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Científicos resucitan células de animales y diluyen la frontera entre la vida y la muerte en un experimento clave para trasplantes

La nueva técnica probada en cerdos cuestiona la idea de que la muerte celular es irreversible y plantea preguntas fundamentales sobre ética, ciencia, filosofía y religión.

Por Evan Bush - NBC News

Una nueva investigación científica puede cambiar las ideas que tenemos sobre la vida y la muerte.

Investigadores de la Universidad de Yale usaron una nueva técnica para resucitar células en órganos de cerdos que acababan de morir, haciendo que volvieran a funcionar. El hallazgo, que se publicó este miércoles en la revista Nature, plantea profundas preguntas éticas sobre la definición médica de la muerte, pero también abre nuevas posibilidades para los trasplantes de órganos de cerdo en humanos.

“Mis ojos se abrieron de par en par”, afirmó Brendan Parent, profesor de bioética en la Escuela de Medicina Grossman de Nueva York, al referirse al experimento. “Me puse a pensar en todas las cosas locas que podrían pasar en 20 o 30 años”, agregó. Parent no participó en el estudio, pero Nature le pidió que escribiera un comentario sobre las implicaciones de la nueva tecnología.

La investigación aún se encuentra en una fase experimental y a muchos años de que tenga alguna aplicación en humanos. Pero en el futuro puede ayudar a prolongar la vida de quienes sufran ataques cardíacos o derrames cerebrales.

También muestra potencial para cambiar drásticamente la forma en que se consiguen órganos para trasplantes.

Cuando el corazón deja de latir, se interrumpe el flujo de sangre mediante un proceso llamado isquemia y comienza una cascada de efectos bioquímicos que conducen a la muerte. Se corta la llegada de oxígeno y los nutrientes a los tejidos y las células comienzan a apagarse. Es un camino hacia la muerte que provoca daños que los científicos han considerado hasta ahora irreversibles.

La nueva investigación desafía esa idea.

“La desaparición de las células se puede detener”, aseguró durante una conferencia de prensa Nenad Sestan, profesor de neurociencia en la Facultad de Medicina de Yale y autor de la nueva investigación.

“Restauramos algunas funciones de las células en múltiples órganos que deberían haber estado muertos”, precisó.

“La suposición de que la pérdida de oxígeno en el cerebro o los órganos en cuestión de segundos o minutos significa que esos órganos están irreparablemente dañados y perdidos, eso no es cierto”, dijo Nita Farahany, profesora de derecho en la Universidad de Duke, que no participó en el estudio.

La definición de muerte cambia a medida que se desarrollan nuevas tecnologías de soporte vital como ventiladores o ECMO. “La muerte es un proceso", explicó Parent, "la tecnología, en varios momentos críticos en el transcurso de las últimas décadas, ha cambiado los objetivos de cuándo comienza ese proceso y cuándo podemos decir que el proceso de muerte ha terminado”.

“Todas las iteraciones de máquinas que pueden mantener o reiniciar la función pulmonar o cardíaca han cambiado nuestra percepción, nuestra experiencia, de cuándo podemos decir que vale la pena tratar de salvar la vida de alguien”, añadió.

Los investigadores de Yale no prevén el uso de esta nueva técnica, bautuizada como OrganEx, para tratar a las personas a corto plazo.

OrganEx podría ayudar a transportar órganos con mayor facilidad y a recorrer mayores distancias. También podría evitar que los órganos se pierdan por daño isquémico, lo que podría aumentar su disponibilidad.

“Desde la perspectiva del trasplante, donde cada segundo es crítico, ¿qué pasa si no lo fuera? ¿Si tuviéramos más tiempo?, se preguntó Farahany.

El potencial de la nueva tecnología abre nuevas e incisivas preguntas de ética médica, y agrega un nuevo giro a algunas que aún no han sido resueltas.

Los especialistas en ética han estado debatiendo, por ejemplo, si es apropiado usar tecnología como ECMO para preservar órganos en pacientes declarados muertos bajo criterios cardiorrespiratorios.

“Si decidimos que alguien está muerto porque su corazón se detuvo, pero usamos una tecnología para reiniciar su corazón, incluso para la preservación de órganos, ¿eso socava la determinación de la muerte?”, preguntó Parent, esbozando el argumento más socorrido para lo que sigue siendo una práctica inusual.

Las leyes no dicen cuánto deben esperar los médicos para determinar la muerte de un paciente para que pueden usar tecnologías como ECMO para preservar sus órganos para trasplantes. OrganEx podría permitir más tiempo entre la muerte y la preservación del órgano.

Otra implicación ética que esta nueva tecnología podría tener será el tiempo que los médicos esperen para declarar a un paciente muerto y luego conservar sus órganos para la donación.

“Ciertamente no podrías recuperar los órganos de alguien si pudieras continuar haciendo cosas para salvar su vida”, afirmó Farahany.

Aunque la tecnología permanece en sus primeras etapas, podría tener el impacto suficiente como para redefinir la línea entre la vida y la muerte.