Johana Bahamón cambió los reflectores y los sets de grabación por una labor que cambiaría su vida y la de muchas personas en la cárcel de Colombia. Esta es su historia.
Desde hace ocho años, la colombiana dejó su exitosa carrera como actriz para internarse en la prisión y trabajar por el bienestar de miles de personas que han sido encarcelados en su país, algo que la ha hecho acreedora al título de 'La estrella de los reclusos'.
"Creo que todos hemos cometido errores, todos hemos pedido segundas oportunidades. A la gran mayoría nos las han dado y es momento de empezar a devolverle a la vida estas segundas oportunidades que nos han dado", declaró a Un Nuevo Día.
Todo comenzó cuando durante la grabación de uno de sus personajes, la invitaron a ser jurado de un evento en la cárcel 'El Buen Pastor', en Bogotá, y no pudo mostrarse indiferente ante la situación que vivían los reclusos.
"Yo conocía la situación de las cárceles de nuestro país, pero una cosa es verlo en los medios de comunicación y otra muy diferente es estar ahí dentro y realmente conocer lo que pasa y cómo es una cárcel y, sobre todo, conocer los seres humanos que están dentro, porque hayan cometido el error que sea son seres humanos y merecen una segunda oportunidad como cualquiera de nosotros", relató.
Ante esto, Bahamón optó por internarse en la prisión aun sin haber cometido un delito y utilizó su talento para comenzar a impartir clases y obras de teatro y, hasta hoy, ha tenido más de 15 proyectos que han hecho parte de su fundación Acción Interna, como un restaurante abierto al público atendido por las reclusas y la primera agencia de publicidad que funciona desde una cárcel.
"Lo que queremos es generar ingresos a las personas privadas de su libertad, a sus familias, y a prepararlos para la libertad", admitió.
"Tengo un equipo de trabajo maravilloso y nosotros en la fundación tenemos una mentalidad en la que nosotros no hacemos trabajo de caridad sino de calidad, por eso tenemos el restaurante, capacitamos a las internas con los mejores chefs, en la agencia los capacitamos con las mejores agencias. Si queremos tener el mejor resultado, tenemos que darles una capacitación de la mejor calidad, porque además se lo merecen", agregó.
Su fundación ha progresado tan bien que, desde entonces, ha logrado tocar la vida de más de 30,000 internos y muchos de ellos ya están en libertad.
Por si fuera poco, sus dos hijos también forman parte de este proyecto, pues crecieron entre los pasillos de la prisión, en donde conocieron a Evelyn, hija de una reclusa y que ahora forma parte de su familia desde hace dos años.
"La cárcel se volvió parte de mi vida, las personas las siento parte de mi vida. El día que conocí a Evelyn, la conocí de tres meses, ese día hubo conexión entre las dos y yo le dije a mi mamá que quería ser la acudiente […] Yo empecé siendo su acudiente, pero después me dieron su custodia temporal y es parte de nuestra familia, no solamente ella sino su mamá también", explicó.
Si bien su decisión no fue nada fácil, pues representó un cambio muy radical en su vida, aseguró haber encontrado su pasión en las cárceles.
"Encontré mi pasión, un poco tarde, a los 30 y era lo que me apasionaba. Estar ahí [en las cárceles], poder aportar algo para que las cárceles cumplan con su finalidad que es la resocialización no simplemente un castigo", destacó.
Y es que, según sus declaraciones, lo que más la motivó es que, aunque uno pueda estar privado de su libertad, eso no significa que esté privado de su dignidad.
"Entonces, esta razón de poder dignificar más su vida mientras cumplen una condena realmente me convenció. Ha sido un cambio del cual no ha habido un solo día que me arrepienta de haber tomado esta decisión y ha cambiado mi vida completamente", finalizó.
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