Una familia se encontraba en el funeral de uno de sus miembros en el departamento de Copal, en Honduras, cuando una situación insólita ocurrió. Osmar Adonay Urbina Ayala, de 14 años, había muerto, según relató la madre del jovencito.
Al reportarles del fallecimiento, los padres del chico acudieron a reconocer el cadáver, que tenía diversos impactos de bala por arma de fuego en la cabeza y en el cuello.
Pese a que el cuerpo tenía heridas en la cara, todo indicaba que sí era Osman, por algunas cicatrices que coincidían, dijo Vilma Ayala, madre del chico, por lo que organizaron el funeral. Sin embargo, todo se trataba de un error.
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Nosotros nos sorprendimos. Me dijeron: ‘aquí está llamando Osman', y era mi hijo que estaba llamando”, indicó Vilma. “Aquí estoy en la frontera. Yo estoy vivo, no estoy muerto”, dijo Osman a través de una videollamada.
Los padres de Osman explicaron que se confundieron debido a que el cadáver tiene una cicatriz de quemadura en uno de los brazos y lesiones idénticas a las que tiene el adolescente.
Osman se encuentra a salvo en la frontera de México, pues desde hacía algunas semanas viajó rumbo a Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
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Pese a la gran confusión, la familia dijo que siguieron con su plan de darle sepultura al cadáver, de quien se desconoce su identidad. “Es un ser humano”, finalizaron.
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