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"Un gran muro no va a detener a las personas en la frontera": el arte recuerda las vidas de los migrantes y sus muertes en el desierto

Dos exposiciones, en ambos lados de la frontera de Estados Unidos y México, tienden puentes artísticos sobre el fenómeno migratorio.

Jeff Valenzuela rellenó las cuarenta etiquetas con precisión y buena letra. Algunas eran amarillas, otras beige, y los nombres se repetían sin cesar: María, José, Nayeli, Tomás, Felipe, Sandra, y muchos otros. Era una letanía larga y penosa.

Cada nombre le recordaba a sus familiares y amigos de ascendencia mexicana, pero cuando le tocó escribir otros datos como las edades, los lugares donde se encontraron y, sobre todo, las causas de los fallecimientos, un escalofrío le recorrió la espalda. 

“Siempre hablamos de las personas migrantes como números, como estadísticas. Pero cuando escribes sus nombres, cómo murieron y cómo los encontraron, las humanizas. Recuerdas que son seres humanos y eso te conmueve”, explica Valenzuela, un fotógrafo de 39 años que asistió a los talleres de Hostile Terrain 94, una exposición que se inauguró en el Museum of Us de San Diego, California, el 12 de noviembre.

Visitantes de la exposición Hostile Terrain en el Museum of Us de San Diego, California, el 13 de noviembre de 2021.
Visitantes de la exposición Hostile Terrain en el Museum of Us de San Diego, California, el 13 de noviembre de 2021.Museum of Us

Podría decirse que Hostile Terrain 94 es una instalación de mapas participativos, pero en realidad es un llamado de atención, un grito de advertencia que, desde 2019, está dando vueltas por el mundo.

Se trata de exposiciones itinerantes cuyo propósito principal es concientizar sobre las muertes, crueles y vastas, de las decenas de miles de migrantes que atraviesan los parajes inhóspitos de la frontera de México y Estados Unidos en busca de un futuro mejor.

“Es la misma información de las bases de datos oficiales, pero la presentamos de una manera distinta para que conecte con el público que a veces no lee libros, noticias o no ve documentales, pero debe enterarse de lo que pasa con los migrantes”, afirma Jason de León, antropólogo de la UCLA y director de Undocumented Migration Project, un colectivo de investigación y educación artística que desarrolló este proyecto.

Desafiar a la naturaleza

Hostile Terrain, o terreno hostil, lleva el número 94 en referencia a la “Prevención a través de la disuasión”, una política de la Patrulla Fronteriza estadounidense implementada en 1994 con el fin de redirigir el flujo migratorio hacia regiones remotas, y peligrosas, de la frontera. Se creía que la dureza de entornos brutales como el desierto de Sonora lograría disuadir a las personas migrantes del cruce hacia Estados Unidos.

Las estadísticas cuentan otra historia. Las barreras naturales no desaniman a las personas: en el último año fiscal el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza registró más de 1.7 millones de encuentros con migrantes. Un récord que triplica las detenciones entre 2012 y 2020.

Sin embargo, la cifra más escalofriante son las 557 muertes de migrantes en su intento por llegar a territorio estadounidense, lo que totaliza un aumento de más del 50% en comparación con 2020.

Participantes de los talleres de Hostile Terrain 94, en San Diego, California.
Participantes de los talleres de Hostile Terrain 94, en San Diego, California.Museum of Us

“Muchos estadounidenses no entienden lo que pasa en países como Honduras o El Salvador, de hecho, ni siquiera saben ubicar a Centroamérica en un mapa”, asevera De León, quien lleva más de dos décadas haciendo trabajos antropológicos sobre la migración, tanto en México como en Estados Unidos.

[Rompe récord el número de inmigrantes detenidos y luego liberados con un grillete con GPS]

Criado en McAllen, Texas, De León recuerda que en los años ochenta veía a la gente desesperada cruzando el río Grande desde la ciudad mexicana de Reynosa, a plena luz del día. Décadas después percibe la misma angustia en las personas migrantes que entrevista para sus investigaciones que le han valido el reconocimiento internacional y múltiples galardones como la 'beca genio' del programa MacArthur.

