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Médicos reportan graves problemas en la atención de embarazadas por leyes antiaborto. “Tuve que ver a mi hija sufrir”, contó una latina

Una nueva encuesta a doctores de EE.UU. alerta que a mujeres con complicaciones en la gestación se les han negado tratamientos que antes eran estándar tras la derogación de Roe v. Wade. Relatan consecuencias severas para ellas y sus bebés.

Samantha Casiano, una madre latina de cinco hijos, que tuvo que llevar a término un embarazo con una anomalía fetal mortal y ver a su hija morir “jadeando por aire” en Texas; Anya Cook, una mujer negra de origen jamaiquino, que casi muere desangrada en Florida al romper bolsa antes de tiempo y no recibir atención médica inmediata; Mylissa Farmer, una mujer blanca de Missouri, que esperaba con ansias a Maeve pero tuvo complicaciones por las que no sobreviviría y debió cruzar tres estados para lograr la atención que necesitaba para su bienestar. 

Estas son algunas de las historias que se conocieron en el último año desde que la Corte Suprema anuló la protección al aborto a nivel federal, y al menos 14 estados impusieron prohibiciones. Son mujeres que tuvieron complicaciones y necesitaron servicios de interrupción del embarazo. En su mayoría, nunca habían pensando en tener un aborto. 

Un nuevo estudio revela que historias como estas no serían casos aislados o anecdóticos. 

Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y la Universidad de Texas en Austin pidieron a profesionales médicos de todo el país que compartieran sus experiencias y recibieron 50 relatos sobre pacientes que sufrieron demoras o restricciones en su atención obstétrica y médica en general por las prohibiciones al aborto. 

“Notamos que no son situaciones únicas”, dijo a Noticias Telemundo el doctor Daniel Grossman, director de Advancing New Standards in Reproductive Health de la UCSF, uno de los grupos de investigación que hizo el estudio. “Recibimos múltiples sumisiones que describen escenarios similares en 14 estados diferentes”, señaló. 

El estudio esquematiza siete escenarios concretos en los cuales se negaron a estas pacientes servicios que antes eran estándar, con médicos diciendo que sentían “sus manos estaban atadas” por las leyes antiaborto. Esto incluye mujeres con casos de rotura de bolsa prematura, de embarazos ectópicos, de problemas de salud subyacentes que ponían en riesgo su salud y con diagnósticos de anomalía fetal fatal, entre otros. Las consecuencias para ellas fueron desde severos problemas de salud, que eran prevenibles, a un gran sufrimiento emocional y problemas financieros. 

"Tenía que despertar cada día sabiendo que mi hija iba a morir", dice Casiano. La sentía crecer en su vientre: "Ella estaba atrapada en mi cuerpo y yo estaba atrapada en mi propio cuerpo por culpa de las leyes”.
"Tenía que despertar cada día sabiendo que mi hija iba a morir", dice Casiano. La sentía crecer en su vientre: "Ella estaba atrapada en mi cuerpo y yo estaba atrapada en mi propio cuerpo por culpa de las leyes”.Cortesía Samantha Casiano

Los relatos coinciden con los de las mujeres que se animaron a hablar públicamente este último año para pedir cambios, como Samantha Casiano, cuya historia conmocionó al país en abril. Ella supo a las 22 semanas de embarazo que su bebé, Halo, tenía anencefalia (no desarrollaría parte de su cerebro y moriría en el vientre o al nacer). Pero no se le permitió una interrupción temprana, una recomendación estándar de obstetras, al vivir en Texas, que tiene tres prohibiciones vigentes.

Halo nació a las 33 semanas, con un peso de 3 libras. Vivió cuatro horas

“Nunca olvidaré a mi hija jadeando por aire, literalmente luchó el tiempo que estuvo aquí y eso es algo por lo que ninguna madre, ningún padre debería tener que pasar jamás. Por la ley, tuvimos que ver a nuestra hija sufrir”, dijo Casiano a Noticias Telemundo al compartir su historia. 

[Estos pilotos trasladan a mujeres que necesitan un aborto]

La encuesta fue realizada por Advancing New Standards in Reproductive Health en California junto Texas Policy Evaluation Project de la Universidad de Texas en Austin de marzo a septiembre, y los resultados se publicaron en mayo. Ambos grupos de investigación apoyan el derecho al aborto. Los médicos respondieron protegiendo sus identidades para evitar que se sintieran restringidos o temerosos de represalias.

