Entre los tantos cambios que se producen cuando una persona abandona el Despacho Oval de la Casa Blanca y se retira a hacer vida de familia, de meditación, de viajes y de conferencias en universidades, se encuentra el que implica directamente a su bolsillo.
Tras haber ganado cerca de 400 mil dólares durante cada año de su extenso mandato, Barack Obama ha pasado a ser un joven jubilado de 55 años que recibiría de parte del estado estadounidense la suma de 207.800 dólares anuales de por vida.
Se trataría de la misma cifra que llevan recibiendo los ex presidentes George W. Bush, Bill Clinton, George H.W. Bush y Jimmy Carter desde que soltaron las riendas del país más poderoso del planeta.
Cuando ya se encuentre ubicado en su nueva casa estilo Tudor en el exclusivo barrio capitalino de Kalorama, el presidente número 44 recibirá, además, como lo han hecho todos los últimos mandatarios de Estados Unidos, la suma de sus últimos siete meses de salario, como pago de sus servicios para la transición con la nueva administración Trump.
Para cerrar este paquete de beneficios, Obama y su familia dispondrán del mismo esmerado programa de protección por parte del servicio secreto, un beneficio del que no gozará el ex vicepresidente Joe Biden ni ninguno de los altos cargos del gobierno que acaba de concluir.
Además, Obama dispondrá de fondos para viajes, gastos de oficina, comunicaciones y cobertura de salud. Estos fondos pudieran estar valorados en unos 200.000 dólares, que fue lo que se le otorgó al expresidente Jimmy Carter en 2015, o unos 800.000 dólares, como los recibido por George W. Bush en esa misma fecha.
Esta partida de fondos no es entregada si antes no es aprobada por el Congreso, algo que nunca presenta ningún inconveniente.
Este programa de retribución a los exmandatarios de Estados Unidos echó a andar en el lejano 1958 para aliviar los problemas financieros de Harry Truman, quien había abandonado la Casa Blanca cinco años atrás.
Sin embargo, esta dádiva monetaria que le facilita la vida a los antiguos mandatarios pudiera verse menguada en cierto tiempo. En 2016, el Congreso aprobó una ley que establece un límite de 200.000 dólares anuales para pagos de pensiones, además de otros 200.000 para gastos extras.
En la mente de los legisladores está la idea de que, en los cinco años que le siguen a su salida del poder, la totalidad de los expresidentes engrosan sus arcas personales gracias a los ingresos que reciben por conceptos de charlas y discursos en universidades y todo tipo de instituciones a lo largo del planeta.
Además, de acuerdo con el gremio de los editores y agentes literarios consultados por The New York Times, tan solo la firma de un contrato para la publicación de un libro de memorias le pondría a Obama una cifra que fluctúa entre los 12 y los 30 millones de dólares; mientras que su esposa Michelle pudiera recibir entre 10 y 15 millones de dólares como adelanto.
Sin embargo, una propuesta de legislación congresista para acortar los fondos de ayuda a los expresidentes fue vetada por el propio Obama con el argumento de que este proyecto de ley también afectaría a las prestaciones del personal que los acompaña, entre los que se encuentra el servicio secreto.
"Si el Congreso responde con un nuevo proyecto de ley que aborde estas preocupaciones, lo firmaré", aseguró Obama en su momento. Pero el legislativo nunca lo hizo.
Por último, Barack Obama también recibirá 383,535 dólares anuales como parte de la pensión estatal de Illinois que obtuvo tras sus ocho años como legislador estatal, de enero de 1997 hasta noviembre de 2004.
Mientras, se ha sabido que el flamante presidente de los Estados Unidos, el magnate neoyorkino Donald Trump, obtendrá un salario de 400.000 dólares, si bien él mismo se ocupó en campaña de advertir que no lo cobraría.