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La policía dijo a esta mujer que necesitaba su ADN para identificar a una persona muerta. Pero luego lo usó para arrestar a su hijo

El uso de la genealogía genética en las investigaciones policiales aumenta, pero los límites de legitimidad en su aplicación generan debate
Recolección de evidencia en una escena del crimen.
Recolección de evidencia en una escena del crimen. Getty Images/iStockphoto

Noticias Telemundo

Una mujer residente en Georgia asegura que la policía de Orlando, Florida, le “mintió” en 2018 para obtener su ADN, un elemento que después se utilizó como prueba clave para detener a uno de sus hijos como sospechoso de un asesinato. Los detectives le dijeron que necesitaban sus datos genéticos para identificar a una persona muerta muchos años antes, aunque en realidad después les sirvió para otro fin.

Benjamin Holmes Jr., el hombre incriminado y a la espera de juicio después de que se usara el ADN de su madre para identificarlo, asegura que no mató a Christine Franke, una estudiante de 25 años que fue hallada asesinada en su departamento de Orlando en 2001. Durante varios años, los investigadores no lograron determinar quién fue el o la responsable de su muerte.  

Tal y como refleja un reportaje de NBC News, el caso de Homes Jr, de 39 años, y de su madre Eleanor Holmes, que está en sus setenta, plantea cuestiones sobre hasta qué punto son legítimas las estrategias que usa la policía para obtener pruebas de ADN durante las investigaciones y explotarlas a través de la genealogía genética, una tecnología en gran medida no regulada y cuya popularidad ha aumentado en los últimos años.

Esta técnica consiste en combinar ADN y registros genealógicos para intentar reconstruir el árbol familiar de sospechosos o víctimas, y así poder identificarlos cuando ello es imposible de otra forma. 

El juicio contra Holmes Jr, programado para junio, puede ser de hecho el primero en explorar cómo se aplica esta práctica en ámbito policial. 

Una visita otoñal

Los dos detectives que se presentaron en octubre de 2018  en casa de sus padres, ubicada en Valdosta, Georgia, dijeron que estaban recolectando muestras de ADN para encontrar el nombre de una persona muerta en el pasado, y que ya habían obtenido las de la hermana y de la tía de Eleanor Holmes, según recuerda la pareja.

Ella se sintió preocupada por la posibilidad de que algún miembro de su familia, de la que una parte residía en Orlando, hubiera muerto sin que nadie lo supiera. De hecho, agregó que no tenía noticias desde hace más de una década de una sobrina que vivía en esa ciudad de Florida. Por esa razón accedió a dejar su muestra de ADN, mientras que el marido rechazó hacerlo.

Unos días después, supieron que su hijo había sido arrestado

Michael Fields, el detective de Orlando que se ocupaba del caso de Franke después de heredarlo de un colega retirado, había estado usando una táctica novedosa, que consiste en ingresar los datos de ADN recolectado en las escenas del crimen en bases de datos genealógicos disponibles en Internet para reconstruir árboles familiares de sospechosos.

Gracias a esta técnica, los investigadores localizaron a dos primos del presunto asesino de Franke, así como reconstruyeron el árbol genealógico de ambos hasta llegar a sus antepasados comunes, una pareja que vivía en Valdosta, la ciudad de origen de Holmes, en la primera mitad del siglo XX. 

Christine Franke, la joven asesinada en 2001.
Christine Franke, la joven asesinada en 2001.Orlando Police Department

En los meses anteriores a la visita a la mujer, los detectives de Orlando habían estado visitando ya a una docena de familiares suyos en Florida y Georgia. Varios dijeron que les contaron una historia similar a la que escuchó ellas antes de aceptar proporcionar muestras genéticas. 

Los resultados del laboratorio

Inmediatamente después de recolectar el ADN de Holmes, la policía lo envió al laboratorio que investiga delitos en Florida. Allí se determinó que el sospechoso de la muerte de Franke era uno de sus dos hijos, Reginal Holmes y Benjamin Holmes Jr., quienes vivían en Orlando, según la declaración jurada de Fields.

Los investigadores se centraron primero en Reginal Holmes: un oficial encubierto lo siguió hasta su trabajo, se le acercó, conversó con él y le ofreció una botella de Gatorade. Reginal Holmes lo tomó y se fue. En un dado momento, tiró la botella en un contenedor de basura.

Un agente que lo había seguido la recuperó y la llevó al laboratorio estatal criminal, que obtuvo un perfil de ADN y lo comparó con el ADN de la escena del crimen. No hubo coincidencia, lo que convirtió a Benjamin Holmes Jr., un hombre con algunos antecedentes penales por droga y violación de libertad condicional y un cargo por violencia doméstica, en el principal sospechoso.

Los detectives lo pusieron bajo vigilancia y al segundo día de seguirlo recuperaron un cigarro y una botella de cerveza que había tirado tras salir de casa de un amigo. El laboratorio criminal en este caso sí halló una conexión entre su ADN y el del asesino de Franke. 

Con base en ese vínculo, y de una muestra de seguimiento de ADN que Benjamin Holmes Jr. proporcionó por orden judicial, la policía lo arrestó el 2 de noviembre de 2018, acusándolo de disparar y robar a la joven. Las autoridades no indicaron un motivo o una conexión entre los dos.

"Cuando lo arrestaron, supe que estaban mintiendo", dijo Eleanor Holmes a NBC News. "Nos mintieron".

"Fue solo un engaño, no solo para mí sino para todos los demás miembros de mi familia, porque sabían lo que estaban buscando cuando tomaron el ADN", agregó la mujer. “No estaban buscando a alguien en nuestra familia que hubiera sido asesinado, o que estuviera muerto. Buscaban exclusivamente para averiguar si nuestro ADN coincidía o no con el de Benjamin", afirmó también.

Terreno aún en parte desconocido

Si bien los tribunales estadounidenses han dictaminado que la policía puede engañar a las personas para obtener pruebas, entre los expertos consultados por NBC News al respecto de este caso hay debate: algunos opinan que lo correcto sería avisar a las personas involucradas en una investigación del por qué se requieren muestras de ADN.  

El Departamento de Justicia requiere el "consentimiento informado" de los no sospechosos antes de recolectar ADN para una investigación de genealogía genética, según una política provisional publicada el año pasado. 

Si una agencia policial decide que obtener dicho consentimiento "comprometería la integridad de la investigación", entonces pueden obtener la muestra de manera encubierta, pero solo con el respaldo de un juez. La política cubre casos que involucran a autoridades federales, por lo que no se aplica al caso de Franke, que fue manejado por la policía local. 

Benjamin Holmes Jr., el hombre acusado de matar a Franke.
Benjamin Holmes Jr., el hombre acusado de matar a Franke. Orlando Police Department

El Departamento de Policía de Orlando y la Oficina del Fiscal del Estado, encargados del caso de Franke, declinaron hacer comentarios a NBC News.

Si Eleanor Homes se siente engañada, Tina Franke, la madre de la joven asesinada en 2001 tiene otra opinión. Según ella, la táctica que usó la policía fue eficaz para encontrar a un sospechoso por la muerte de su hija. "Me alegro por el resultado final", dijo.

La mujer, una auxiliar de enfermería jubilada, cree que los padres de Holmes opinarían lo mismo si estuvieran en su lugar. "Si pueden imaginarse a su propia hija asesinada, sin saber quién fue el responsable 17 años después, y que tuvieran el ADN sin poderlo vincular al nadie", dijo, "creo que querrían hacer lo que sea para descubrir quién hizo eso".

Editado por Francesco Rodella con información de NBC News.