El estudio revela que el debate sobre el aborto es mucho más amplio y complejo que sólo permitir o no el procedimiento, y principalmente, aseguran los investigadores, que las leyes antiaborto pueden afectar la atención médica de todas las embarazadas en Estados Unidos, en particular las minorías como negras y latinas. A continuación, le explicamos cómo y por qué con historias concretas y reales.

Pacientes y médicos con miedo 

“La anestesióloga llora mientras hablamos del caso por teléfono”, relata un médico en uno caso del reporte, “si la paciente necesita ser entubada, nadie cree que pueda salir viva del quirófano”. Es una mujer que rompió bolsa a las 16-18 semanas de embarazo, “mucho antes de que su bebé pudiera sobrevivir fuera de su cuerpo”, explica Grossman, pero fue enviada a casa porque el estado prohibe el aborto y dos días después, debió ser ingresada a cuidados intensivos por una sepsis severa. 

Es el primer escenario del estudio y el más reportado por los proveedores de salud: mujeres con complicaciones en el segundo trimestre de gestación (cuando el feto aún no puede sobrevivir fuera del útero por sí mismo, la llamada viabilidad), que no reciben atención o no es a tiempo y sufren problemas como infecciones graves o que la placenta crezca en la pared uterina. En su mayoría, tuvieron una rotura prematura de membranas o fuente, PPROM en inglés, algo que ocurre en el 2-3% de los embarazos del país.

A la paciente del caso se le debe hacer un procedimiento de dilatación y legrado, y “sangra por todas partes”, relata el médico. De milagro, se logra salvar su vida.  

Esta historia ilustra cuánto miedo han infundido estas leyes tanto en pacientes como en médicos”

Daniel Grossman Médico y director de ANSIRH

Grossman dice que esta narración “pone de manifiesto cómo estas complicaciones podrían haberse evitado si se le hubiera ofrecido un aborto cuando se presentó”, lo cual es el tratamiento estándar. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos indica que “debe ofrecerse la inducción del parto de modo inmediato como opción” en PPROM a menos de 24 semanas.

Cuando el aborto era legal en todo el país, cada mujer decidía si continuar o no con el embarazo sopesando riesgos con su médico. Esto ya no es la regla, y un factor es el efecto miedo en médicos y pacientes. “Después de todo lo que ella tuvo que pasar”, dice Grossman con respecto a la mujer del caso relatado, “expresó temor de que ella o su médico pudieran ir a la cárcel por interrumpir su embarazo”. 

En otra encuesta a obstetras y ginecólogos en estados con leyes antiaborto publicada esta semana de la organización KFF, cuatro de cada diez dijeron sentirse limitados al dar atención médica en abortos espontáneos y emergencias obstetras, y a seis de cada diez (61%), tener preocupaciones por los riesgos legales de sus decisiones médicas. 

¿Qué tan cerca de la muerte?

En algunos estados, los médicos enfrentan penas de prisión, multas monetarias y/o pérdida de su licencia si facilitan un aborto. “Los doctores han reportado sentirse como si sus manos estuvieran atadas porque tenían que esperar hasta que la paciente estuviera muy enferma para intervenir”, contó Grossman, “sabían que si se les hubiera permitido proveer un aborto antes, podrían haber prevenido la complicación severa”. 

Las leyes tienen excepciones para preservar la vida y la salud de la embarazada, pero múltiples informes, incluido uno de la ONU la semana pasada, han alertado que estas excepciones no son viables. 

“Son intrínsecamente poco claras, ya que no existe una definición estándar con respecto a lo que constituye una emergencia que pone en peligro la vida. ¿Qué riesgo de muerte es suficiente? ¿Qué tan inminente debe ser ese riesgo?”, advierte el investigador. Un reciente análisis publicado por KKF de las excepciones vigentes coincide con Grossman y señala que se usa “un lenguaje impreciso” en las excepciones, y hay seis estados que no tienen una por la salud de la mujer.

