Biden cumple su objetivo de 100 millones de vacunas contra el COVID-19 y apunta a lograr el doble antes del 29 de abril

Estudios científicos sugieren que la inmunización protege también contra los contagios por personas sin síntomas, lo cual es clave para poder acabar con la pandemia de coronavirus.

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Por Denise Chow-NBC News

[Estados Unidos alcanzó este viernes las 100 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus administradas durante el mandato del presidente, Joe Biden, quien prometió alcanzar esa cifra en sus primeros 100 días en la Casa Blanca. Lo logró un mes antes de la fecha límite.

Este viernes, Biden dijo a los reporteros que su Gobierno podría "doblar" la cifra de 100 millones en los primeros 100 días, lo que equivale a 200 millones de inyecciones antes del 29 de abril. Se espera que con el aumento de los suministros, la cifra pueda alcanzarse. Sin embargo, los contagios empiezan a repuntar, y los esfuerzos de inmunización se han convertido en una carrera a vida o muerte contra el auge de las nuevas variantes del virus, más contagiosas y peligrosas].

La clave para ganar la carrera, según los expertos, no es solo que las vacunas desempeñen un papel importante en la prevención de enfermedades graves derivadas del COVID-19, sino también que puedan impedir que la gente propague el virus aun cuando no sabe que está enferma.

"La vacuna ideal funcionaría de dos maneras: una evita que una persona vaya al hospital, termine en la UCI y pierda la vida", señaló Peter Hotez, codirector del Centro de Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas. "Pero si la vacuna también detiene la propagación asintomática, entonces se podría potencialmente vacunar para salir de la epidemia", agregó.

Los primeros indicios han sido prometedores hasta ahora. El efecto de las vacunas sobre las infecciones asintomáticas era una gran incógnita, pero los científicos dicen que será crucial para acabar con la pandemia.

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Se calcula que los casos asintomáticos, que implican a personas infectadas por el COVID-19 pero que no presentan síntomas, representan más de la mitad de todas las transmisiones del virus, según un estudio reciente publicado en la revista JAMA Network Open por investigadores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Si las vacunas pueden bloquear las infecciones asintomáticas, también podrían reducir significativamente la transmisión general, ofreciendo la esperanza de que el virus pueda ser contenido pronto.

Las vacunas pueden proteger contra la transmisión reduciendo la carga viral de una persona, es decir, la cantidad de virus presente en el cuerpo, dijo Becky Smith, profesora de medicina en la Universidad de Duke.

"En teoría, al reducirse la carga viral, se debería impedir la capacidad de transmisión a otros", dijo, "y aunque no impida totalmente la transmisión, debería reducirla de forma significativa".

La atención sobre las vacunas y la transmisión llega en un momento importante de la pandemia. Aunque los casos en todo el mundo disminuyeron durante varias semanas, en algunos países europeos se está produciendo un repunte. En algunas partes de Estados Unidos también se están registrando repuntes, un hecho preocupante dado que muchos estados han relajado recientemente las restricciones.

También persiste la preocupación por las variantes del coronavirus, incluidas las cepas que pueden ser más contagiosas. El principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, dijo el jueves que Estados Unidos necesita vacunar a tanta gente como sea posible para evitar nuevos brotes.

Parte de esa estrategia depende del efecto que la vacuna pueda tener en la reducción de la transmisión.

La semana pasada, nuevos datos procedentes de Israel, donde casi el 60% de los nueve millones de residentes del país han recibido al menos una dosis de la vacuna, sugirieron que la vacuna de Pfizer y BioNTech es un 94% eficaz en la prevención de las infecciones asintomáticas.

Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, reveló que una sola dosis de la vacuna de Pfizer puede reducir las infecciones asintomáticas en un 75%. Los resultados, que aún no han sido revisados por pares, proceden de un análisis de unas 4,400 pruebas realizadas a trabajadores sanitarios vacunados en Cambridge durante un periodo de dos semanas en enero.

En los ensayos de Johnson & Johnson, la vacuna de la compañía resultó ser un 74% eficaz contra las infecciones asintomáticas. Y según un informe publicado en diciembre por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), los primeros datos sugieren que la vacuna de Moderna también puede proteger contra las infecciones asintomáticas, pero la empresa ha dicho que se necesita más investigación.

Angela Rasmussen, viróloga del Centro de Ciencia y Seguridad de la Salud Global de la Universidad de Georgetown, dijo que los primeros resultados son "muy prometedores". Sin embargo, añadió que todavía hay algunas grandes preguntas sin respuesta.

"Según los datos del mundo real que tenemos hasta ahora, parece que las vacunas tienen un impacto en la infección asintomática", dijo, "la verdadera pregunta, sin embargo, es cuán amplio será esto".

Y como las vacunas no son 100% eficaces, es posible que un pequeño número de personas vacunadas se infecte con el virus. Si eso ocurre y un individuo vacunado es asintomático, aún no se sabe si la persona podría contagiar el COVID-19 a otros, según Rasmussen.

En un nuevo comentario publicado el jueves en la revista Science, Rasmussen y Saskia Popescu, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Universidad George Mason de Virginia, detallan por qué controlar la "transmisión asintomática" es fundamental para acabar con la pandemia. La transmisión asintomática incluye tanto a las personas que no presentan síntomas como a las que son presintomáticas, pero que posteriormente desarrollan síntomas.

"A medida que más personas se vacunen, eso tendrá un efecto en toda la población sobre la transmisión, pero aunque la mayoría de las personas en este momento no están vacunadas, tenemos que ser conscientes del problema de la transmisión asintomática y presintomática", dijo Rasmussen.

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La mayoría de los científicos coinciden en que hay dos vías principales para salir de la pandemia. Una de ellas consiste en alcanzar un umbral conocido como inmunidad de rebaño, es decir, que un número suficiente de personas haya desarrollado anticuerpos a raíz de haberse infectado de manera natural o a partir de las vacunas, de modo que los futuros brotes sean improbables. La otra requiere frenar la propagación del virus hasta el punto de que incluso los sectores de la población no vacunados corran poco riesgo de infectarse.

Si las vacunas pueden proteger contra la infección asintomática, podrían ayudar en esta última, pero las dos estrategias no deberían ser mutuamente excluyentes, de acuerdo con la experta.

"Es realmente un conjunto de intervenciones", dijo, "tenemos que pensar en formas de reducir la transmisión en general, y no depender exclusivamente de las vacunas".

Una de las formas de reducir la transmisión en general es tener en cuenta las medidas de salud pública que se han aplicado a lo largo de la pandemia, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y evitar las reuniones con personas no vacunadas. Si el virus se puede contener adecuadamente, los aspectos de la vida podrían volver a la normalidad aunque parte de la población siga sin vacunarse, aseguró Rasmussen.

"No necesitamos estar en el umbral de la inmunidad de rebaño para relajar las restricciones", dijo. "Si conseguimos que el virus sea tan poco común en la población, no habrá riesgo de que la gente se exponga a él, esté o no vacunada", concluyó.