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Testimonios de opositores de Daniel Ortega obligados a huir clandestinamente

Decenas de nicaragüenses han cruzado la frontera a Costa Rica, que se ha convertido en el escenario de un éxodo masivo. Para muchos, llegar al país vecino es toda una peligrosa travesía.
/ Source: TELEMUNDO

“Si yo quiero seguir viva, si quiero seguir viendo a mi familia, si quiero seguir luchando por Nicaragua, tengo que hacerlo desde lejos”, dice Rosa, una maestra nicaragüense que se vio obligada a salir del país por miedo a ser detenida por las fuerzas gubernamentales por unirse a las protestas contra el régimen de Daniel Ortega.

Al igual que Rosa, decenas de nicaragüenses han cruzado la frontera a Costa Rica, que se ha convertido en el escenario de un éxodo masivo.  Para muchos, llegar al país vecino es toda una peligrosa travesía. Rosa dice que le tardó 12 días cruzar la frontera porque solo se podían movilizar de noche y de madrugada por miedo a ser vistos por las autoridades durante el día.

Como Rosa, otros nicaragüenses entrevistados por Grace González, corresponsal de Noticias Telemundo Investiga, denuncian que se vieron obligados a salir de forma clandestina porque en los puntos fronterizos del país las autoridades tienen unas supuestas listas con los nombres de los que se han involucrado en las protestas contra el gobierno. 

“Hay una posibilidad”, dice la directora general de extranjería de Costa Rica, Raquel Vargas Jaubert, sobre estas denuncias. “Nos lo han comentado varios de los solicitantes (de asilo) al pasar a Costa Rica. Hay algún tipo de contención por parte del gobierno nicaragüense en la frontera sur”. La Dirección General de Migración y Extranjería de Nicaragua no ha respondido a las llamadas o a los correos electrónicos de Noticias Telemundo para dar su versión de los hechos.

Costa Rica ha recibido más de 8 mil solicitudes de asilo desde que empezó la crisis en abril, informó ACNUR, agencia de la ONU para los refugiados. Además de otras 15.000 solicitudes para citas de personas que quieren pedir asilo pero hasta el momento las “capacidades nacionales de procesamiento se veían desbordadas", contando así unas 23 mil solicitudes en total. 

“Es una cacería de brujas”, dice Dimitri, un denominado voluntario que ayuda de gratis a los nicaragüenses a cruzar la frontera evitando las autoridades de Ortega.  “El reto no es entrar en Costa Rica, es salir de Nicaragua”.  Según la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos, más de 700 personas fueron detenidas la semana del 16 de julio.  

“Es buscar una manera de salir y salvar sus vidas porque si se quedan allá tarde o temprano los van a buscar”, dice Dimitri en entrevista desde la frontera, mientras coordinaba por teléfono la huida de un grupo.

En la denominada Operación Limpieza las fuerzas del gobierno eliminan obstáculos en calles y carreteras instalados por los opositores. La Asamblea Nacional nicaragüense, controlado por el partido oficialista, aprobó una ley antiterrorista en julio que castiga a quienes participen en el “conflicto armado”. Las Naciones Unidas ha dicho que podría usarse para "criminalizar las protestas pacíficas" por la manera en la que está redactada.

Pero no todos han cumplido las ordenes.

“La orden que teníamos era de reprimir a los compañeros, a la ciudadanía. Era buscar como desalojarlos de los tranques a cualquier costo, con balas o como diera lugar”, dice un policía, quien no quiso revelar su identidad, y ahora se encuentra en Costa Ruca. El policía dice que solicitó la baja, y se la negaron acusándolo de traidor. “No quise servir de títere”

“El nivel de miedo es extremo”, dice un joven que huyo de Nicaragua tras ser detenido en una cárcel clandestina junto a su sobrino. El joven dice que fue liberado tras nueve días de torturas.

Por su parte, Ortega ha negado controlar los grupos paramilitares responsables de la mayor parte de la violencia que ha ocurrido en las manifestaciones. Organizaciones internacionales y grupos pro derechos humanos han reportado lo contrario.

“El dia que salí de la cárcel me fui para mi casa caminando. Dándole gracias a dios y llorando por todo por lo que había pasado.”  De su sobrino, aún no tienen noticia

El joven asegura que no volverá a su país. “No, no quiero regresar. Si regreso me matan.”