Las consecuencias pueden ser devastadoras. The Washington Post documentó el mes pasado cómo a dos amigas negras de origen jamaiquino, Anya Cook y Shanae Smith-Cunningham, se les negó ayuda en Florida, cuando sus fuentes rompieron casi el mismo día, quedando una de ellas al borde de la muerte. Ambas habían hecho fertilización asistida y se acompañaban día a día en su sueño de ser mamás. 

La prohibición del aborto a partir de las 15 semanas de Florida tiene una excepción para salvar la vida o para “evitar un riesgo grave de deterioro físico sustancial e irreversible de una función corporal importante”. Pero a Cook no le ayudó. Cuando rompió bolsa a las 16 semanas, en un hospital en Coral Springs le dieron antibióticos y la mandaron a casa a esperar. En el día, perdió cerca de la mitad de la sangre de su cuerpo, indican registros médicos.

Quedar embarazada se siente como una sentencia de muerte”, dijo a The Post. En clínica de reproducción asistida, supo luego que requería cirugía por los restos de placenta que quedaron, reduciendo sus chances de tener un hijo. 

Expertos de organizaciones anti-aborto, como el Instituto Charlotte Lozier, y legisladores republicanos han dicho que los médicos están malinterpretando las leyes por desinformación o deliberadamente para mostrar una postura política. “En situaciones en las que un médico tiene buena fe, creo que puede actuar”, dijo la exsenadora estatal Kelli Stargel, al patrocinar la prohibición de 15 semanas en Florida. Sin embargo, su partido rechazó por mayoría incluir una excepción a la nueva prohibición a las seis semanas para casos como los de las amigas jamaiquinas. Esta nueva norma, anticipan expertos, golpeará más a latinas y negras.

Una ley de talla única para todas

No sería posible incluir en las leyes todo lo que puede ocurrir a embarazadas, desde hipertensión hasta cáncer, han advertido expertos. “Creo que sería útil recibir orientación adicional de hospitales o sistemas de salud sobre qué escenarios califican para un aborto legal, o aclarar el proceso para tener un aborto considerado elegible según la ley”, señala Grossman. Sin embargo, no considera que sea posible enumerar todas las situaciones que ponen en peligro la vida: “siempre habrá condiciones que no estén en la lista”. 

Austin Dennard, una obstetra de 38 años que demandó a Texas, contó que se sintió “silenciada y marginada”, con temor por ella y su esposo, también médico, contó a The Associated Press, cuando necesitó un aborto en un emabrazo no viable. Se animó a hablar cuando una de sus pacientes, Lauren Miller, pasó por una situación similar.
Austin Dennard, una obstetra de 38 años que demandó a Texas, contó a la agencia AP que se sintió “silenciada y marginada”, con temor por ella y su esposo, también médico, cuando necesitó un aborto temprano el año pasado porque su bebé tenía una anomalía fatal. Ahora espera otro hijo. LM Otero / AP

El estudio documenta diversas situaciones en las que se negó o demoró la atención por las leyes antiaborto, incluyendo embarazos ectópicos (ocho casos), aunque republicanos han sostenido que las excepciones los contemplan; abortos espontáneos y con condiciones preexistentes que ponían en riesgo la vida. Hay incluso mujeres que no pudieron acceder a tratamientos no relacionados con el aborto, como un trasplante de hígado o una dilatación y legrado por una hemorragia postparto, por el riesgo para una gestación.

Una embarazada de 10 a 12 semanas, de México y que hablaba español, necesitaba en un caso que se le retirara un DIU mal posicionado, para reducir el riesgo de infección y aborto espontáneo. Pero el médico, que tenía años de experiencia en este procedimiento, dijo “no sentirse cómodo” ahora por el riesgo para el embarazo ante las nuevas leyes. 

“Ser médico durante tanto tiempo es una lección de humildad y me ha enseñado una y otra vez que no hay dos pacientes exactamente iguales”, dijo Grossman, “los cuerpos, la salud y los embarazos de las personas son diferentes y necesito tomar a cada paciente que veo como un individuo y hacer lo mejor para ellos, poniendo sus necesidades específicas en el centro de las decisiones de atención”.

