El Capo está impaciente y desconfía de su amante, sus preguntas lo mortifican. Julieta y Juan aceptan el consejo de su madre, quien los abraza fuerte para que ellos enfrenten la verdad.
Nancho coacciona a Julieta para que se involucre en la logística para sacar al Capo de la prisión. Aunque Marcela sale en libertad condicional, ella cree que está en desventaja con Isabel.
Perrys respira aliviada al ver que se retiran los soldados que estaban cerca; el avión espía se comunica por radio con Guillermo. Felipe se entera en la cárcel que su esposa le dijo la verdad.
Perrys, la mejor sicario del país, sale del búnker a cumplir con la misión, pero la tropa lo impide. El Capo cuenta cómo conoció a esta mujer; su esposa Isabel y su amante Marcela se impactan.
El Capo y su grupo se esconden del helicóptero que los busca, desde el aire ven un paquete que se les cae; la persecución se agudiza. Marcela le hace una inquietante advertencia a Grisales.
La declaración del Capo es esencial para que el fiscal general acate la solicitud del presidente; Valentina llega a un punto crítico en sus exigencias, a pesar de ser víctima de intimidaciones.
El presidente le revela al país quién es el infiltrado del Capo en su gobierno; hacen varias detenciones. Guillermo y la tropa llegan a orillas del río, el otro escondite de Pedro está cerca.
Guillermo le pide al Capo que se entregue y aunque no lo convence, por primera vez duda; Marcela no cambia sus planes. Los muertos quedan en el pueblo después de desgarradoras despedidas.
Perrys y Chemo revisan las cercanías de la finca, encuentran a un Capo afectado con la idea fija sobre la persecución; ella lo reconforta. Nancho visita a Laura y los otros dos hijos del Capo.
Chicote y sus hombres golpean a Tato para mandarle una razón al Capo, él debe dar una respuesta. Marcela nota la angustia cada vez mayor de Valentina, quien teme por su vida y la de su hija.
El Capo está perdido, los buzos se sumergen en el lago y el horror estremece a todos. Dos soldados hallan la entrada del búnker; los militares a cargo de la misión plantean una medida radical.
Marcela deja cabos sueltos cuando el Capo no está preparado para recibir la peor noticia de su vida; Isabel está destruida, son demasiadas revelaciones juntas. El ministro tiene sus sospechas.
Marcela no encuentra otra salida, se apoya en su amiga periodista para evitar una tragedia nacional. Juan está entre la espada y la pared, el ministro le pide un retrato hablado del Capo.
Tanto el Capo como el Gobierno intentan como sea que Valentina entregue la grabación, el abogado la manipula. Nancho busca la última salvación de su hermano; Felipe manda a llamar a su padre.
El destino del Capo y su gente es morir ahogados, el túnel está tapiado y las riñas empeoran. El gobierno celebra que no hay nadie vivo en el lago, pero el avión espía capta una señal.
El Capo pone una condición para entregarse, su familia también tiene exigencias; el presidente cede, quiere salvar la vida de Guillermo. Pedro tiene una sospecha por lo que toman otro rumbo.
La ofensiva de Chicote comienza, sus hombres hacen una emboscada para matar a los escoltas del Capo; la situación de Guillermo se complica. Valentina enfrenta con razones al abogado Renán.
Guillermo encuentra apoyo en Tato para luchar por la vida de su hijo, él incita a los presos a alzar sus voces para exigir el traslado a un centro médico; el Capo se une a la protesta.
Nancho los desconcierta, le dice a su hermano Pedro que se niega a morir ahogado; Juan recuerda cuando cambiaron de identidad. Grisales encuentra una prueba en el lago, un sargento lo vigila.
Es el peor día del Capo, la DEA espera en el aeropuerto, su abogado y sus guardaespaldas actúan para impedir su traslado, las detenidas con él, rezan; Valentina corre para cumplir con su amiga.
Julieta le avisa a Isabel que la tropa está por llegar, el Capo la tiene atada a un árbol junto a Marcela, tras darles una insólita prueba de amor; él espera a su hija, no sospecha la traición.
Faltan minutos para que bombardeen el lago, Marcela y Juan burlan el cordón militar; sus vidas penden de un hilo. El Capo da una orden y todos la cumplen, sin embargo, la salida se complica.
