La cantante soprano Elizabeth Sánchez es considerada un milagro de vida. Su nacimiento estuvo rodeado de dificultades, pero contra todo pronóstico médico, ella se aferró a la vida y hoy es una exitosa soprano.
Su historia de vida involucra mucho sufrimiento y mucha fe por parte de sus padres para no dejarse vencer pese a que, cuando ella era bebé, estuvo a punto de morir.
En Hoy Día hablamos con la cantante cubana y sus padres para conocer su historia y las dificultades que vivieron como familia.
A los 18 días de nacida me dicen: ‘Tiene muerte cerebral, no hay nada que podamos hacer”
RICARDO SÁNCHEZ PADRE DE ELIZABETH
Elizabeth nació en Cuba, pero lo que suponía una alegría para sus padres se vio opacada cuando se fue la electricidad en el hospital donde se encontraba, provocando que sufriera tres paros cardíacos y un coma durante 28 días.
“A los 18 días de nacida me dicen: ‘Firma los papeles, tiene muerte cerebral, no hay nada que podamos hacer’. Vivimos con mucho dolor, como pensando que no había solución, pero nos aferramos a la fe y a que las cosas podían ser diferentes”, recuerda su padre Ricardo.
Superando adversidades: “Tuve más acoso femenino que masculino”
Cuando sus papás se la llevaron a casa, Elizabeth no podía mover el lado izquierdo de su cuerpo y su cabeza no era capaz de sostenerse por sí sola. Su padre se metió a la universidad para estudiar “por amor y por la esperanza que estaba dentro de mí de que todo podía ser diferente” y poder ofrecerle una mejor calidad de vida a su pequeña.
“Le comenzamos a estimular los cinco sentidos de manera intensa y profunda y ella comenzó a responder”, agrega.
Me decían que era fea, gorda y que no caminaba normal”
ELIZABETH SÁNCHEZ SOPRANO
Cuando emigraron a República Dominicana para que Elizabeth estudiara el preescolar, las cosas nuevamente se volvieron a complicar: ella presentaba dificultad para aprender y también fue víctima de bullying por parte de otros niños.
“Todavía me duele cuando veo que se lo hacen a otras personas. Primero me decían que era fea, gorda y que no caminaba normal, que no me comportaba normal. Y que por qué no aprendía al mismo nivel de mis demás compañeros de clase. Tuve más acoso femenino que masculino. Después se hizo aún más fuerte, entraban a los baños y me apagaban las luces, por eso todavía tengo un poco de claustrofobia en lugares pequeños”, cuenta visiblemente conmovida.
Su amor por la música
El acoso escolar llegó a tal punto que ella comenzó a creerse todo lo que sus compañeros le decían. “Me creí que era buena para nada”. Pero fue gracias a un regalo de sus padres que en ese momento vio como un refugio más tarde la encaminaría a encontrar su verdadera su pasión.
“Recuerdo que lo único que nos pedía a nosotros de juguete era un micrófono y de pronto descubrimos cómo delante de un espejo cantaba. Eso nos permitió descubrir que tenía un talento natural y ese talento natural fue lo que expusimos para que ella pudiera desarrollarse en su vida”, cuenta su mamá.
“Yo digo que Dios tocó mi corazón y me puso la música como base para yo primero ser sanada porque yo digo que cuando uno pasa por cosas tan trágicas en la vida uno primero tiene que sanarse para después transmitir bien el mensaje”, agrega Elizabeth.
Ahora Elizabeth está triunfando en la música y desea convertirse en un estandarte de que las cosas se pueden lograr por muy difíciles que se pongan, pues considera que solo se necesita amor y fe para conseguirlo.
“He tenido que luchar desde nací y todavía sigo luchando. Me gusta seguir luchando y veo que es Dios quien me da esa gran fortaleza para poder llegar a lugares que nunca pensé llegar. Si se lucha y se hace todo de corazón con amor y con fe, se logra llegar a lugares extraordinarios”, concluye.