Por Rachel Paula Abrahamson — TODAY
Pasaron siete días antes de que Ashley Crandell pudiera abrazar a sus cuatrillizos, que nacieron nueve semanas antes. Pero la espera se sintió mucho más larga que eso.
Crandell, de 36 años, y su esposo Lance, de 41, lidiaron contra la infertilidad secundaria durante casi cuatro años, luego de quedar embarazada enseguida de su primera hija, Isla, que ahora tiene 5 años.
“Hubo un punto en el que pensé que nunca íbamos a poder darle a Isla un hemano y yo estaba devastada. Siempre quise una familia grande”, dijo Crandell a TODAY Parents. “Traté de mantenerme positiva, pero en ciertos puntos estaba como ‘Ok. Esto simplemente no va a suceder. Nuestros cuerpos no están funcionando”.
Ashley contó que tiene síndrome de ovario poliquístico o PCOS, y Lance tiene baja movilidad de esperma. Ambas condiciones contribuyeron a sus problemas de fertilidad.
Crandell y Lance no estaban seguros de si querían recurrir a la fertilización in vitro (FIV), pero decidieron darle una oportunidad a la inseminación intrauterina (IUI), que es cuando se coloca esperma sano en el útero lo más cerca posible del momento de la ovulación.
Crandell estaba convencido de que no funcionaría. Pero seis semanas después, Wesley, Emma, Leah y Nora aparecieron en la pantalla de ultrasonido.
“Recuerdo mirar esos cuatro latidos y pensar: ‘¿deberíamos estar emocionados o aterrorizados?’ Decidí que podíamos ser los dos a la vez”, dijo.
Los cuatrillizos nacieron el 11 de febrero en el Dignity Health St. Joseph’s Hospital and Medical Center. Los cuatro bebés pasaron 10 semanas en la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU) aprendiendo a comer y respirar por sí mismos.
“Pero considerando todo, estaban bastante saludables”, dijo Crandell.
Cada día, los visitaba y se asombraba de su belleza. “No podía creer que finalmente estuvieran aquí”, dijo.
Cuando Wesley, Emma, Nora y Leah finalmente fueron puestos en los brazos de Crandell, ella se sintió abrumada por la emoción. Todas esas pruebas de embarazo negativas, toda la angustia, y ahora cuatro hermosos bebés descansaban sobre su pecho. Era demasiado para soportar.
“Voy a empezar a llorar solo de pensarlo”, dijo Crandell. “Cuando se está embarazada de cuatrillizos, es difícil imaginar que hay cuatro humanos allí. Los veía en ecografías todas las semanas, pero no es lo mismo. Entonces, cuando los sostuve, fue como ‘wow, todos son mis bebés’. Todos me pertenecen”.
“De alguna manera recibí esta increíble bendición de tener estos cuatro bebés perfectos al mismo tiempo”, continuó. “Lo único que podría haber mejorado el momento es si mi hija mayor también hubiera estado allí”.
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