En la oscuridad, la gente del Capo busca a los sospechosos del disparo, Pedro tiene por dónde escapar. En la cárcel, el director de Inteligencia amenaza a Julieta, quien se niega a declarar.
Isabel y Pedro se derrumban del dolor, se consuelan con recuerdos ante su hijo muerto, pero un ruido cerca de la caverna los estremece. El general Gaviria informa dónde cree que está el Capo.
En el búnker se despiden de la vida con un brindis, pero Perrys descubre un último y peligroso recurso. Pedro se niega a dejar el dinero y hace una confesión, su esposa lo deja atónito.
Marcela le revela a Isabel sus intenciones con el Capo y su relación con Manchola, revive trágicos momentos. La enfermera que ayuda a Tato duerme a los soldados, pero pierde la orden de salida.
Isabel discute con sus hijos sobre dónde esconderse. Marcela nota que unos hombres la siguen en el terminal cuando ella regresa a la finca. Nancho presiona para ejecutar la orden del Capo.
El bombardeo los atrapa y el búnker se inunda, Pedro se niega a dejar el dinero y cae la segunda bomba; los cuerpos y billetes flotan en el búnker. Julieta da la cara para revelar su secreto.
El Capo no aguanta la incertidumbre sobre la suerte de su hijo en el atentado, se prepara para salir de la finca, pero Marcela lo detiene. Julieta se acerca al lugar de la explosión.
Nancho le cumple al Capo, tiene los explosivos y al enfermo terminal en medio de la angustia para liberar a su madre. El presidente escoge entre evacuar o redoblar la seguridad del Senado.
Isabel le reclama a Pedro porque prefiere a su amante; está a punto de cometer una locura y no pueden detenerla. Juan, el hijo del Capo, se arriesga, su hermana Julieta teme que los descubran.
Un grito a la entrada de la caverna le anuncia al Capo y su gente que deben entregarse. Los generales se niegan a cumplir la orden de Guillermo; un tiroteo deja bajas de ambos bandos.
Una llamada despierta el temor de la familia de Pedro al perder la identidad secreta. Grisales empaca y recibe un mensaje del fiscal general, en una acción desesperada saca su arma.
El Capo llama al fiscal Grisales, su informante; sólo con su ayuda se salva de la captura. Isabel y Marcela escuchan aterradas las atrocidades que cometió Pedro, quien revela más secretos.
En la lancha, el Capo y su grupo huyen hacia Bogotá, llegan a la primera parada de su viaje; el presidente sigue el consejo de sus colaboradores. Julieta descubre más secretos de su familia.
El presidente releva a Guillermo del cargo al decidir que va a capturar personalmente al Capo, él recibe un crucial apoyo. La enfermera amiga de Tato, da una idea para robar el cuerpo de Juan.
El Capo hace una llamada sin pensar en las consecuencias y le da otra pista al avión espía. La captura es inminente, el nerviosismo y las riñas convierten al búnker en un caos.
Perrys se infiltra en el operativo y desconcierta a Grisales; él teme que lo descubran. El Capo cuenta sórdidos detalles del asesinato del periodista que lo delató; Marcela queda sin aliento.
Julieta en la clínica espera impaciente cuando el médico lee la lista de fallecidos. Marcela no deja de apuntar con su arma al Capo, llega al fondo de sus secretos, incluso los más dolorosos.
Marcela tiene miedo, quiere evitar la muerte de inocentes en el atentado que planea el Capo. Inician la prueba del polígrafo a los militares, el presidente pide datos exactos de los implicados.
Isabel no quiere esperar por Marcela y obliga al Capo a escoger a una de las dos, él reafirma sus sentimientos. La noticia sobre el resultado del operativo hace tambalear al alto mando militar.
El coronel Gaviria confirma que hay un infiltrado, somete a Grisales a una requisa; el celular es su perdición. El pánico crece en el búnker, piden que el Capo se rinda, él pierde la paciencia.
La periodista Valentina no sabe qué hacer con la grabación del Capo, solo su amiga puede ayudarla a decidir. Pedro se exaspera en su celda, busca alternativas para impedir la extradición.
Marcela tiene sobre sus hombros el peso del plan para salvar al Capo; ella persuade al ministro cuando llega con Juan a la finca. Pedro no tiene otra opción con Tato, su guardaespaldas.
