“¡Ayuda, ayuda, ayuda, ayuda!”, gritaba Kyle Plush al operador del teléfono 911 de emergencias. El adolescente, de 16 años, se quedó atrapado en el asiento trasero de la minivan Honda Odyssey de su familia el pasado 10 de abril aparcado frente a la escuela Seven Hills de Cincinnati (Ohio). Logró llamar al 911 gracias a un sistema automático de su teléfono, pero no alcanzaba a escuchar al operador, así que se limitó a gritar desesperado pidiendo ayuda.
Le costaba respirar. “Necesito ayuda desesperada… voy a morir aquí”, lloraba, incapaz de escuchar lo que el operador le preguntaba. “Ayuda”, dijo una última vez. Luego la llamada se cortó.
Cinco minutos después, a las 3:21 de la tarde, acudió la policía. Luego diría que no vio al adolescente. Su padre le encontró seis horas después, inconsciente. Acudió una ambulancia, pero los médicos fueron incapaces de devolverle la vida.
La policía local ha hecho públicos este viernes los vídeos de las cámaras que portaban los policías que acudieron a la llamada del adolescente. En ellos se puede ver que los agentes ni siquiera se bajaron de su carro, quizá pensando que podría tratarse de una broma. “Estamos en deuda con la familia Plush”, ha indicado el alcalde de Cincinnati, John Cranley, prometiendo una investigación a fondo y los cambios necesarios en el servicio 911 de emergencias, según informa el diario The Washington Post.