Texas ha sido un caso testigo, con una estricta prohibición a partir del latido del feto, a las seis semanas. Cinco mujeres, entre ellas Casiano, demandaron a Texas en marzo por el daño que sufrieron. El 22 de mayo, una docena más se unieron a la demanda, bajo representación del Centro de Derechos Reproductivos. 

Cada una sufrió complicaciones únicas, indica la presentación judicial. Todas remarcan que las leyes no apoyan su bienestar ni el de sus bebés. 

Una de ellas, Amanda Zurawski, denuncia que fue diagnosticada con “cuello uterino incompetente” a las 18 semanas por el que su bebé no sobreviviría, pero no se autorizó una intervención hasta que sufrió una sepsis severa. “Perder a mi hija era inevitable, me dijeron. Lo que pasó después, no lo era”, dijo en una carta en octubre en contra de las leyes texanas en el periódico The Meteor.  

“No hubo nada ‘pro-vida’ en lo que nosotros pasamos”, dijo el esposo en una entrevista, “nuestro bebé tuvo tres o cuatro días de sufrimiento; Amanda tuvo semanas de sufrimiento tanto físico como emocional por esto”. 

Jessica Bernardo, quien demandó en mayo, contó a The Associated Press que se diagnosticó a las 14 semanas que su bebé, Emma, tendría posiblemente Síndrome de Down. Luego, supo que su corazón estaba subdesarrollado y sufría anasarca fetal, una afección rara y mortal por la que acumula líquido en su cuerpo. La médica le dijo que la bebé no sobreviviría. “Me entregó una caja de pañuelos”, recordó Bernardo. 

Desarrolló el síndrome en espejo, una condición en la que una madre “refleja” los problemas del feto, con tos y presión cada vez más alta, pero se le negó una excepción. Ella sabía que incluso si Emma nacía, deberían drenarle el exceso de líquidos para que viva pocas horas o días. Viajó a Seattle para abortar, a un costo de $7,000. “Leer sobre todo lo que le harían sonaba como una tortura total para un recién nacido que no sobreviviría después”, señaló. 

Jessica Bernardo y su esposo, quienes viven cerca de Dallas, habían pasado años tratando de concebir hasta que finalmente recibieron la noticia de que esperaban una niña, Emma, en julio pasado. Pero a las catorce semanas de embarazo, supieron que su bebé no sobreviviría.
Jessica Bernardo y su esposo, del área de Dallas, pasaron años tratando de concebir hasta que finalmente recibieron la noticia de que esperaban una niña, Emma, en julio pasado. Pero a las catorce semanas de embarazo, supieron que su bebé no sobreviviría.LM Otero / AP

Grupos como el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, las Academias Estadounidenses de Médicos de Familia y de Pediatría se han opuesto a leyes como las de Texas advirtiendo que ponen en peligro a pacientes y doctores, no permitiendo que sigan en confianza su criterio médico.

“Ninguna política o ley de talla única podrá dar cuenta de las muchas formas diferentes y, a veces, complicadas en que puede desarrollarse el embarazo”, resume Grossman.

“Fue difícil verla sentir dolor”

Otra de las situaciones recurrentes es que no se permita un aborto aunque el feto tenga una anomalía por la que vaya a morir en el vientre o al nacer. Hay 16 estados que no tienen esta excepción al respecto. Para mujeres como Casiano no es posible, por falta de dinero, tiempo y posibilidades, viajar a otro estado por ayuda.

“Tuvo ella que estar los nueve meses con la bebé dentro de su estómago sabiendo que la bebé se iba a morir al salir, al nacer”, contó su esposo, Luis Villasana, a Noticias Telemundo. Intentó recaudar dinero para el inminente funeral de su hija, solicitando donaciones y vendiendo sopa mexicana. Pero lo más difícil, cuenta, fue ver a su hija luchar por respirar durante cuatro horas. 

Hay historias similares en otros estados sin esta excepción como la de Heather Maberry, a cuyo feto le faltaba parte de la cabeza y el cráneo, el mes pasado en Kentucky; y Jennifer Adkins, con un feto con síndrome de Turner, un desorden genético grave con un 98-99% de probabilidades de aborto espontáneo; en Idaho; y Chloe, una mujer de 22 años cuya hija también tenía un diagnóstico fatal y al tener que llevar el embarazo a término sufrió depresión, en Arizona. La hija de Chloe, Laila, vivió solo 44 horas. “Definitivamente fue difícil verla sentir dolor todo ese tiempo”, dijo a ABC News. 

