Un menor que había sido declarado muerto en el poblado de Santa Bárbara, en Honduras, fue desenterrado por sus familiares en el cementerio del municipio de Protección.
Alguien de la propia familia aseguró que escuchó al niño llorar cuando caminaba por el panteón, por lo que decidió ir por sus demás parientes y sacar al bebé. Al conseguir tener al menor fuera, todos oraron con fe por lo que parecería un milagro, sin embargo, no dio señales de vida.
Después fue llevado al hospital, pero el niño no tenía ningún signo vital”, dijo una persona cercana a la familia.
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En el centro médico regresaron el cuerpo a la familia y les volvieron a confirmar que el nene estaba muerto. Mientras tanto la familia seguía en oración pidiendo para que resucitara o para que su alma descansara. El recién nacido contaba apenas con tres meses de vida y murió al sufrir síndrome febril.
Expertos indican que el caso de este bebé pudo haberse tratado de una catalepsia, es decir, un trastorno neurológico poco común caracterizado por la rigidez muscular y pérdida temporal de la capacidad de moverse o responder a los estímulos externos.
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Durante la catalepsia, el pequeño pudo quedar en una posición rígida y mantenerla durante un tiempo variable. Un episodio de este trastorno puede durar segundos, minutos e incluso horas.
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