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¿Se pegan los imanes a personas vacunadas contra el COVID-19? Expertos opinan

Una serie de videos en redes sociales aseguran que las personas vacunadas contra el coronavirus pueden atraer imanes y metales pero, ¿será cierto?

A través de plataformas digitales circulan una serie de mensajes, fotos y videos que defienden la teoría de que las vacunas contra COVID-19 contienen soluciones metálicas que magnetizan la zona del brazo donde son inmunizadas.

Las grabaciones muestran a distintas personas a las que se adhieren en el brazo imanes, cucharas, monedas, tijeras o teléfonos, y fueron publicados por usuarios tanto en España como en otros países de América Latina.

En realidad, es físicamente imposible que una vacuna contenga algún tipo de solución metálica capaz de atraer imanes o de actuar como uno de ellos, tal como confirma el físico Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencia y Salud (CCARS).

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Lograr una atracción que sujetara un imán en la piel con fuerza suficiente requeriría inyectar una gran cantidad de sustancia magnética, según explica Nájera, quien advierte además de que ese “material magnético líquido” sería tan denso que “no cabría ni por la aguja”.

Además de ser muy densa, esa sustancia magnética sería un “líquido oscuro”, en absoluto transparente, y, por tanto, “sería visible” en la jeringuilla, advierte este físico. ¿Cómo se consigue entonces el efecto de adherencia a la piel que muestran los vídeos? Simplemente se trata de “un efecto de presión, de succión” provocado por “la propia humedad de la piel”, como el que puede experimentar cualquiera que se pegue una moneda en la frente o una cucharilla en la nariz después de echarle vaho.

Así, puede ser una moneda o la pantalla de un teléfono móvil, siempre que la superficie de la piel sea lisa. Si, por el contrario, fuera rugosa o seca (por ejemplo, mediante el uso de polvos de talco), el efecto ventosa facilitado por la humedad desaparecería.

Es “absolutamente imposible” que los controles legales y sanitarios, nacionales e internacionales, impuestos a las vacunas permitieran componentes de este tipo, advierte asimismo el doctor Amós García Rojas, jefe de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno canario y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).

(Con información de EFE)

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