lake City, Florida, LaTasha Graham, de 38 años, todavía recibe correo casi a diario para su hija de 17 años, Jo’Keria, quien murió de COVID-19 en agosto, días antes de comenzar su último año de preparatoria. La adolescente, que enterraron con su birrete y toga, quería ser cirujana. “Sé que ella lo habría logrado. Sé que ella habría llegado a donde quería”, contó su madre.

Sé que ella lo habría logrado. Sé que ella habría llegado a donde quería”

LaTasha Graham madre de víctima del covid-19

En Río de Janeiro, Erika Machado buscó entre la lista de nombres grabados en una escultura larga y ondulada de acero oxidado que se encuentra en el cementerio de Penitencia como homenaje a algunas de las víctimas del COVID-19 en Brasil. Y lo encontró: Wagner Machado, su padre.

“Mi papá fue el amor de mi vida, mi mejor amigo”, dijo Machado, una vendedora de 40 años que viajó desde Sao Paulo para ver el nombre de su padre. “Él era todo para mí”, agregó.