Francisco Santana es un claro ejemplo de superación para muchos. Un terrible accidente automovilístico lo dejó con múltiples fracturas en todo su cuerpo y sin poder caminar, pero él no perdió las esperanzas de salir adelante y derribó todos los pronósticos médicos.
“Uno no se puede dejar caer, dejarse vencido, uno tiene que seguir y empujarse. Lamentablemente hasta los propios médicos desaniman a uno. El médico me dijo que nunca iba a caminar”, dice.
Su historia de vida es una muestra clara de que los límites no existen y en Hoy Día cuenta cómo recuperó la movilidad de sus piernas con las que incluso pudo llegar a trotar.
La vida de Francisco no ha sido nada fácil. Nació con epilepsia, un trastorno cerebral en el cual una persona tiene convulsiones repetidas durante un periodo, según informa Medline Plus.
Precisamente una convulsión lo llevó a chocar contra un árbol en 2009 mientras viajaba en auto, dejándolo tres meses en coma con una lesión cerebral traumática y sin la posibilidad de caminar nuevamente.
“Me fracturé la clavícula, todas las costillas del lado derecho, el fémur, que perforó mis jeans cuando se partió, la rodilla, el pie derecho, los dos pulmones se me colapsaron. Tuve un paro cardíaco”.
Recuperando la confianza en sí mismo
Desde entonces, Francisco se dedicó a recuperar la movilidad en sus piernas y los pasos que ahora puede dar son el resultado de años de sacrificio.
Cumplir su meta no hubiera sido posible sin el apoyo de Tony García, quien más que su fisioterapeuta se ha convertido en su amigo.
No puedo correr, pero llegué a trotar”
Francisco Santana
“El día que sentí que estaba recuperando un poquito más de confianza era el día que le dije a Tony: ‘Tony, yo quiero caminar y caminar normal, no arrastrar los pies’ y me dice: ‘Francisco, vas a llegar a trotar y eventualmente correr’. Es obvio que no puedo correr, pero llegué a trotar”.
Francisco dice que el soporte incondicional de sus seres queridos y del fisiculturista lo han ayudado a no bajar la guardia y superarse día con día. “Le doy gracias a Tony que me ha empujado, a mi familia que ha estado a mi lado porque en situaciones así todo el mundo se desaparece”.
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Por su parte, Tony cree firmemente en el poder del positivismo y asegura que esa es la clave que le ha ayudado a sus pacientes a no rendirse y llevar al límite su potencial.
“Esa es una de mis pasiones. El poder ser una herramienta para ayudar a la gente que a veces pierde la esperanza”, dice.
Incluso compartió qué es lo que siente cuando ve a uno de sus pacientes dar sus primeros pasos: “Verles en la cara el reflejo de la felicidad de decir: ‘estoy caminando, ya lo hice’. Tengo tanta gente que los abrazo, los beso, lloro con ellos. Para mí es algo bien bonito. Yo le digo al de allá arriba: ‘yo nunca voy a dejar de hacer esto’. Es como una misión que la tomo con mucho cariño, mucho amor y mucha pasión”.
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