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Gloria Molina, una latina que hizo historia en la política de California, anuncia que padece cáncer terminal

Molina, de 74 años, rompió barreras al ser la primera latina electa para varios cargos legislativos en el estado, donde ha luchado para mejorar las condiciones de los residentes, especialmente en barrios latinos.

Por Edwin Flores - NBC News

Gloria Molina hizo historia al convertirse en la primera latina electa para la Asamblea del Estado de California, el Ayuntamiento de Los Ángeles y la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles.

Molina, de 74 años, anunció este martes que padece un cáncer terminal que se ha vuelto “muy agresivo”, tres años después de su diagnóstico, y escribió en su cuenta de Facebook que ha vivido una “vida larga, plena y hermosa”.

Tras la noticia, los californianos han destacado el impacto de su activismo político y Molina está siendo reconocida por su lucha para mejorar las condiciones de los residentes del estado, especialmente en barrios latinos.

“Crecí en el Este de Los Ángeles y ella siempre fue una figura mítica”, afirmó el politólogo Stephen Nuño, profesor de la Universidad del Norte de Arizona. “Ella era muy hábil políticamente. Sonreía y era muy accesible, pero cuando tratabas con ella, podía ser implacable”.

Gloria Molina, en una rueda de prensa en el centro de Los Ángeles en una foto de archivo sin fecha.
Gloria Molina, en una rueda de prensa en el centro de Los Ángeles en una foto de archivo sin fecha. Ted Soqui / Corbis via Getty Images

Sus logros legislativos son especialmente significativos al tomar en cuenta que llegó a la política en las décadas de 1970 y 1980, cuando en la comunidad latina existía la idea de que las mujeres no eran buenas para ese trabajo, explicó Nuño, que también es analista de la empresa de encuestas BSP Research. 

Como estudiante universitaria, Molina se involucró en el movimiento chicano, que abogaba por el empoderamiento y activismo de los mexicano-estadounidenses. También puso en marcha el Programa de Mentores de Enfermería, asociándose con centros universitarios locales para impulsar a los estudiantes y hacer frente a la escasez de estos profesionales.

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Además defendió la salud de la mujer y desempeñó un papel decisivo en una demanda presentada por mujeres mexicano-estadounidenses que fueron engañadas para someterse a esterilizaciones involuntarias en el Centro Médico del condado de Los Ángeles-USC.

Molina es más conocida por haber sido la primera latina en la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles, representando al Distrito 1, un puesto que ocupó por 23 años.

Ayudó a desarrollar zonas verdes en el centro de las ciudades, como el L.A. River Center y El Bosque de Río Hondo. También colaboró para obtener 1,000 millones de dólares en ayudas federales para el sistema de salud pública del condado, y supervisó se garantizara la calidad de vida de los residentes del condado que viven en zonas no incorporadas.

A raíz del terremoto de Northridge, en 1994, fue necesario reconstruir el Centro Médico del condado de Los Ángeles-USC, y Molina acusó de racismo a tres supervisores blancos después que sus colegas quisieran reducir el tamaño de las instalaciones.

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Como legisladora estatal y a través de su participación en las Madres del Este de Los Ángeles, ayudó a impedir una propuesta para construir una prisión estatal cerca de escuelas y barrios en esta zona predominantemente latina.

“Es una de las angelinas más influyentes de la historia de la ciudad”, afirmó Michele Siqueiros, líder civil y presidenta de Campaign for College Opportunity, un grupo que trabaja para ampliar el acceso a la educación superior a estudiantes de California.

Molina fue fundamental para la construcción de La Plaza de Cultura y Artes, un museo y centro cultural mexicano-estadounidense en Los Ángeles, contó Siqueiros. En un espacio dominado por blancos y hombres, ella priorizó los intereses de los latinos y ayudó a las mujeres rompiendo techos de cristal.

“Demostró que se puede luchar de muchas formas por la justicia y la equidad en nuestras comunidades y luchó contra líderes de nuestra propia comunidad que no la apoyaban. Su impacto ha ido mucho más allá de Los Ángeles”, señaló Siquerios.

En su mensaje en Facebook, Molina dijo estar “agradecida por todos en mi vida y orgullosa de mi familia, mi carrera, mi gente y el trabajo que hicimos en nombre de nuestra comunidad”.

Gustavo Arellano, columnista del diario Los Angeles Times, escribió una columna en la que se enorgullecía de llamarla “chingona”. Es la palabra adecuada para describirla, opinó Nuño. “La gente la veneraba y la temía a la vez”.