Michell Barrow llevaba tiempo con fuertes dolores abdominales y finalmente decidió ir a visitar a su ginecólogo. En un principio, la joven pensó que el dolor era debido al anticonceptivo DIU, mientras que su doctor dijo que el dolor podía venir de unos quistes ováricos, según publicó el Daily Mail en su página.
Finalmente, ninguno de los dos tenía la razón, pues lo que descubrieron en el estómago de la joven era una bola de cinco centímetros de pelo de gato que tenía introducidos en el interior de su vagina, después de haber estado tres años durmiendo con sus mascotas, dos gatos llamados Cricket y Donut.
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El doctor tuvo que extirpar la bola con unas tijeras, ya que la masa de pelo se había enganchado al DIU, aunque afortunadamente la cosa no pasó a mayores y Barrow ya está libre de pelo.
La muestra extraída fue mandada a analizar, pues el doctor incluso pensó que se podía tratar de fibra de algún tampón olvidado, pero el resultado fue: "masa no identificada".
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Tras la vergonzosa situación, Barrow le echó la culpa a las sábanas, que no cambia a diario, según dijo.
"Mi teoría es que las sábanas son los culpables: no suelo cambiarlas todos los días", cuenta. La mujer dijo además que el pelo de gato podría haberse introducido por los movimientos que ella y su pareja realizaban mientras hacían el amor.
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