La polémica en torno a la postura ambientalista de Meghan Markle y el príncipe Harry revivió, luego de que, en su gira por el continente africano, los duques de Sussex hicieron uso de seis autos de lujo.
Todo indicaba que los duques saldrían victoriosos en la recta final de su gira, pues la prensa británica señaló que, durante su viaje a África, habían conseguido mejorar su imagen. Sin embargo, la controversia ambiental de la que fueron víctimas al utilizar varios aviones privados surgió nuevamente.
Antes de regresar triunfantes a su hogar en Londres, la pareja fue juzgada por aparecer en lujosos autos Land Rover. Los vehículos fueron transportados en avión desde Reino Unido hasta el continente africano con el propósito de facilitar el traslado de la pareja real y su bebé durante la gira, así lo informó el diario The Times.
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Una medida inusual en las costumbres de la realeza, pues se sabe que los vehículos que generalmente se usan en las giras oficiales son proporcionados por la embajada del país visitado.
Pese a que los duques viajaron en un vuelo comercial para su primera gira oficial, la noticia de los autos desató las quejas de los usuarios en redes sociales, quienes no han olvidado por completo lo que sucedió con los jets privados.
Una fuente del palacio informó al periódico antes mencionado, que fue imposible encontrar vehículos de ese tipo para la realeza, por lo que la compañía de dichos automóviles decidió prestar las unidades a la familia real.
"Jaguar Land Rover ha prestado coches a la familia real para sus visitas durante décadas, esta vez no fue posible conseguir el número suficiente de vehículos con las medidas necesarias de seguridad, aunque se intentó", mencionó la fuente a The Times.
Meghan fue fotografiada al llegar arriba de una camioneta Range Rover azul registrada en Gran Bretaña durante su visita a la Universidad de Johannesburgo.
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Las fotografías dieron rienda suelta a las críticas pues la flota fue de cinco unidades más, las cuales corresponden a la seguridad de los duques.
La excusa otorgada por el palacio de Buckingham no fue suficiente para detener los juicios, a pesar de que el informante aseguró que la corporación corrió con todos los gastos de traslado, sin que esto representara algún costo para los contribuyentes.
Sin embargo, lo que reclama la comunidad ambientalista no es el precio, ni el lujo de las camionetas, sino, el impacto al medio ambiente que conllevan los vuelos empleados para el traslado de los automóviles. Esto puso en duda el compromiso de Meghan y Harry en su lucha contra el cambio climático, pues recientemente los duques se pronunciaron a favor de detener los estragos que sufre el planeta.
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El pasado mes de septiembre, Harry viajó a Ámsterdam para presentar un proyecto de ecoturismo, en donde aprovechó para defenderse de los comentarios en su contra por viajar en jets privados, los cuales emiten seis veces más carbono que un vuelo comercial.
"Aunque no sea lo ideal, todos somos responsables de nuestro impacto individual. La pregunta es qué hacemos para equilibrarlo", mencionó el príncipe, quien asegura que todo se trata de un equilibrio, el cual él trata de compensar la mayor parte del tiempo viajando en vuelos comerciales.
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