Pedro celebra al llegar a una nueva finca, pero es amenazado de muerte, su elección lo lleva a una encrucijada. En la intimidad, Marcela le pide saber más sobre el nacimiento de Juan.
Los buzos hallan el celular que estaba en el búnker, pero el resultado no es el esperado por el Capo, él teme lo peor. Isabel no suelta el arma, solo un ingenioso plan puede salvar a Marcela.
Las requisas en las adyacencias al Senado llevan a Perrys a buscar opciones. Nancho llama a sus sobrinos, le dice al Capo que detengan el atentado; Marcela le suplica a Pedro que lo suspenda.
Julieta se mete en problemas al verse obligada a mentir para encontrarse con su madre; su hermano celebra un detalle especial de su novia y despierta el interés de todos en un restaurante.
El Capo entretiene a Nancho para que no se dispare, revela cómo lo metió en el negocio y el nombre de sus socios; el agua no les apaga la codicia. Julieta busca cómo saber de su familia.
El terror crece, el Capo se siente atrapado y sospecha de todos, hasta de su esposa y su amante. La búsqueda se intensifica; Guillermo, el ministro, recibe la orden de encontrar al infiltrado.
Guillermo presiona a Julieta para que colabore con la captura del Capo, ella se desespera, la vida de sus padres está en peligro; todos se conmueven al escuchar su conversación telefónica.
Julieta no sabe si tiene la fuerza para manejar lo que ocurre con su familia, las palabras de Felipe son determinantes. El odio se apodera de Isabel, ella le apunta con un arma al Capo.
Pedro no puede evitar que la corriente se lleve su dinero, Guillermo y la tropa van camino al río. El presidente ordena buscar a los insubordinados, ya sabe quiénes son los hijos del Capo.
La tensión en el búnker se convierte en euforia cuando el ejército aborta el operativo; todos se disponen a salir de la guarida, pero una imprudencia provoca que estén de nuevo en peligro.
Los detenidos con Pedro están en peligro, las mujeres huyen de la muerte; Chicote, viejo enemigo del Capo, planea su venganza. El presidente exige que Valentina le entregue la grabación.
Marcela discute con Valentina y le confiesa cuáles son sus sentimientos. El Capo necesita dinero para su seguridad dentro de la cárcel; Antonio, un experto en fugas da indicaciones precisas.
A escondidas del presidente, Guillermo y los generales buscan al Capo, quien huye de nuevo y deja pistas. Chemo y Perrys llevan el cuerpo de Juan, una alcabala militar los detiene.
El narcotraficante Pedro Pablo León, el Capo, huye del ejército colombiano que lo busca por aire y tierra. Él y su gente creen que al llegar a un escondite bajo el lago se libran de la captura
Faltan Perrys y Tato por ser capturados por el gobierno, dos efectivos los tienen cercados, ambos quedan asombrados por quien los salva; Velandia escucha ruidos entre los mausoleos.
Velandia tiene información de último minuto para el coronel Concha, se dirige a su despacho. El Capo desconfía del desenlace de la fuga, se despide de Marcela y le asigna una misión.
El Capo toma partido con sus propias manos para librarse de las provocaciones de Chicote; su hija está en la mira de enemigos. No hay tregua para Valentina, Marcela se muestra intolerante.
Pedro llega a la prisión de mujeres para liberar a Isabel, el ejército los persigue para cerrarles el paso; Nancho lanza sacos como maniobra y calma la angustia que se vive en el camión.
El Capo recibe respuesta de los mexicanos para contar con sus hombres y armas; el reñido encuentro con Velandia lo lleva a tomar una táctica extrema para contrarrestar al gobierno y a Vanegas.
Nancho va camino a la cárcel en un camión blindado acompañado de un grupo de sicarios; Velandia no puede vacilar, pero desconfía de que el Capo cumpla con la promesa de liberar a su familia.
Marcela le da a Pedro la noticia sobre su extradición, ella le hace una promesa. Nancho recibe el aviso de otro atentado que se trama en contra de su hermano, mientras Julieta es secuestrada.
Pedro cree que puede sobornar a Velandia, aunque tiene otra opción para obligarlo a que colabore con la operación que adelanta Nancho. El presidente firma el documento de la extradición.
