María Guadalupe Luján Flores
Es la esposa de El Capo. Ha estado junto a él treinta años por amor e ingenuidad y a pesar de todos sus engaños. Tienen dos hijos, Juan Pablo y Camila. Aún le cuesta digerir que su esposo sea un narcotraficante y le haya hecho creer que tenía un trabajo que apenas les alcanzaba para vivir siendo en realidad enormemente rico. Es una mujer de impulsos, devota de la Virgen Morena, no muy estable emocionalmente, sobre todo a raíz del dolor que le causa enterarse de quién es su marido y de la existencia de su amante. Abandonó la escuela para escapar con José Vicente cuando era apenas una niña de quince años. No es una mujer educada, no tiene grandes aspiraciones intelectuales, su inteligencia tiene mucho de instintiva, y las decisiones las toma con el corazón. Enfrentada a las complejidades y azares de la vida, se sobrepone y se convierte en el equilibrio moral de la familia. No sabe mentir y no teme decir lo que piensa. Para El Capo representa el amor puro, leal y materno.