A la izquierda, el esposo de Casiano toma su mano mientras estaba hospitalizada. A la derecha, la pareja en el entierro de su bebé Halo.
A la izquierda, el esposo de Casiano toma su mano mientras estaba hospitalizada. A la derecha, la pareja en el entierro de su bebé Halo. Cortesía Samantha Casiano

Las mujeres coinciden en que abortar era una decisión dolorosa, pero no tenía otra opción.

Hacen que parezca que las personas que buscan un aborto son personas horribles, horribles y asesinas, y todas estas cosas, y yo pienso que no podría estar más lejos de la verdad: Este es un bebé que amamos con todo nuestro corazón y alma”, dijo Adkins, quien viajó a Oregon para abortar cuando desarrolló hidropesía fetal, al periódico digital Idaho Capital Sun

El análisis de KKH indica que las excepciones por anomalías fetales letales suelen estar mal definidas y son limitadas; y hay historias en estados con estas cláusulas, como Alabama. Alyssa Gonzales, de 23 años, contó a The HuffPost que los médicos no le permitieron interrumpir su embarazo: “Sugirieron que simplemente debería llevar el feto a término y verlo morir de una muerte lenta y dolorosa”.

Una crisis que se agravará

Una doctora cuenta en el reporte que una madre de un niño pequeño que llegó a su hospital pidiendo un aborto, y tuvo que ser llevada a emergencias por el riesgo de que se suicidara. “Viajó en un avión por primera vez [desde un estado que prohíbe el aborto], usando todo su cheque de pago para comprar boletos y alquilar un hotel”, cuenta.

Fue violada hace dos meses. Cada episodio de náuseas matutinas causa [trastorno de estrés postraumático] tan intenso que trató de quitarse la vida ayer”, explica. 

La mujer vive en uno de los 14 estados que no permite el aborto en casos de violación o incesto, y su familia la echó de casa. “Me temo que no tendrá dinero para regresar y abortar. Me temo que ella podría suicidarse antes”, dijo la doctora. 

Por último, el reporte incluye casos de mujeres que intentaban abortar, y estaban dentro del espacio legal para hacerlo, pero sufrieron múltiples demoras en la atención hasta que su gestación avanzó entre otras complicaciones.

Los casos presentados en el informe brindan de este modo evidencia del impacto también en términos financieros y emocionales. Viajar a otro estado, como deben hacer muchas, puede suponer “sufrir retrasos de varias semanas” en la atención, con lo difícil que es además conseguir citas dado el colapso en las clínicas. El reporte indica que es probable que haya efectos a más largo plazo por la demora y la denegación de servicios, como la pérdida de la fertilidad y el dolor pélvico crónico debido a una infección o cirugía, o un ataque al corazón y un derrame cerebral relacionados con la hipertensión no controlada, y problemas de salud mental. 

Las pacientes de la encuesta tenían diferentes edades, ingresos económicos, razas y etnias, pero cerca de la mitad eran negras, hispanas o latinas, señala Grossman, “y alrededor del 12% de los casos involucraba a una paciente que hablaba principalmente español”. Las minorías han sido precisamente las más afectadas por el fallo de la Corte Suprema. 

“Eso no es tan sorprendente”, explica, ya que las mujeres negras tienen más probabilidades de tener algunas de las complicaciones que se mencionan en el estudio. Le preocupa, dice, que la crisis de maternidad del país, se agrave.

Alrededor de 700 mujeres mueren cada año por complicaciones relacionadas con el embarazo en EE.UU., según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), y alrededor de 3 de cada 5 de esas muertes se pueden prevenir. Un estudio de 2021 señala que los estados que restringen el acceso al aborto tienen tasas más altas de mortalidad materna que los que no lo hacen. Hay investigaciones más recientes en Texas y otros estados con resultados similares. 

“Estas no son situaciones únicas”, remarcó Grossman, “y a menos que se cambien las leyes o se brinde orientación adicional, continuarán ocurriendo”.



*Lourdes Hurtado, corresponsal nacional de Noticias Telemundo, colaboró con este reporte desde Texas.