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Las grasas no son todas iguales: descubre cuáles son amigas de la salud, ¡y cuáles evitar!

Hay tantos tipos de grasas, que quedamos mareados sin saber cuáles le convienen a nuestro organismo. Te despejamos tus dudas.

A la hora de llevar una dieta saludable, quizás creas que debes eliminar todas las grasas, o, por el contrario, que consumir un poco de cualquier grasa está bien. Sin embargo, lo central no es lo uno ni lo otro, sino conocer qué tipos de grasas estás consumiendo. ¡Presta atención!

Todo sobre la grasa

No importa de dónde provengan: todos los tipos de grasas te aportarían la misma cantidad de calorías (9kcal/g). Por eso, si tu preocupación es bajar de peso, debes saber que consumir demasiado de este ingrediente, podría jugarte en contra.

Esto ocurre porque los alimentos que contienen demasiada grasa darían mucha energía, quizás en exceso. Y esa energía, a su vez, se almacenaría en tu cuerpo y, con el tiempo, promovería el desarrollo de la obesidad. Esta, por su parte, aumentaría el riesgo de desarrollar afecciones como enfermedades coronarias, diabetes tipo 2 y cáncer, explica el sitio de la Fundación Nutricional Británica.

¿De qué está hecha? Pues bien, toda grasa está compuesta de “bloques” llamados ácidos grasos, que se clasifican en saturados, insaturados, monoinsaturados y poliinsaturados, dependiendo de su estructura química. Algunos son buenos para ti, pero otros no tanto.

Grasas trans (ácido graso insaturado)

Esta sería la peor de las grasas. Es un producto derivado de un proceso llamado hidrogenación, que se utiliza para transformar los aceites saludables en aceites sólidos, y para prevenir que se vuelvan rancios. Así, los aceites vegetales saludables se vuelven sólidos, y ya no tan sanos, como detalla la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard en su sitio web.

Cuando vayas a comprar, verás en la etiqueta la leyenda “aceite parcialmente hidrogenado”  (‘partially hydrogenated oil’, en inglés), que te advertirá sobre el uso de este proceso de transformación.

El problema con este tipo de grasa, es que aumentaría el colesterol “malo” (LDL) en tu torrente sanguíneo, y reduciría la cantidad de colesterol “beneficioso” (HDL). Así, las grasas trans generarían cierta inflamación, asociada con enfermedades coronarias, ataque cerebral, diabetes y otras condiciones crónicas.

A su vez, contribuiría a la resistencia a la insulina, lo que aumentaría el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Aún 2% de calorías consumidas a través de este tipo de grasas sería dañino: aumentaría el riesgo de enfermedad del corazón ¡en un 23%!

Grasas saturadas, no tan buenas

Se trata de grasas que son sólidas a temperatura ambiente (como, por ejemplo, la del tocino enfriada), muy comunes en la dieta americana. Fuentes habituales de este tipo de grasa incluyen carne roja, leche entera y otros lácteos enteros, queso, aceite de coco y productos horneados preparados comercialmente.

Una dieta rica en este tipo de grasas podría aumentar la cantidad total de colesterol, sobre todo el dañino. Esto llevaría al bloqueo de las arterias del corazón y en el resto del cuerpo. Por eso, deberías limitar su consumo a menos de 10% de calorías diarias.

Descubre más sobre las grasas saturadas en este video:

Las mejores grasas

Las grasas más saludables serían las monoinsaturadas como: aceite de oliva, de canola, aguacates, nueces y aceite de girasol. Y las poliinsaturadas, presentes en: aceite de maíz, también de girasol, salmón, sardinas, semillas de lino, también en nueces y aceite de grano de soya no hidrogenado, se señala desde la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard.

Y ya sabes, consulta siempre con un médico cuando tengas dudas sobre tu alimentación o tu salud.

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