La NASA tiene un nuevo y sofisticado modelo de ordenador que utiliza Inteligencia Artificial para analizar las mediciones del viento solar y así poder predecir dónde golpeará una tormenta solar.
Un equipo internacional de investigadores del Frontier Development Lab, una asociación público-privada que incluye a la NASA, el Servicio Geológico de EE.UU. y el Departamento de Energía de EE.UU. desarrollaron la herramienta para buscar vínculos entre los vientos solares y perturbaciones geomagnéticas, o perturbaciones que causan estragos en la tecnología.
El sistema tiene la capacidad de detectar el fenómeno meteorológico, en cualquier lugar de la Tierra, hasta con media hora de anticipación. Científicos explican que ante la alerta que se emita se tendría tiempo suficiente para preparar y evitar impactos graves en redes eléctricas y otras infraestructuras críticas.
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Los investigadores aplicaron un método de IA llamado “aprendizaje profundo”, que entrena a los ordenadores para que reconozcan patrones basados en ejemplos anteriores y utilizaron este tipo de IA para identificar las relaciones entre las mediciones del viento solar realizadas por las misiones de heliofísica (incluidas ACE, Wind, IMP-8 y Geotail) y las perturbaciones geomagnéticas observadas en las estaciones terrestres de todo el planeta.
A partir de ahí, desarrollaron un modelo de computadora llamado DAGGER (formalmente, Deep Learning Geomagnetic Perturbation) que puede predecir de manera rápida y precisa las perturbaciones geomagnéticas en todo el mundo, 30 minutos antes de que ocurran.
Según el equipo, el modelo puede producir predicciones en menos de un segundo y las predicciones se actualizan cada 60 segundos.
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DAGGER es el primero en combinar el análisis rápido de IA con detección real desde el espacio y en toda la Tierra, para generar pronósticos actualizados con frecuencia que son veloces y precisos para localizar en todo el mundo.
Con modelos como el DAGGER, es posible que algún día haya sirenas de tormentas solares que hagan sonar la alarma en centrales eléctricas y centros de control de satélites de todo el planeta, finalizaron los científicos.
Cabe recordar que los sucesos más extremos relacionados con grandes llamaradas y tormentas solares, como el evento de Carrington que ocurrió hace más de 150 años, pueden causar una destrucción masiva de la infraestructura eléctrica y de comunicaciones: si ocurrieran hoy, en un mundo tan dependiente de estas redes, dejarían al planeta completamente incomunicado y generarían grandes pérdidas económicas.
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