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Donald Trump y Paul Ryan hacen las paces y hablan de buscar "unidad"

El presidente de la Cámara de Representantes sigue sin darle apoyo al magnate, presunto nominado del partido republicano

Donald Trump y Paul Ryan, el más influyente republicano en Washington, concluyeron su esperada reunión con una especie de tregua, todavía con diferencias pero claros de que sin la unidad del partido no podrán derrotar a Hillary Clinton.

“Tendremos discusiones adicionales, pero seguimos confiados en que hay una gran oportunidad de unir al partido y ganar este otoño (en noviembre), y estamos totalmente comprometidos a trabajar juntos para conseguir ese objetivo”, señalaron Trump y Ryan en un comunicado luego de su reunión en la sede del partido republicano.

No sorprende el resultado de la reunión entre el presunto candidato presidencial republicano y el líder -‘speaker’ por su término en inglés- de la Cámara baja en el Congreso, por fin, no era fácil que pudieran cruzar el puente que los divide. 

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Es no sólo que Trump ha dicho cosas que molestan a muchos republicanos sino que además, hay importantes sectores del partido que que se oponen a su candidatura. Ryan de alguna manera representa a muchos de estos republicanos opuestos a Trump.

Aun cuando no se conocen muchos detalles de lo que se habló en la reunión, los líderes republicanos trataron de poner la mejor cara al encuentro. El presidente del partido para el caso, Reince Priebus, señaló que la reunión había sido “muy buena” y que era “el primer paso para unificar al partido”.

Esto de “unificar al partido” no es verso. Ciertamente si los republicanos no se alinean detrás de Trump sus posibilidades de victoria en la elección presidencial de noviembre se verán seriamente disminuidas. Pero además, también correrán el peligro de perder el control de alguna de las Cámaras del Congreso, casi con toda seguridad el Senado (en la Cámara baja tienen tal ventaja que es muy difícil que los demócratas los rebasen).

El detalle es que para que se de esta unidad de los republicanos se necesita para comenzar que Ryan de su apoyo a Trump, cosa que por supuesto el magnate no pudo conseguir en esa primera reunión. Es posible que Trump no haya llegado a pedir el apoyo, o al menos no dispuesto a dar concesiones para obtener tal apoyo. 

Es posible en cambio que Trump simplemente le haya recordado al “speaker” que él es ahora el casi candidato y que es él además quien tiene el apoyo de millones de votantes republicanos que votaron por él. Que es cosa de Ryan y demás liderazgo o “establishment” republicano aceptar la realidad de la candidatura Trump.

Ryan por su parte, también tiene armas en esa negociación con Trump. La campaña del empresario de bienes y raíces tendrá una montaña muy difícil de escalar sino es que imposible sino cuenta con el apoyo del partido republicano. Y Ryan es precisamente una de las llaves para obtener este apoyo. Hay muchos republicanos -líderes políticos, donantes millonarios, etc.- que están a la espera de lo que diga o haga el “speaker” para ver si dan su apoyo a Trump.

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Más allá de las buenas intenciones y de las frases elegantes y optimistas luego de la reunión, lo cierto es que las diferencias entre Trump y Ryan siguen existiendo. Trump no es un “verdadero conservador” en la óptica del “speaker” y muchos otros republicanos. 

Hay diferencias aun incluso en temas como inmigración, que se supondría muchos republicanos estarían de acuerdo con Trump ya que fueron los republicanos en la Cámara baja los que se opusieron a que pasara la reforma migratoria. Sucede que gente como Ryan no sólo se oponen a la idea de la deportación de los millones de indocumentados de que habla Trump -y a lo del ‘muro’ y a los insultos a los inmigrantes mexicanos-, sino que aceptan cierto tipo de reforma migratoria.

Hay varias preguntas que siguen sin respuesta luego de la reunión Trump-Ryan. Será acaso que en aras precisamente de esa unidad partidaria -y del espectro de una presidencia Clinton- cada uno de ellos esta dispuesto a ceder un tanto en sus posiciones. 

¿Quién necesita más a quién? ¿Puede Trump irse por la libre a la campaña sabiendo que sin el apoyo partidario casi con seguridad lo aplastará Clinton? ¿Puede Ryan mostrarse frío y lejano del candidato y no subirse al tren de una candidatura Trump que ha ganado un récord histórico de votos en la primaria? En fin, preguntas pendientes que siguen siendo claves para que se de la “unidad partidaria” de que tanto se habla como requisito para “ganar este otoño”.