Por Jen Reeder - Today
Hace casi tres años, cuando la entrenadora británica de perros, Kasey Carlin, llegó al aeropuerto de Heathrow, en Reino Unido, para encontrarse con una perrita de rescate que llegó desde el Líbano, pensó que el personal del aeropuerto le había traído al perro equivocado.
Ella sabía que la perrita había sido maltratada horriblemente y esperaba ver signos de trauma.
"Hay una perrita rubia que patea muy alto”, dijo Carlin, de 27 años, a TODAY. "Lo primero que hace cuando conoce a alguien es ir hacia ellos y frotar su cuerpo como lo hace un gato. Mi cerebro ni siquiera podía procesarlo. Ella es tan amigable", contó.

Es un rasgo de personalidad notable considerando todo lo que Maggie soportó antes de su rescate.
"Usaron una pistola de aire comprimido y la utilizaron como práctica de tiro. La habían atado y le habían disparado. Tiene alrededor de 200 perdigones desde la nariz hasta el pecho y algunos en los hombros, pero todos están concentrados en su rostro", narró la joven.
"Luego le sacaron los ojos. Tenía la mandíbula rota. Comenzaron a cortarle las orejas antes de que alguien interviniera. Y ella estaba muy embarazada en ese momento", añadió Kasey. Los cachorritos de Maggie no sobrevivieron.
Carlin se enteró de Maggie, que tenía unos 5 años en ese momento y se llamaba Angie, a través de una publicación de Facebook. Aunque adopta a muchos animales, no pensó que pudiera acoger a otro porque acababa de adoptar un perro con problemas de comportamiento.

Pero, la situación de Maggie resultó cada vez más desesperada. "Nadie la quería", se sinceró.
"A ella solo le quedaban seis días para volar y no tenía adónde ir, e iban a tener que retrasar el vuelo o ella iba a tener que ir a las perreras, pero no podía dejar que una pobre perrita ciega entrara a las perreras", contó Kasey.
El plan nunca fue adoptar a Maggie, solo criarla, lo que inicialmente parecía prudente. Maggie y Mishka, el perro adoptado recientemente por Carlin, no se llevaban bien. Los antiguos dueños de Mishka la mantuvieron en una caja de la que trató desesperadamente escapar. De ahí, se convirtió agresiva tanto con los perros como con las personas.
Pero, la joven trabajó todos los días para ayudarlos a sentirse cómodos el uno con el otro y se convirtieron en mejores amigos. Fue entonces cuando supo que no podía dejar ir a Maggie.
Adoptó permanentemente a la perrita que no había recibido una sola oferta de adopción y comenzó a entrenarla para navegar por el mundo sin ver.

Aunque a Maggie le encantaba conocer nuevos amigos en los paseos, su pasado la atormentaba durante el sueño.
"Ella soñaba y me despertaba gritando. No sé si alguna vez has escuchado a un perro gritar, pero es horrible", dijo Carlin entre lágrimas. "Solía tener que decir: 'Maggie, está bien. Está bien'. Pero, ahora hay (una) diferencia entre sus sueños. Esas horribles pesadillas que solía tener no ocurren a menudo ahora, tuvo una quizás hace seis meses. Ella está feliz ahora", aseguró.
Parte de esa felicidad proviene de su trabajo como perrita de terapia, pues Maggie adora a la gente. Se reúne principalmente con personas mayores con demencia, pero también ha visitado a oficiales de policía, bomberos y escolares, a quienes les difunde un mensaje anti-bullying.

"Cuando vamos a las escuelas, hacemos estas pequeñas cintas para la cabeza que crean los niños, donde solo tienen una pequeña oreja", dijo Carlin. "Es muy lindo ver a todos estos niños con esta pequeña oreja de Maggie en la cabeza", admitió.
Con el levantamiento de las restricciones sanitarias en Reino Unido, Carlin espera que Maggie pueda comenzar a visitar a los pacientes que están en hospitales. Recientemente visitaron un hogar de ancianos, donde Maggie se reunió con una de sus residentes favoritas, Anne.
"Incluso después de un año de encierro, no ha visto a Anne, cuando fuimos a verla, sabía exactamente adónde iba. Está completamente ciega, pero primero te llevará directamente a la habitación de Anne y luego podrá ir a ver a otros residentes. Ella solo quiere amar a todos", afirmó Kasey.
Maggie es confiada, además de cariñosa. Camina sin correa, incluso en las calles de Londres. Cuando Carlin la llama desde el otro lado del campo, Maggie corre feliz hacia ella.
"Ella no sabe lo que está frente a ella, pero simplemente correrá a menos que yo le diga que se detenga, que gire a la izquierda o que gire a la derecha", dijo. "Piensa en lo aterrador que sería. No haría eso por nadie, pero ella lo hace. Ella simplemente se pone manos a la obra. Ella es literalmente a prueba de balas", contó.

El entusiasmo de Maggie por la vida inspiró a Carlin a escribir un libro titulado La vida milagrosa de Maggie the Wunderdog. La página de Instagram de Maggie suma más de 491,000 seguidores.
Gracias a la popularidad de Maggie, ha recaudado más de 40,000 libras esterlinas para organizaciones benéficas caninas. También ayuda a encontrar un hogar a las mascotas con discapacidades.
Incluso Carlin publica perritos en las redes sociales de Maggie y los cría y adopta. Su última adopción fue Millie, que tiene cuatro balas alojadas en el cráneo y le falta la nariz.

A pesar de sus desafíos, Maggie, Millie y Mishka ahora tienen un comportamiento "perfecto", según Carlin.
"Siempre que estén libres de dolor y felices, realmente no me importa cómo se ven", dijo.

Ella espera que las personas se sientan inspiradas con la historia de Maggie y consideren la posibilidad de adoptar mascotas, en particular perritos mayores y con discapacidades.
"Nadie quería a Maggie, y ahora tiene medio millón de personas que la aceptarían en un instante si la ofreciera porque es una buena perrita", afirmó. "Todos los perros son buenos. Solo tienes que trabajar con ellos, comprender sus límites, respetarlos y construir ese vínculo… Maggie hace todo esto bien, y solo está siendo ella misma", concluyó.
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