Concha es obligado por Vanegas a revertir la estrategia con el gobierno y a ordenar el asesinato de Laura; el Capo afronta con tristeza la traición de su socio, encabeza un fuego cruzado.
Al presidente le informan del riesgo de fuga al momento del traslado, propone otra ruta y nombra a Velandia como nuevo director de la prisión. Una celda de la cárcel de mujeres arde en llamas.
El general Gaviria recibe el informe sobre los cuerpos encontrados, la prensa anuncia la muerte del Capo y Nancho; la madre de Pedro llora con profundo dolor su pérdida al saber la noticia.
El Capo arriesga a su único hombre de confianza para lograr un convenio con Vanegas. El fiscal general firma acuerdos con los detenidos, ellos tienen contados sus últimos segundos de vida.
Nancho actúa con rapidez cuando el jefe de inteligencia recibe una llamada de alerta, se inicia una balacera. El presidente es presionado por el gobierno estadounidense para entregar al Capo.
El Capo pierde el control, está desconsolado por la muerte de su familia; Marcela se desespera al no recibir sus llamadas y lo da por muerto, Isabel tiene la esperanza de que él aparezca.
Marcela enfrenta de la manera más dolorosa sus sentimientos frente al Capo, ella le cuenta que está embarazada. El general Moreno se juega todas las cartas, él duda hasta del mismo presidente.
Pedro nota que algo anda mal al ser trasladado a su segunda declaración, un grupo de reos tiene las armas listas. De la pericia de Nancho depende una alianza para que su hermano escape.
Velandia aún no sabe nada sobre su familia, mientras el Capo encuentra cómo salir de donde está escondido. Isabel está confundida, no cree que Marcela los delate, pero busca donde refugiarse.
El presidente evalúa acciones drásticas en una reunión con su gabinete; Velandia, quien es señalado públicamente por el gobierno como un traidor, tiene una oportunidad para matar al Capo.
La fiscal posterga la declaración del Capo, él la seduce; se vale de opciones para evitar que lo muevan a otro centro. Isabel y Perrys necesitan ser seleccionadas como finalistas del concurso.
La rivalidad entre las mujeres del Capo se acentúa en el sepelio; él se vale de una llamada para confundir a Marcela, la cita en un café. Priscila, la infiltrada del gobierno, está atenta.
Vanegas y Pedro dan las órdenes a sus hombres antes del duelo. Marcela lleva al ejército hasta la bodega para la captura, se desata una balacera; ella y Velandia quieren ejecutar su venganza.
Valentina asiste a la cita con el presidente, él quiere deshacerse de la grabación que lo compromete. Una visita desmorona al Capo, mientras Chicote tiene claro el momento de su revancha.
Isabel, Perrys y Tato se debaten entre su afán de ir al velorio y el riesgo a ser capturados por el ejército. La ira de Velandia es indetenible, no piensa dejar impune la muerte de su familia.
Isabel escapa de Vanegas en medio del banquete que él ofrece cuando Pedro tiene preparado un asalto armado para rescatarla, pero el ejército detiene a Barón, sospechan de su falsa identidad.
El Capo quiere reivindicarse y no hacer más daño, él protege a los suyos cuando Velandia los persigue a la salida de la funeraria. Marcela duda de su decisión, se desahoga con su madre.
Marcela les pide perdón a sus padres, les cuenta la realidad y la consecuencia de su amor por el Capo; ella no imagina quién es testigo de su declaración a la prensa al llegar a la morgue.
Vanegas quiere convencer a Pedro para volver a los negocios juntos, Isabel los detiene. Velandia comprueba que el Capo está vivo, mientras el coronel Concha despeja las dudas del presidente.
Isabel, Marcela y Julieta se despiden entre llantos de los muertos en el cementerio, el Capo se esconde tras otras tumbas; Priscila le informa al coronel Concha sobre quiénes están presentes.
Los soldados secuestrados en el búnker ofrecen declaraciones, ya no temen por sus familias. Los hermanos del Capo llegan al entierro, están preocupados por la desaparición de su madre.
El Capo desconfía de Vanegas, los detalles preparados para recibir a Isabel despiertan su suspicacia; el presidente cuestiona quién está detrás del secuestro de las mujeres de León Jaramillo.