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Los olores familiares desbloquean recuerdos en personas deprimidas. ¿Puede la terapia olfativa ayudar a quienes sufren este mal?

Personas con depresión recuerdan más cosas concretas después de oler olores como café molido o tabaco que tras oír las palabras "café" o "cigarrillo", según un estudio reciente.

Por Aria Bendix - NBC News

Un estudio tras otro han demostrado que las personas con depresión tienen problemas para recordar cosas concretas.

Pueden oír la palabra “fiesta”, por ejemplo, y pensar: “No me invitan a fiestas a menudo”. En cambio, alguien sin depresión podría oír la palabra “fiesta” y recordar inmediatamente un cumpleaños de la infancia o una celebración reciente en la casa de un amigo.

“No es que los pacientes deprimidos no tengan recuerdos, es que tienen problemas para acceder a ellos”, explicó Kymberly Young, profesora asociada de Psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh.

En comparación con otros sentidos, como la vista o el oído, los olores están más relacionados con la forma en que las personas procesan las emociones o recuerdan acontecimientos pasados.
En comparación con otros sentidos, como la vista o el oído, los olores están más relacionados con la forma en que las personas procesan las emociones o recuerdan acontecimientos pasados.Getty Images

Young puede haber dado con la clave: Un estudio publicado el martes en JAMA Network Open por Young y su equipo sugiere que los olores familiares podrían ayudar a desbloquear esos recuerdos.

En el estudio, las personas con depresión evocaban recuerdos más específicos cuando eran expuestas a olores familiares -como café molido o tabaco- que cuando oían palabras que correspondían a esos olores, como “café” o “cigarrillo”.

Los hallazgos sugieren que la terapia olfativa podría ayudar a las personas con depresión a evitar pensar en exceso, afirmó.

Ser capaz de evocar recuerdos específicos “es asociado con una mejor capacidad para resolver problemas y una mejor regulación emocional”, señaló Young.

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En el estudio participaron 32 adultos con depresión clínica. Se pidió a los participantes que olfatearan 24 muestras de olores de frascos de cristal, que podían ser agradables, neutros o desagradables. Los olores eran naranja, lavanda, extracto de vainilla, comino, whisky, vino tinto, ketchup, jarabe para la tos, desinfectante y betún.

A continuación, se les pidió que compartieran un recuerdo concreto de su vida en respuesta a esos olores. Los investigadores realizaron el mismo ejercicio con 24 palabras que describían cada olor.

Alrededor del 68% de los participantes pudo evocar recuerdos concretos en respuesta a los olores, mientras que sólo el 52% pudo hacerlo tras escuchar las palabras en voz alta. Los recuerdos provocados por los olores también eran más vívidos que los generados por las palabras.

“Era más parecido a revivir un recuerdo” a través de un olor, explicó Young.

Los olores también produjeron más recuerdos positivos que las palabras, aunque el resultado no fue estadísticamente significativo, lo que significa que pudo deberse al azar. Young señaló que su equipo de investigación aún está intentando determinar por qué podría existir una asociación entre ciertos olores y los recuerdos positivos de las personas con depresión.

Muchos estudios ya han identificado un vínculo entre el olor y la memoria en personas sanas, indicó Vidya Kamath, neurosicóloga de Johns Hopkins Medicine que no participó en la nueva investigación.

“Lo que este estudio amplió es la inclusión de los síntomas depresivos”, precisó.

También existe una relación bien establecida entre la pérdida del sentido del olfato y la depresión. Un olfato reducido podría aumentar el riesgo de depresión, y de depresión tardía en particular. En una encuesta realizada a más de 300 personas que declararon haber sufrido alguna pérdida de olfato debido al COVID-19, el 43% de los participantes afirmó sentirse deprimidos.

“Pensamos que la disminución de la capacidad olfativa está asociada a una mala calidad de vida, una higiene deficiente, una mayor soledad y pérdida de peso. Todas estas cosas son vías por las que pensamos que un mal olfato está relacionado con síntomas depresivos”, subrayó Kamath.

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Las investigaciones también han demostrado que las personas con depresión son más propensas a tener un sentido del olfato reducido (lo que se conoce como pérdida olfativa), y que los síntomas de la depresión tienden a empeorar cuanto más disminuye el sentido del olfato de las personas.

“Va en ambos sentidos. Hay personas que tienen depresión y luego tienen pérdida olfativa, y luego hay quienes tienen pérdida olfativa que se suma al riesgo de depresión”, señaló Michael Leon, profesor emérito de Neurobiología y Comportamiento en la Universidad de California, en Irvine, quien no participó en el nuevo estudio.

Leon explicó que el sistema olfativo -las estructuras corporales, incluida la nariz, que regulan el olfato- se comunica directamente con el sistema límbico, una región del cerebro relacionada con el estado de ánimo y la memoria. En consecuencia, los olores están más estrechamente relacionados con el modo en que las personas procesan las emociones o recuerdan acontecimientos pasados que otros sentidos, como la vista o el oído.

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“El sistema olfativo es el único sistema sensorial que tiene acceso directo a los centros de memoria y los centros emocionales del cerebro. Todos los demás sentidos tienen que tomar calles secundarias para llegar hasta allí”, explicó Leon.

La terapia olfativa ya se estudia como medio para tratar la depresión, añadió. Una estudio de 2017 encontró que la aromaterapia -exponer a las personas a aceites con fragancia- podría ayudar a aliviar los síntomas de la depresión. Hacer que las personas huelan múltiples olores de forma regular probablemente tenga el mismo efecto, indicó Leon, aunque el tratamiento aún no ha sido usado en pacientes fuera de un entorno de investigación.

El estudio de Young propone un enfoque ligeramente distinto: En el futuro, declaró, los olores podrían convertirse en una herramienta de entrenamiento para ayudar a las personas con depresión a recordar mejor los acontecimientos alegres de la vida y aprovechar las emociones positivas. Por ejemplo, alguien podría oler vino tinto y recordar un momento divertido en una fiesta.

Sin embargo, Leon se preguntó si ese enfoque sería más beneficioso que otros que ya son estudiados.

“Gente con depresión ha mejorado sin tener que pasar por esta cantinela de recordar un olor en una fiesta”, declaró, “no ofrece ninguna ventaja”.