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Gobierno de AMLO continuará negociando con EEUU para frenar aranceles a productos mexicanos

El presidente Trump dijo que impondrá aranceles del 5% a todos los productos que ingresen por la frontera con México como castigo por la llegada masiva de migrantes.

WASHINGTON.— El canciller de México, Marcelo Ebrard, y el vicepresidente, Mike Pence, realizaron hoy una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca sin lograr un acuerdo para frenar la imposición de aranceles a los productos mexicanos el próximo lunes, aunque ambos países continuarán las consultas para “acercar posiciones”.

El presidente, Donald Trump, anunció el pasado jueves que impondrá aranceles del 5% a todos los productos que ingresen por la frontera con México como una medida de castigo por los migrantes sin documentos que cruzan desde el país vecino. 

Las delegaciones de México y Estados Unidos comenzaron la reunión a puerta cerrada en el Salón Roosevelt de la Casa Blanca, con miras a pactar un acuerdo para reducir la migración desde Centroamérica y así evitar una guerra de aranceles.

Las partes no lograron un acuerdo pero, según dijo Ebrard durante una rueda de prensa en la embajada mexicanas, las reuniones continuarán mañana, aunque no hay detalles sobre dónde, cuándo, y quiénes participarán en los encuentros.

Ebrard dijo que la reunión de hoy fue “cordial”, “respetuosa y en buen ambiente”, y que ambas partes reiteraron sus posturas respecto a la inmigración ilegal, pero no profundizaron en la polémica de los aranceles.

“No era de esperarse que en una reunión de dos horas ponerse de acuerdo…. Mañana vamos a seguir las conversaciones”, explicó el canciller.

Horas antes del encuentro, la Oficina de Aduanas y Control de Fronteras (CBP), divulgó las cifras de arrestos en la frontera sur el mes pasado, que demuestran que por tercer mes consecutivo el número total ha superado los 100,000.

Según la CBP, las autoridades de la Patrulla Fronteriza arrestaron a poco más de 144,000 inmigrantes indocumentados, buena parte de ellos familias y niños -un aumento del 32% respecto a abril-, además de que continúan registrando un alza en grandes arrestos grupales.

“Ambas partes reconocemos que no se puede mantener la situación actual”, y el objetivo de las reuniones adicionales es “explorar cómo podemos acercar posiciones”, agregó.

Ebrard precisó que Estados Unidos está buscando “medidas que tengan efecto de corto plazo, de plazo inmediato” para atajar las caravanas y los cruces ilegales en la frontera común.

En cambio, la postura mexicana es que “hay que tomar medidas no solo en lo inmediato y no sólo punitivas para que esto tenga una solución posible”.

En ese sentido, repitió que México quiere evitar aranceles que terminen perjudicando las economías de ambos países.

El canciller insistió en que mantiene su optimismo de que ambas partes lograrán “algún punto de acercamiento lo más pronto que se pueda”, pese a que se trata de una “negociación difícil y bajo tensión”.

Analistas económicos han destacado que el gobierno de México bien podría tomar represalias contra los productos estadounidenses, recurrir a la Organización Mundial de Comercio (OMC), o presentar una queja ante un panel de arbitraje dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA, en inglés).

La reunión de hoy en la Casa Blanca contó también con la participación del secretario de Estado, Mike Pompeo; el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, y el titular de la Oficina del Representante Comercial de EEUU, Robert Lighthizer.

La cumbre fue precedida por mensajes confusos y contradictorios: mientras el presidente Donald Trump reiteraba desde Irlanda que su gobierno aplicará los aranceles y EEUU no podrá hacer negocios con México si no surge un acuerdo, uno de sus asesores económicos, Peter Navarro, dijo a la cadena CNN que quizá no entrarían en vigor el lunes próximo.

Según Navarro, el objetivo de la amenaza arancelaria era conseguir “la atención de los mexicanos” y presionar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a reducir drásticamente la inmigración ilegal en la frontera sur.