De hecho, la idea de este proyecto artístico surgió durante sus trabajos de campo en la frontera donde comenzó a encontrar objetos abandonados por los migrantes. Primero eran bolsos, carteras, zapatos o ropa. Después su equipo comenzó a toparse con restos humanos.

De León nunca olvida el día que encontró el cuerpo de una mujer que yacía bajo el sol ardiente, exánime y ya sin vida. Acompañado por su equipo tuvo que esperar varias horas hasta que las autoridades fueron a recoger los restos.

Etiquetas de la exposición Hostile Terrain 94.
Etiquetas de la exposición Hostile Terrain 94.Museum of Us

El trauma de esa experiencia encendió su interés por el tema migratorio y no cesó de investigar sobre la mujer, llamada Maricela, y sus familiares. El fruto de ese intenso trabajo está recogido en el libro The Land of Open Graves: Living and Dying on the Migrant Trail (La tierra de las tumbas abiertas: vivir y morir en la ruta migrante).

“Un gran muro no va a detener a las personas en la frontera porque las fuerzas que las impulsan a dejar sus países, como la delincuencia, la pobreza o el cambio climático son mucho más fuertes”, dice.

Se trata de exponer a los visitantes a unos datos que todos tenemos que confrontar".

Luisa martínez, museum of us

Escribir sobre esqueletos

En cada sede, la muestra muta e incorpora nuevos elementos sonoros, gráficos o audiovisuales sobre las personas migrantes pero el secreto de su éxito –traducido en más de un centenar de exposiciones en diversos continentes– radica en el perdurable impacto de la instalación.

Se trata de un mapa del estado de Arizona lleno de las etiquetas, con todos los datos disponibles, de 3,200 personas migrantes cuyos cuerpos fueron hallados bajo el sol inclemente del desierto de Sonora, entre el año 2001 y 2020.

En muchos casos, las etiquetas amarillas son el último vestigio de sus vidas porque corresponden a las personas que no han sido identificadas, así que reúnen la única información que queda de ellas (las de color beige contienen los datos de las personas identificadas).

De lejos, parece una silueta tridimensional con texturas variadas y una gama repetitiva de amarillo con matices beige. Pero todo cambia cuando el espectador se aproxima a la instalación.

Con cada detalle entiendes por qué esa gente abandonó sus países"

Luis valdez, taller de hostile terrain 94

Luisa Martínez, curadora de Hostile Terrain 94 en el Museum of Us, todavía recuerda su primera impresión cuando vio la instalación en un evento celebrado en Washington State.

“Fue un momento poderoso porque te acercas y comienzas a leer toda la información de las personas. Ves capas y capas de datos, es algo muy pesado, sobre todo por las condiciones en que se encontraron los cuerpos”, explica Martínez, quien detalla que el montaje durará dos años.

Se trata de una experiencia integral que precede al montaje de la instalación, con cursos y talleres en los que las personas comienzan a rellenar las etiquetas, y continúa durante la exposición porque se dejan espacios vacíos para que las personas que visiten el museo también puedan escribir los datos de algunas personas migrantes. Es una labor de concienciación que no se detiene.

“Creo que se trata de exponer a los visitantes a unos datos que todos tenemos que confrontar. No se nos pueden olvidar”, comenta Martínez.

La instalación fue concebida para que no podamos apartar la mirada de los miles de etiquetas, los centenares de vidas que nos interpelan desde el mapa.

Luis Valdez, un arquitecto de 31 años, se sumió en sus recuerdos mientras escribía las etiquetas de la exposición porque, entre 2008 y 2009, fue voluntario en un albergue de migrantes en San Luis Potosí, México.

“Escribía los nombres y comencé a pensar que iba a reconocer a alguien del albergue. Aunque son miles de personas las que cruzan todos los días, yo tenía esa sensación. Afortunadamente no encontré a ninguno”, dice con alivio.  

Valdez dice que lo más difícil fue apuntar metódicamente las causas de los fallecimientos y el estado de los restos. Poco a poco fue descifrando la jerga forense que, lejos de llevarlo al territorio de los muertos, le recordaba la trágica humanidad de las 30 etiquetas que rellenó.    

