Las autoridades federales han procesado a 60 personas dentro de una macro-operación judicial desarrollada en cinco estados contra la prescripción médica y la distribución de peligrosas medicinas basadas en drogas opiáceas.
Entre los procesados hay 31 doctores, siete farmacéuticos, ocho enfermeros y siete profesionales médicos, acusados de distribuir hasta 350.000 recetas fraudulentas en Kentucky, Ohio, Tennessee, Alabama y Virginia Occidental.
Estos profesionales distribuyeron así 32 millones de pastillas, según la información judicial a la que tuvo acceso el diario The Washington Post.
“Es el equivalente a una dosis de opiáceos por cada hombre, mujer y niño de los cinco estados”, ha asegurado el fiscal Brian Benczkowski, “si estos profesionales médicos actuaban como narcotraficantes, pueden estar seguros de que el Departamento de Justicia les tratará como narcotraficantes”.
Las autoridades sanitarias han registrado más de 70.000 muertes por sobredosis de drogas en 2017, una tasa de 21,7 por cada 100.000 personas, según informa la agencia de noticias The Associated Press.
Virginia Occidental y Ohio son dos de los estados más afectados por esta epidemia de muertes que se extiende ya años, y que tiene como principales causas la heroína y el fentanilo (un producto químico extraordinariamente potente usado en fármacos, y que puede ser letal en dosis diminutas).
El Departamento de Justicia procesó a 162 personas el año pasado por la prescripción y distribución de estas drogas, entre ellos 76 doctores, tras anunciar que centraría sus esfuerzos en los profesionales médicos, las compañías de seguros sociales y los fabricantes de medicamentos para frenar esta epidemia.
Usando a confidentes y grabaciones con cámara oculta, los investigadores han logrado en esta ocasión recabar evidencias contra médicos que presuntamente prescribían fármacos a cambio de dinero en efectivo o servicios sexuales, o contra un dentista acusado de extraer piezas innecesariamente para poder justificar el uso de opiáceos que vendía a sus pacientes.