Hace poco nos sorprendió el hallazgo de un nuevo sistema solar que podría albergar vida, a unos 39 años luz. Y ahora, un hallazgo pone a los planetas TRAPPIST-1 nuevamente en el “foco del telescopio”. Entérate por qué.
Vida interplanetaria
¿Recuerdas a los 7 planetas TRAPPIST-1, del tamaño de la Tierra, que estarían a 39 años luz de aquí? Pues bien, como sabes, se cree que 3 de ellos podrían albergar vida, ya que su temperatura permitiría la existencia de agua líquida. Y ahora se descubrió también, que estos 3 planetas estarían tan cerca unos de otros, que dicha vida podría “saltar” entre ellos con relativa facilidad.
Con “vida” nos referimos a microbios, bacterias y otras formas similares, y con “cerca” queremos decir un par de veces la distancia entre la Tierra y la Luna. En el espacio, ese sería un trecho cortísimo, lo suficiente para que si un meteorito impactara en alguno de esos planetas, algo de sus escombros pudiera trasladarse a otro. Y si dichos escombros contuvieran organismos vivos, existiría la posibilidad de que puedan viajar a otra superficie planetaria. Este proceso es llamado “panspermia” por los científicos, indica la revista New Scientist.
¿Podría haber sucedido antes?
Muchas teorías apuntarían, además, a que la panspermia es como habría llegado la vida a la Tierra, nada menos que ¡desde Marte!, según recopila la revista National Geographic. Sin embargo, se trata de un proceso difícil en el que los organismos deben sobrevivir a las duras condiciones del “traslado”, las del ambiente espacial y las del nuevo planeta, lo que, para algunos, lo haría realmente improbable.
De todas formas, las posibilidades de que esto haya sucedido entre los planetas pertenecientes a TRAPPIST-1, serían incluso mayores que en nuestro sistema solar.
La causa, es la cortísima distancia que existe entre los primeros (20 veces menor que la existente entre Marte y la Tierra).
Un viaje con pocas chances
Como dijimos, las escasas probabilidades de que un organismo vivo sobreviva en las duras condiciones del espacio como para trasladarse a otro planeta, hacen que muchos científicos sean escépticos respecto al nuevo hallazgo.
Es que, primero, dichos organismos deberían sobrevivir el calor y la presión extremos del impacto que los “lanzó” al espacio. Luego, en el vacío del mismo, deberían enfrentarse a la durísima radiación ultravioleta de su estrella cercana por unos millones de años. Y finalmente, deberían atravesar temperaturas extremas a medida que caen y se estrellan en la nueva superficie.
Habrá que esperar al 2018
Muy pronto puede que tengamos novedades, ya que el equipo que hizo este descubrimiento está planeando voltear el Telescopio Espacial Hubble hacia esos 7 “nuevos” planetas, junto a la nueva generación del Telescopio Espacial James Webb, que se lanzará en 2018. Estos potentes instrumentos podrían determinar si en ellos existen atmósferas, y analizar las moléculas del aire, lo que eventualmente podría llegar a determinar si existe vida en ellos.
Realmente, ¡no podemos esperar para conocer los resultados!
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