Darwin Enríquez es un artista hispano que está causando furor en Latinoamérica por ser el primero en implementar tecnología en tercera dimensión en sus tatuajes.
Sus creaciones se han convertido en su sello personal y en entrevista con hoyDía cuenta cómo nació su pasión por este arte.
“Nace cuando estaba en el colegio desde muy pequeño y veía las revistas de tatuajes”, recuerda.
Los tattoos no le llamaban la atención en sí, sino las ilustraciones. “Llegué a mi casa con una revista y empecé a copiar los diseños”, cuenta el venezolano.
Conforme fue creciendo su gusto por el dibujo se fue intensificando y tiempo después empezó a trabajar algunos diseños para un estudio de tatuajes, algo que lo que lo llevó a enamorarse por completo del arte de plasmar en la piel.
“A medida que fue pasando el tiempo, el chico del estudio me conoce y me dice: ‘tú dibujas muy bien, ¿por qué no me haces los diseños para los tatuajes?”, explica.
Un artista único en su rama
Su trabajo y esfuerzo no tardaron en rendir frutos y ahora es el único artista en practicar esta disciplina en el área triestatal de Nueva York. Su gusto por el 3D surgió tras la idea de querer mejorar su técnica.
Con la ayuda de la tecnología en tercera dimensión les ofrece a sus clientes una experiencia única. Esa realidad virtual les da perspectiva, textura y volumen a sus tatuajes para hacerlos lucir de forma real.
“Desde muy joven me han llamado la atención las computadoras, pero también el arte. Siempre veía al 3D como algo para mejorar mis tatuajes, no como ‘yo quiero hacer 3D”, asegura.
Plasmar sus diseños puede llevarle hasta 50 horas de trabajo dependiendo del tamaño y el diseño de sus clientes, además de que su precio puede sobrepasar los miles de dólares.
“En mi estilo puede variar el precio, desde 10,000 dólares. Tengo clientes que han llegado a pagar como $30,000 o $40,000”, afirma.
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