Hay alimentos cuya composición hace que simplemente no podamos dejar de comerlos. A estos se les conoce como hiperpalatables.
Un estudio publicado en la revista Obesity indica que el número de publicaciones anuales enfocadas en este tipo de alimentos aumentó en un 550 %, demostrando que son un área primordial en el estudio de la nutrición.
Aunque todos sabemos identificar a simple viste algunos productos que provocan adicción: pizzas, hamburguesas, helados o refrescos, etcétera, los autores de la investigación instan a ir más allá.
El análisis destaca los efectos nocivos para la salud que estos alimentos tienen y cómo activan mecanismos en el cerebro que retrasan nuestra sensación de saciedad.
Tebra Fazzino, Kaitlyn Rohde y Debra Sullivan proponen un método para saber cómo identificarlos de forma más concreta, mirando su información nutricional a la hora de comprarlos.
Para ello, se propusieron desarrollar una definición cuantitativa de los hiperpalatables y aplicarla a una lista de casi ocho mil alimentos vendidos en Estados Unidos.
"Las descripciones de las comidas palatables son al mismo tiempo demasiado generales o demasiado restrictivas. Por ejemplo, una descripción de comida palatable sugiere que es cualquier alimento adquirido en un restaurante de cadena rápida", indica un fragmento del estudio.
El informe también señala que, debido a esas definiciones tan generales, hay alimentos que siendo palatables no entran en la categoría de peligrosos o adictivos porque no son considerados comida rápida.
Por ello, los expertos establecieron tres categorías según la composición de grasas, azúcares y sodio.
1. el 25 % o más de calorías procedentes de grasas y con más del 0.30 % de su peso en sodio. (como hot dogs o tocino)
2. más del 20 % de calorías procedentes de grasas y otro porcentaje superior al 20 % de azúcares (como pasteles, helados y brownies).
3. un 40 % de calorías de carbohidratos y con más del 0.20 % de su peso en sodio. (como galletas saladas y palomitas de maíz).
Como resultado, el 62 % de los alimentos analizados cumplieron las condiciones de las categorías, principalmente los productos como pizzas, hamburguesas, fritos y dulces.
Sin embargo, durante la investigación, hubo algunas sorpresas, como la conclusión de que el cebollino, pese a que su aporte calórico es muy bajo, también cumplía con alguna de las categorías antes mencionadas.
Los especialistas también hallaron que alimentos definidos como bajos en grasa también podían ser hiperpalatables, como las verduras cocinadas en salsas, cremas o grasas.
"Los resultados también sugieren que el método de preparación y procesamiento de la comida es clave para determinar su hiperpalatabilidad, y no solo el producto en sí", sugiere el informe.
Aunque el análisis solo se centra en alimentos sólidos, destaca que sirve para que "las investigaciones validen una definición específica y cuantitativa de los hiperpalatables para así avanzar en la compresión de mecanismos que conducen al exceso de comida y la obesidad".
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