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Trump castiga a Brasil y Argentina con aranceles al acero y aluminio por su "injusta" devaluación monetaria

El presidente cree que ayudará así a agricultores y manufactureros, aunque los expertos dudan de su efecto a largo plazo.

Washington.— El presidente, Donald Trump, ha reestablecido este lunes los aranceles a las importaciones de acero y aluminio de Brasil y Argentina para castigar a estos países por la presunta devaluación de sus monedas, en el marco de su continua guerra comercial contra naciones que, a su juicio, toman ventaja de Estados Unidos.

Así lo anunció Trump en su cuenta de la red social Twitter horas antes de partir hacia Londres (Reino Unido) para asistir al encuentro anual de los países miembros de la organización militar transatlántica OTAN.

“Brasil y Argentina han presidido una masiva devaluación de sus monedas, algo que no es bueno para nuestros agricultores. Por lo tanto, de forma inmediata, restableceré los aranceles en todo el acero y aluminio que se envíe a Estados Unidos de esos países”, escribió Trump.

 Según el presidente, los aranceles que anunció en marzo del año pasado han provocado un alza en la Bolsa estadounidense, y eso ha ayudado a su Administración a respaldar al sector agrícola, al que ha concedido subvenciones con las que amortiguar el daño por la guerra comercial con China.

Trump instó además a la Reserva Federal a actuar para que otros países “ya no puedan tomar ventaja de nuestro fuerte dólar al devaluar aún más sus monedas”.

La devaluación del real brasileño, el peso argentino, y otras monedas dificulta la posibilidad de que los agricultores y manufactureros en Estados Unidos puedan exportar sus productos en condiciones de igualdad, por lo que, según argumentó Trump, la Reserva Federal debe bajar y flexibilizar las tasas de interés.

Desde el césped sur de la Casa Blanca, antes de abordar su helicóptero, Trump repitió su queja de que es algo “muy injusto". 

Por ahora, ninguna de las agencias encargadas de la agenda comercial -los departamentos de Comercio, Tesoro, y la Oficina del Representante Comercial- han publicado la orden de Trump en sus páginas web.

Según observadores, aunque las empresas de acero y aluminio estadounidenses podrían beneficiarse a corto plazo de las medidas punitivas contra rivales extranjeros, a largo plazo esos aranceles terminarán perjudicando a compañías que dependen de estas importaciones para la manufactura de sus productos.

Trump hizo el anuncio contra dos países aliados a pocos días de que el peronista Alberto Fernández asuma la presidencia de Argentina el 10 de diciembre, y en unos momentos de gran precariedad económica en ese país.

El peso argentino, que en julio pasado cotizaba alrededor de 45 unidades por dólar, sufrió una fuerte caída en agosto después de que el país celebrara unas primarias que dieron por favorito a Fernández.

En las últimas semanas, la divisa argentina se ha mantenido estable, en torno a los 61 pesos, mientras que la de Brasil ha sufrido una bajada de más del 8% frente al dólar, en lo que va de 2019.

Aunque la Administración Trump ha mantenido buenas relaciones con el saliente gobierno de Mauricio Macri, no está claro qué tipo vínculo buscará con el de Fernández. Tras su victoriia electoral, Trump no sólo lo llamó para felicitarlo sino que también le ofreció ayuda ante el Fondo Monetario Internacional para la renegociación de su deuda.

El Ministro de Producción y Trabajo de Argentina, Dante Sica, dijo hoy a la prensa en Buenos Aires que el anuncio de Trump les llegó sin previo aviso, y ahora lidera esfuerzos por entablar un diálogo con sus pares estadounidenses.

Aunque las importaciones de acero y aluminio de Argentina no llegan ni al 1% del total que recibe Estados Unidos -calculado en 20 millones de toneladas anuales-, el mercado estadounidense sí es vital para la industria acerera argentina, con un volumen total de 700 millones de dólares.

En marzo de 2018, la Administración Trump había anunciado aranceles del 25% y el 10% a las importaciones de acero y aluminio, respectivamente, pero creó exenciones para Brasil, Argentina, Australia, Corea del Sur y la Unión Europea. 

En el caso de Brasil, la restitución de los aranceles es un golpe duro para el gobierno del conservador Jair Bolsonaro, quien se considera un firme aliado de Trump, y el empresariado de ambos países busca fortalecer sus relaciones comerciales.

Estados Unidos es el mayor importador de acero en el mundo, y en lo que va de 2019 ha importado 14,4 millones de toneladas métricas de acero, un incremento del 11% respecto al mismo periodo en 2018, según datos de USTR.  

Un mapa interactivo de USTR muestra que Brasil lidera los diez principales exportadores de acero a Estados Unidos este año, con un 19% del total o 2.8 toneladas métricas, seguido por Canadá y México.

En aras de impulsar una mayor liberalización comercial en la región, el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, confirmó el mes pasado que Brasil está negociando un tratado de libre comercio con China, país con el que Trump mantiene una guerra comercial desde el año pasado.

Según explicó Guedes, la idea es crear una zona de libre comercio y buscar el ingreso de Brasil a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Trump había respaldado el ingreso de Argentina a la OCDE -bajo el gobierno de Macri- pero no el de Brasil, según fuentes allegadas a las negociaciones.  

Trump inició una guerra comercial con China el año pasado para obligar al gobierno de Pekín a corregir sus prácticas comerciales, incluyendo el robo de propiedad intelectual y el traslado obligatorio de tecnología avanzada estadounidense a ese país, y proveer un aliciente para un acuerdo comercial.

Trump se precia de ser un gran “negociador” pero, hasta ahora, no ha logrado suscribir su codiciado acuerdo comercial con su homólogo chino, Xi Jinping, y su Administración prevé poner en marcha nuevos aranceles a las importaciones chinas el próximo 15 de diciembre.