“México puede frenarla. Tienen que hacerlo, o de lo contrario simplemente no podremos hacer negocios; es algo muy simple… creo que (los mexicanos) sí quieren hacer un trato, y enviaron a sus máximos representantes para intentarlo”, dijo Trump en Irlanda.

Sobre qué concesiones haría México, Ebrard se ha mostrado escurridizo aunque dijo el lunes pasado que no aceptaría un acuerdo para ser un “tercer país seguro”, lo que obligaría a que los migrantes obtenga estancia legal en ese país y no continúen su rumbo hacia EEUU.

La ofensiva diplomática de México

Desde que Trump anunció los aranceles, el objetivo de México ha sido avanzar la narrativa de que sí ha multiplicado esfuerzos para frenar o desalentar el paso de migrantes centroamericanos.

Ebrard ha dicho que los aranceles no sólo no resolverán la emigración ilegal desde Centroamérica sino que debilitarían la economía mexicana y alentarían el éxodo de mexicanos.

Hoy mismo, las autoridades mexicanas frenaron el paso de una nueva caravana en el estado sureño de Chiapas.

Según datos oficiales, durante los primeros cinco meses de este año, 24,451 personas solicitaron refugio en México, lo que corresponde a más de dos terceras partes del total de solicitudes presentadas en 2018.

Desde el pasado 29 de mayo, México ha aceptado 8,845 migrantes retornados que aguardan la resolución de sus casos de asilo en EEUU.

Ebrad ha dicho que sin los esfuerzos que hace México en su territorio, “los flujos de migrantes que llegan a la frontera de EEUU podrían ser mucho mayores”. “Calculamos que un cuarto de millón de migrantes adicionales podrían llegar a la frontera de EEUU en 2019 sin los esfuerzos que acabo de describir”, dijo Ebrard el lunes pasado.

Presión política y rechazo a aranceles

La idea de los aranceles, que podrían activar una guerra comercial entre EEUU y México -la segunda, después de la generada con China- ha encontrado el rechazo de buena parte de la clase política y del empresariado en EEUU, en particular de los sectores automotriz y agrícola, que estarían entre los más afectados por el encarecimiento de los productos mexicanos.

Empresas como Toyota, General Motors, Chipotle, Campbell Soup, y Levi Strauss, así como agrupaciones del sector agropecuario han expresado preocupación por el impacto que tendrían los aranceles en sus costos de producción.

La Cámara de Comercio de EEUU ha calculado que, tomando en cuenta el volumen de importaciones mexicanas en 2018 -que fue de aproximadamente $347.000 millones- la puesta en marcha de aranceles de tan solo el 5% supondría un costo adicional para las empresas y consumidores estadounidenses de al menos $17.300 millones.

México alrededor del 80% de sus productos a Estados Unidos y, con los aranceles, prácticamente todos los productos mexicanos, desde automóviles y refacciones hasta computadoras, electrodomésticos y frutas y verduras, registrarían un alza de precios.

Varios líderes republicanos del Senado, entre éstos Chuck Grassley, han dejado en claro que juntarían los votos necesarios para impedir la puesta en marcha de los aranceles. Y además tendrían suficiente apoyo para superar un posible veto presidencial.

La oposición demócrata, mientras tanto, se mantiene unida en contra de los aranceles.

La presidenta de la Cámara de Representantes y legisladora demócrata de California, Nancy Pelosi, advirtió hoy de que la amenaza comercial de Trump acerca a EEUU a “un terreno peligroso” y contraproducente hacia un aliado del país.

“Esta no es la forma de tratar a un amigo”, sentenció Pelosi, cuyo estado figura entre los 27 que tienen un intercambio comercial mayúsculo con México.

Cabe la posibilidad de que, ante las presiones políticas de su propio partido, Trump decida ampliar el plazo a México o retirar la amenaza de los aranceles.

El mandatario ya había levantado los aranceles a las importaciones de acero y aluminio de México y Canadá a cambio de que el Congreso agilice la votación del nuevo pacto comercial entre los tres países.

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