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El Congreso podría salvar a los soñadores a cambio de más seguridad fronteriza

Un senador republicano y otro demócrata impulsan el DREAM Act y reconocen que podría llegarse a un acuerdo pero con una línea roja: el muro de Trump
Graham y Durbin, en mayo en el Congreso.
Graham y Durbin, en mayo en el Congreso. AP / AP

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, ha asegurado este martes que la decisión de acabar con la Condición de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en sus siglas en inglés) “no fue fácil”, pero “no se puede dejar a las emociones gobernar”. Acto seguido, Sanders colocó la presión sobre el Congreso: “Tenemos confianza en que dará un paso al frente y hará su trabajo”. Minutos después, el senador republicano Lindsey Graham y el demócrata Richard Durbin comparecían para defender el proyecto de ley bautizado como DREAM Act 2017. En su opinión, la solución para los soñadores pasaría por cesiones por parte de los demócratas para financiar a cambio nuevas medidas de seguridad en la frontera. La única línea roja: el muro defendido por el presidente, Donald Trump.

Padre, abuelo y bisabuelo de los soñadores

El término soñadores (dreamers, en inglés) hace referencia precisamente DREAM Act (las siglas corresponden a Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros, en inglés), que se introdujo por primera vez en el Senado en 2001. Durbin, su “padre, abuelo y casi ya bisabuelo”, según su colega Graham, lo ha ido impulsando a lo largo de los últimos 16 años pero sin éxito: a veces lo aprobó el Senado, a veces lo aprobó la Cámara de Representantes, pero nunca los dos a la vez, como requiere la Constitución.

La última vez fue en 2010, cuando el proyecto aprobado por la Cámara de los Representantes pero murió en el Senado; fue entonces cuando Obama aprobó la orden presidencial de DACA. El pasado 20 de julio, tres senadores republicanos (Lindsey Graham, Lisa Murkowski y Jeff Flake) y cinco demócratas (Richard Durbin, Charles Schumer, Catherine Cortez Masto, Dianne Feinstein y Kamala Harris) introdujeron el DREAM Act 2017, que sigue encallado en el Senado. Seis días después, dos congresistas demócratas (Lucille Roybal-Allard y Zoe Lofgren) y dos republicanos (Ileana Ros-Lehtinen y Mike Coffman) presentaron el mismo proyecto en la Cámara de los Representantes.

Este proyecto de ley otorgaría la residencia permanente a aquellos jóvenes llegados a Estados Unidos con menos de 17 años que lleven viviendo aquí de forma continuada durante los cuatro años previos a la aprobación de la ley. Para ello, deben tener el graduado escolar (o estar estudiando en la escuela o la universidad), carecer de antecedentes penales graves (como máximo, una condena de menos de un año, o tres que sumen 90 días), y no ser una amenaza para la seguridad nacional. La residencia se concedería por ocho años y abriría la puerta a la naturalización definitiva.

"Cuenta atrás hacia la deportación"

“El reloj hace tictac, estamos en la cuenta atrás para la deportación de 780.000 jóvenes”, ha urgido esta tarde Durbin. “Tenemos que hacer nuestro trabajo en el Senado, aprobar el Dream Act en septiembre”. Es urgente, en su opinión, porque aunque seis meses puedan parecer tiempo necesario, no lo es en términos del Senado, donde cada mes puede surgir un tema de enorme importancia (mencionó la crisis de Corea del Norte y la recuperación tras el huracán Harvey). “Estamos en un punto fuerte de salida”, añadió.

Graham se dirigió directamente a la bancada del Partido Republicano, del que forma parte, donde en su opinión hay muchos congresistas que entienden el dilema pero también otros que consideran este proyecto una recompensa para los inmigrantes irregulares. “A aquellos que votan en contra, lo respeto, pero defiendan el argumento de que estos chicos no pertenecen a este país y yo defenderé que sí, y votemos. Es un momento definitorio para el Partido Republicano”, explicó.

El senador republicano aseguró que no da tiempo para aprobar una reforma migratoria completa, “no tenemos ese lujo, tenemos seis meses”, así que defendió aprobar primero el proyecto referido a los soñadores y luego trabajar en otros aspectos. Prevé “un proceso negociado”, y añadió: “Hay gente que cree que el mejor matrimonio sería seguridad en las fronteras y soñadores”. La negociación pasaría así por financiar nuevas medidas de seguridad fronteriza a cambio de abrir el camino a los soñadores. Durbin se mostró de acuerdo: “Estoy abierto a la seguridad de fronteras, pero el muro es ir un muro más allá”.

El problema, en la Cámara Baja

Así parece plantearse la negociación, al menos en el Senado. En opinión de Graham, la Cámara Alta “no va a ser un problema, pero la Cámara va a ser otra cosa”.

El líder republicano en el Congreso, Paul Ryan, había señalado horas antes en un comunicado: “El Congreso redacta las leyes, no el presidente, y acabar con este programa cumple la promesa que hizo Trump de restaurar el rol que corresponde a las ramas ejecutivas y legislativas. Pero ahora hay más por hacer, y el presidente ha urgido al Congreso a actuar. (…) Espero que la Cámara de los Representantes y el Senado, bajo el liderazgo del presidente, serán capaces de encontrar el consenso en soluciones legislativas permanentes que incluyan asegurar a aquellos que no han hecho nada malo puedan seguir contribuyendo cono parte valiosa de este gran país”. 

El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, indicó en otra nota: “El presidente [Barack] Obama creyó erróneamente que tenía autoridad para reescribir las leyes de inmigración. La decisión de hoy del presidente [Donald] Trump corrige ese error fundamental. El Congreso seguirá trabajando para asegurar nuestras fronteras y proveer un sistema legal de inmigración que funcione”.