Fully fleshed, significa que el cadáver murió hace un día o menos. Skeletonized ya implica que la persona falleció hace seis u ocho meses. A veces no se encuentra la osamenta entera, y los 206 huesos del cuerpo se convierten en un tétrico rompecabezas.

“Cuando escribes eso, todo se convierte en algo muy real. Con cada detalle entiendes por qué esa gente abandonó sus países y terminó muriendo de insolación, hipotermia, cansancio, deshidratación y muchas otras cosas terribles. Mi capacidad emocional llegó al límite”, asevera.

Migrantes que ayudan a migrantes

A más de 1,000 kilómetros de distancia, y al otro lado de la frontera, otro proyecto artístico se centra en un aspecto distinto de la experiencia migratoria. Ruta norte: identidad fronteriza usa la realidad virtual para acercar a los visitantes del Museo de Arte de Ciudad Juárez a la experiencia personal de las personas migrantes que, por diversas razones, se encuentran en México.

Ruta Norte: identidad fronteriza es un proyecto que busca usar las tecnologías de realidad virtual para contar historias de personas migrantes.
Ruta Norte: identidad fronteriza es un proyecto que busca usar las tecnologías de realidad virtual para contar historias de personas migrantes.Ruta Norte: identidad fronteriza

“Por medio de las tecnologías inmersivas buscamos posicionar a los espectadores en el centro de la historia, es decir, ellos se ponen los visores de realidad virtual y aparecen estos migrantes que les comienzan a relatar sus travesías, cómo llegaron a México y muchos detalles de sus vidas”, explica Jonathan Alexander Herrera, el cineasta que creó este proyecto junto con Liz Pasillas, productora y documentalista mexicana.

Herrera no es ajeno a la experiencia migratoria. Venezolano de nacimiento, y juarense por adopción, explica que salió de su país hace casi 20 años cuando las cosas eran muy distintas.

“Yo llegué a México en avión, no salí caminando por trochas, y atravesando ese montón de países como vemos ahora. Pero siempre sentí la necesidad de contar las historias de la gente que lo deja todo atrás para emigrar”, asevera con vehemencia.

Peleo por los inmigrantes porque cuando le violan los derechos a uno de ellos, es como si me los estuvieran violando a mí".

ernesto vasconcelos, ruta norte

Para octubre de 2021, la Organización de Naciones Unidas estimaba que había más de 5,9 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en el mundo. La historia de Ernesto Vasconcelos, un migrante venezolano que llegó a México luego de múltiples penurias y persecuciones en su país, y que ahora se dedica a asesorar legalmente a otros migrantes, es uno de los casos que fueron seleccionados para Ruta norte.

“Peleo por los inmigrantes porque cuando le violan los derechos a uno de ellos, es como si me los estuvieran violando a mí”, explica Vasconcelos durante la narración de su vida.

Mostrar los aportes de la comunidad migrante en México es uno de los vértices de este proyecto. La historia de Susana Coreas, una mujer trans salvadoreña, es otro de los testimonios que podrán conocer los visitantes del museo de Juárez.

Aunque ahora vive en Estados Unidos, Coreas fundó Casa de colores, un albergue para personas de la comunidad LGBTQ+, durante su estancia en Ciudad Juárez. “Todo surgió de la necesidad, pero ver ese volumen de apoyo era algo que no me había pasado. Nunca había sentido ese tipo de aceptación”, explica con emoción durante el relato de su experiencia.

Al usar los visores de realidad virtual, la gente no solo experimenta nuevos paisajes y sensaciones auditivas, lo que resulta más impactante es conocer de primera mano las circunstancias y vicisitudes que hicieron que estas personas tomaran la decisión de emprender una larga travesía que cambió sus vidas.

Es como ponerse en la piel del otro, explica Luis Chaparro, periodista especializado en migración que ha entrevistado a decenas de personas extranjeras durante su paso por el país.

“Te pones los lentes y estás inmerso en esa experiencia que te da una dimensión distinta de la realidad, es algo que supera a los textos y videos. Los fondos, los sonidos, te transportan a esas historias reales que son tan fuertes, pero que vemos todos los días en la frontera”, concluye Chaparro.