Un turista estonio de 30 años identificado únicamente por su nombre, Pavel, se perdió de camino a su hotel durante sus vacaciones en Breuil-Cervinia, un área de esquí en los Alpes italianos. Era la noche del 4 de abril, y tras tomar quizá algún trago de más, echó a andar desorientado, vestido con calzado de calle, sin darse cuenta de que la calle, cubierta de nieve, se había convertido en ladera.
Cervinia se encuentra a 6.590 pies de altura. Pavel terminó su camino en el restaurante Igloo, ubicado a unas dos millas de distancia pero cuesta arriba: está a 7.875 pies de altura. Eran las dos o tres de la madrugada, según relata el diario italiano La Stampa, cuando, tras caminar probablemente más de una hora, avistó el restaurante en lontananza. Sólo llevaba la llave de su hotel, pero aun así logró entrar en el local y allí se quedó dormido.
Le encontraron pasadas las ocho de la mañana, con dos botellas de agua a su lado, desmayado en un banco acolchado con almohadones. Entre tanto, una brigada de bomberos con perros y drones había salido a rastrear los alrededores en su busca, tras conocerse su desaparición. Por ello, será multado, según el diario. Pero todo “fue bien”, según el dueño del restaurante, Alessandro Zavattaro.