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"Esta enfermedad te va a matar": los padres de una joven que murió de anorexia advierten sobre el peligro de este trastorno alimenticio

Madeleine Billings falleció a los 23 años y pasó la mitad de su vida en tratamientos para controlar su anorexia nerviosa, pero nada funcionó.

Por A. Pawlowski — TODAY

Cuando Madeleine Billings, de 23 años, murió mientras dormía justo después de Navidad el año pasado, había estado tratando de no comer durante casi la mitad de su vida.

No es que un simple observador pudiera notarlo. Era una estudiante sobresaliente en la escuela, practicaba deportes, asistía a la universidad y tenía un “aspecto engañosamente saludable”, dijeron sus padres.

Pero durante ese tiempo, también había estado en alrededor de una docena de programas para pacientes hospitalizados y ambulatorios, recibió terapia y probó medicamentos, cualquier cosa para sacarla de las garras de la anorexia nerviosa. Nada funcionó.

“Ella era brillante. Pero al final, estaba psicótica. Quiero decir, las conversaciones que tuve con ella la última semana de su vida me dejaron ver que ya no estaba Maddie allí. Todo era enfermedad”, dijo a TODAY su padre, Nick Billings, de 53 años.

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“Su cerebro estaba obsesionado con la soda Dr. Pepper y si tomó accidentalmente un sorbo de bebida regular o de dieta. ¿Y qué significaba eso? Hablé con ella durante horas durante días consecutivos sobre ese tema”.

Su madre, que es psicóloga clínica, vio momentos en los que Maddie parecía darse cuenta del peligro que corría su salud, solo para continuar restringiendo severamente su alimentación.

“Las voces, los pensamientos tan crueles y críticos sobre el t“Las voces, los pensamientos sa eran tan cruele para ella y críticos para ella eran tan fuertes, que todos los comportamientos volvían a aparecer y no podía hacerlo”, dijo Lisa 54 años.amilia de Denver, Colorado, notó por primera vez que algo andaba mal justo antes de que Maddie cumpliera 13 años.

Ese verano antes del octavo grado, hizo un viaje en bicicleta por Francia con sus abuelos en un grupo en el que también iba una adolescente que tenía un trastorno alimenticio.

Esto causó gran impresión en ella, dijo su madre. Maddie también se había tomado en serio algunos comentarios burlándose de ella sobre su buen apetito.

Ese mismo verano, también asistió a un campamento de fútbol y otra experiencia lejos de casa.

“Para cuando la recogimos, había bajado tanto (de peso) que simplemente no se veía como ella misma”, recordó Lisa Billings.

Sus padres la mandaron a terapia intensiSus padres la pusieron en terapia intensiva y Maddie se recuperó rápidamente. Pero cuando comenzó la escuela secundaria y se enfrentó a un horario de clases desafiante, además de la práctica de hockey sobre césped y fútbol, ​​su trastorno alimenticio volvió.Pero cuando comenzó la escuela secundaria y se enfrentó a un horario de clases desafiante, además de la práctica de hockey sobre césped y fútbol, ​​su trastorno alimenticio volvió.

Maddie, a la derecha, y su hermana Emma ganaron un campeonato estatal de fútbol.
Maddie, a la derecha, y su hermana Emma ganaron un campeonato estatal de fútbol.Courtesy Billings family

Estrés familiar

Maddie era muy buena en todo lo que hacía, pero también tenía una ansiedad subyacente significativa e incontrolada, que manejaba a través de su trastorno alimenticio, dijo su padre.

“Simplemente comenzó a regresar y lo vimos volver. No hubo negación en torno a esta enfermedad en ningún momento. Le dimos todo lo que teníamos”, señaló.

Nick Billings recordó lo estresantes que se volvían las cenas habituales cuando Lisa negociaba constantemente con Maddie sobre lo que necesitaba comer.Lisa sintió que su papel era asegurarse de que Maddie recibMaddie se veía muy normal en cuanto a peso durante sus años de adolescencia “porque estábamos haciendo todo el trabajo”, dijo su madre.

Pero luego bajó a 76 libras en un momento, a pesar de que realizó muchos programas de tratamiento durante su proceso.tres hijos de la pareja. Fue duro para la familia e hizo difícil socializar con otras familias, recordaron.

