Ante la amenaza terrorista, Estados Unidos de nuevo en Irak

Ante la amenaza terrorista, Estados Unidos de nuevo en Irak

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Por Carlos Rajo

El Presidente Obama, quien en gran medida llegó a la Casa Blanca gracias a su oposición a la guerra en Irak y que luego hizo todo lo posible por sacar a las tropas estadounidenses de ese país del Medio Oriente, anuncia que ante la amenaza del grupo terrorista ISIL, Estados Unidos estará de vuelta en la región.

Al menos esta vez, el mandatario asegura que no habrán tropas en el terreno. Que Estados Unidos sólo bombardeará las posiciones de ISIS -‘adonde sea que estén’-.Que si se envían tropas -475 en este caso para sumarse a los varios cientos que ya están ahí-  será únicamente como asesores militares del gobierno de Irak y no para combatir.

“No seremos arrastrados a otra guerra terrestre en Irak”, aseguró Obama en un discurso a la nación desde la Casa Blanca en el que delineó lo que será la nueva ofensiva contra ISIL (siglas en inglés de ‘Estado Islámico en Irak y el Levante’). “Puedo anunciar que Estados Unidos encabezará una amplia coalición para reducir esta amenaza terrorista”.

Quién lo hubiera dicho. Un presidente que en todo su mandato se ha mostrado renuente -indeciso y falto de liderazgo le llaman sus críticos- a enviar tropas a los diferentes puntos calientes del planeta, en particular al Medio Oriente, se ve ahora obligado por la amenaza que representa ISIL a volver a la región con su la poderosa fuerza militar de Estados Unidos. 

Es cierto, por el momento no habrán tropas participando en operaciones de combate, pero ese es precisamente uno de los principales desafíos y cabos sueltos de la campaña de la que habló el mandatario: al final del día los bombardeos no serán suficientes para derrotar a ISIL. Alguien, Estados Unidos o sus aliados, tendrán tarde o temprano que poner las llamadas “botas en el terreno”.

La justificación que da el mandatario para atacar a ISIL es que el grupo terrorista es “una amenaza a la gente de Irak y Siria y en general al Medio Oriente -incluyendo el personal y las instalaciones estadounidenses-“. Si los dejamos actuar, añadió Obama, estos terroristas podrían convertirse en una amenaza más allá de esa región -inclusive en los propios Estados Unidos.

La verdad que al menos por el momento el presidente no necesita de mucha justificación para lo que anunció que hará contra ISIL. En gran parte por la reacción de incredulidad y terror que han generado los vídeos de los periodistas estadounidenses descabezados por ISIL, hay apoyo mayoritario del público a la acción militar. Lo mismo sucede en el Congreso, donde en general tanto los opositores republicanos como los mismos demócratas apoyan la ofensiva contra ISIL.

“Nuestro objetivo es claro”, detalló Obama, “por medio de una completa y sostenida estrategia anti terrorista vamos a degradar y últimamente a destruir a ISIL”.

Hasta ahora Estados Unidos ha bombardeado posiciones de ISIL en el norte de Irak, lo nuevo con lo que anuncia el presidente es que en algún momento habrán también bombardeos sobre posiciones de ISIL en Siria (ISIL es un grupo que se originó en Irak como una filial de Al-Qaeda luego de la invasión de Estados Unidos en 2003 y que luego bastante debilitada se pasó a Siria a combatir al gobierno de Bashar al-Assad donde se fortaleció y se convirtió en la relativamente poderosa fuerza que es ahora). 

“He dejado claro que vamos a perseguir a los terroristas que amenazan nuestro país, estén donde estén. Esto significa que no vacilaré en tomar acción contra ISIL en Siria así como en Irak. Este es el principio central de mi presidencia: si usted amenaza a Estados Unidos, usted no encontrara refugio seguro”, advirtió Obama en uno de los pasajes más fuertes de su discurso.Además de los eventuales bombardeos a posiciones de ISIL, en lo que respecta a Siria el mandatario habló también de que se dará apoyo a otros grupos opositores que luchan contra el presidente Assad. El presidente pidió al Congreso que le de recursos para ayudar a esta oposición. La Casa Blanca ya había presentado hace unos meses una petición por $500 millones de dólares para armar y entrenar a esta oposición. 

Esto de armar a la oposición siria es uno de los puntos más complicados y controversiales para el gobierno de Obama. Sucede que precisamente por no armar a esta oposición, algunos críticos -entre ellos la misma demócrata Hillary Clinton- le echan la culpa a la Casa Blanca por el crecimiento de ISIL. 

Obama nunca tomó la decisión de armar a la oposición -lo estuvo considerando por al menos tres años- debido a que existía el temor de que estas armas terminaran en manos de otros opositores con agendas extremistas, tal el caso de ISIL y el llamado Frente al-Nusra -filial de Al Qaeda en Siria. Hoy las circunstancias han puesto a Obama contra la pared y se ve obligado a dejar en segundo plano sus reservas y aceptar que se arme a la original oposición siria. 

En el lado de Irak también hay potenciales problemas con la estrategia del presidente. Es cierto que hay un nuevo gobierno de unidad -al menos en el papel- y que las diferentes sectas iraquíes están ahí representadas. Con todo, es la secta de los shiítas la que domina el gobierno y a medida que hay mas involucramiento de Estados Unidos -más bombardeos y demás- en la lucha contra ISIL apoyando precisamente a ese gobierno controlado por shiítas, se corre el riesgo de que el otro grupo grande -los sunitas- vean a Estados Unidos como tomando partido en la disputa central de Irak: la pelea entre shiítas y sunitas (ISIL es sunita).

Uno de los factores claves para cualquier éxito de la ofensiva contra ISIL es que haya participación de otros países, en especial naciones árabes de la región. Obama explicó como el secretario de Estado John Kerry está hoy en la región con el objetivo de amarrar el apoyo de una amplia coalición, en particular de países con mayoría sunita. “Este es el liderazgo estadounidense en su mejor forma: apoyamos a la gente que lucha por su propia libertad; y empujamos a otras naciones en apoyo a nuestra seguridad y humanidad común”, explicó Obama.

Sólo el tiempo dirá si la estrategia del presidente es exitosa. Por hoy ya hay dudas: si como lo señalan los expertos militares, los bombardeos no serán suficientes, no se sabe qué vendrá después -o quién pondrá las tropas terrestres. Tampoco queda claro cuáles serán las consecuencias en la política interna de Siria e Irak de la mayor presencia estadounidense. Y por supuesto, tampoco se sabe cuánto durará y costará la campaña contra ISIL. Por hoy, el congreso y el público parecen subidos en el mismo tren con el presidente. Habrá que ver si una vez que hay pérdidas de vidas, altos costos financieros y batallas políticas electorales, el apoyo a Obama y su estrategia contra ISIL sigue siendo igual.