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Rafael Amaya cuenta cómo le impactó de niño vivir en la frontera

El actor mexicano recuerda que al crecer en la frontera siempre vio gente queriendo cruzar a Estados Unidos. En una plática con ‘hoy Día’ relató cómo fue su infancia en Tecate, México.

Rafael Amaya, quien alcanzó el éxito internacional por convertirse en el malvado más amado en El Señor de los Cielos, nació en Sonora, México. A los cinco años de edad se mudó a la ciudad de Tecate, ubicada en el estado mexicano de Baja California. Ahí creció junto a su familia muy cerca de la frontera.

Mira aquí la entrevista completa de Rafael Amaya en hoy Día

En entrevista para ‘hoy Día’, Rafael Amaya se sincera sobre su vida y además de hablar de las adicciones que enfrentó, también aprovechó para compartir sus recuerdos de cómo fue vivir muy cerca de Estados Unidos y cómo era su vida en aquellos tiempos.

“Yo siempre veía gente queriendo cruzar [la frontera], que es un tema que estamos ahorita viendo en muchos aspectos. [Había] muchas fábricas, muchas personas de diferentes países, desamparados, mucha gente sin casa”, relata.

“Mi familia es de muy bajos recursos y yo también aprovechaba para vender paletas o lo que sea. Ahí fue donde aprendí a hablar inglés”, recordó el actor.

Precisamente, por ese ímpetu de ganarse la vida, Rafael Amaya recuerda que él, junto con su papá, vendían burritos en una tiendita a los trabajadores de una fábrica que estaba frente a su casa.

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Tiempo después se volvió campeón nacional en México de jabalina y debido a su buen desempeño como deportista tuvo la oportunidad de cruzar a San Diego para el college, aunque su vena artística lo llevó por otro camino, ya que en ese momento tenía una banda de ska.

"Yo entrenaba con muy bajos recursos, con una jabalina oxidada que tenía muchos hoyos y le entraba mucha tierra, y pues no era el peso oficial. Cuando me ponen la oficial dije: '¿esta es la de mujeres o la de niños?', pues no tenía tierra adentro. Y de repente, campeón estatal, regional, nacional y me dieron una medalla de ciudadano distinguido", relata.

Fue gracias a la música que llegó a la Ciudad de México, donde siguió su camino como modelo, que más tarde lo llevó a estudiar actuación, a formar parte del grupo musical Garibaldi y por su puesto, a la pantalla chica.

"Yo no aproveché [la escuela en San Diego], estaba tocando con un grupo de ska y aprovechamos la oportunidad. No le dije a mis papás, pero dejé la escuela porque nos queríamos ir a México a tocar", confiesa.

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En búsqueda de la fama, Rafa pasó del ska a modelo, integrante del grupo Garibaldi y posteriormente como actor de telenovelas, donde siguió su camino con mucho trabajo hasta convertirse en el actor que es hoy.

"Si no hubiera pasado por todo eso, no estaría ahorita hablando aquí con ustedes", dijo.

Al hacer un recuento de su carrera, Rafael Amaya no se imaginó el éxito que ahora tiene.

“Estoy muy agradecido con Dios y con la vida por esta nueva oportunidad. Se están dando las cosas y se está acomodando mi vida”, cuenta.

En este regreso a la televisión, lo hace por la puerta grande con un nuevo personaje que interpretará en Malverde: El Santo Patrón, que muy pronto podrás disfrutar por Telemundo.

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