La familia Billings de vacaciones: de izquierda a derecha, los padres Lisa y Nick, y sus hijos Emma, Pace, Cooper y Maddie.
La familia Billings de vacaciones: de izquierda a derecha, los padres Lisa y Nick, y sus hijos Emma, Pace, Cooper y Maddie.Courtesy Billings family

Maddie parecía muy normal en cuanto al peso durante sus años de adolescencia “porque estábamos haciendo todo el trabajo”, dijo su madre.

Pero luego bajó a 76 libras en un momento, a pesar de que realizó muchos programas de tratamiento durante su proceso.

“La teníamos internada. La tuvimos en tratamiento ambulatorio. La tuvimos en terapia. La teníamos con varios medicamentos. Y empeoró”, dijo Nick Billings.

“Sé que el tratamiento convencional, supongo, funciona para algunos. No funcionó para ella”.

Él lo llamó anorexia resistente al tratamiento, que según algunos estudios representa el 10% de los pacientes con este trastorno alimenticio. Los pacientes resistentes al tratamiento tienen síntomas depresivos más severos y “respaldan creencias de trastornos alimenticios más graves”, encontraron los investigadores.

Maddie y su hermano Pace.
Maddie y su hermano Pace.Courtesy Billings family

Como psicóloga clínica que se formó en un hospital infantil, Lisa Billings había visto lo horrible que podía ser esta enfermedad.

La anorexia nerviosa puede ser fatal y tiene una tasa de mortalidad “extremadamente alta” en comparación con otros trastornos mentales, según el Instituto Nacional de Salud Mental.

Los pacientes corren el riesgo de morir por complicaciones médicas asociadas con el hambre, advierte. Con el tiempo, las consecuencias graves para la salud incluyen daños al corazón y al cerebro, e insuficiencia orgánica múltiple.

Maddie se graduó de la escuela secundaria “con un promedio de calificaciones obscenamente alto y un resultado de sus exámenes que molestó e impresionó a muchos”, decía su obituario. Asistió al Dartmouth College por un corto tiempo antes de transferirse a la University of Colorado porque quería estar más cerca de casa.

Maddie visitó la ciudad de Nueva York mientras estaba en la universidad.
Maddie visitó la ciudad de Nueva York mientras estaba en la universidad.Courtesy Billings family

Cuando comenzaron los confinamientos por la pandemia, Maddie habló mucho sobre sentirse sola, lo que la familia cree que agravó su trastorno. Se enfermó mucho más en el último año de su vida, dijo su madre.

“Ella fue la súper mujer durante mucho tiempo”, señaló Lisa Billings. “Y luego fue como si las ruedas se desprendieran y todo comenzara a salir mal… ella estaba físicamente hecha un completo desastre al final”.

El ritmo cardíaco en reposo de Maddie era tan bajo que cuando se ponía de pie, a veces se desmayaba, dijo su madre. Su sistema gastrointestinal se había cerrado. La familia fue al departamento de emergencias tres veces “realmente sintiendo que nuestra hija se estaba muriendo frente a nosotros”, recordó Nick Billings.

En diciembre pasado, estaba en una lista de espera en un centro de tratamiento de trastornos alimenticios de Denver, pero no había camas disponibles, dijeron sus padres a KUSA, afiliada de NBC News.

“Se quejó todo el día antes (de morir) de lo cansada que estaba y de que tenía mucho frío”, dijo su madre a TODAY.

Maddie falleció en su casa mientras dormía el 30 de diciembre de 2021. Sus padres instan a las familias a que presten atención a las señales de advertencia de anorexia, como una alimentación extremadamente restringida y un miedo intenso a aumentar de peso, y que las tomen en serio.

“Si tienes ala si tienes ese mismo hijo y no está terminando sus comidas, o solo está comiendo ciertas cosas, te convences y dices: ‘Oh, no es gran cosa”, dijo Nick Billings.

“Esta enfermedad te va a matar. Te aísla, te hace pasar hambre y te mata”.

Si quieres leer esta nota en su versión original en inglés ve aquí.

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